18 de septiembre 2020 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson

¡Hola amigos! ¿Sabían que el sábado 19 de septiembre es un día muy importante para casi 2 millones de jóvenes en todo el mundo? Eso es porque es el «Día Mundial del Conquistador», un día reservado cada año para destacar a los jóvenes que participan en el Club de  Conquistadores.

El Club de Conquistadores ha sido un componente oficial del departamento de ministerio juvenil de la Iglesia Adventista del Séptimo Día desde 1950, ¡así que este año se celebran 70 años de Conquistadores en todo el mundo!

Este sábado se transmitirá por la página de Facebook del Ministerio Juvenil, un programa especial alusivo al Día Mundial del Conquistador. Para obtener más información, visita el enlace a continuación: youth.adventist.org

En caso de que no estés familiarizado con los Conquistadores, esta organización juvenil Adventista del Séptimo Día, involucra a jóvenes de 10 a 15 años, y está llena de acción, aventura, desafíos, actividades grupales, y tiene un fuerte componente espiritual. Brinda oportunidades para el desarrollo de nuevas actitudes y habilidades que producen crecimiento personal, espíritu de equipo y un sentido de lealtad y respeto por Dios, Su Creación y Su Iglesia. Quizás una de las actividades más conocidas del club es el gran camporee internacional que se lleva a cabo cada cinco años, en OshKosh, Wisconsin, en los Estados Unidos.

Este año, el tema del Día Mundial de los Conquistadores es “Reconciliado: Donde pertenezco” y se centra en la historia de un padre, el de la historia del Hijo Pródigo, con el texto clave de Lucas 15:22, donde el padre recibe en casa, a su hijo descarriado. Este hijo, que exigió su herencia anticipada y luego la desperdició de manera muy irresponsable, decidió por fin volver a casa. Leemos la escena conmovedora en Lucas 15:18-24.

18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.  20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.  21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.  22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.  23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;  24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

Qué hermosa historia es esta para todos nosotros, jóvenes y no tan jóvenes. Contiene lecciones eternas para nosotros, dándonos una hermosa imagen de un Padre Celestial que nos ama y está esperando ansiosamente para darnos la bienvenida a casa.

Quizás tú, amigo, te hayas extraviado o estés tentado a alejarte de Jesús. Tal vez sientas que has ido demasiado lejos para dar marcha atrás.

“No prestéis oído a la sugestión del enemigo de permanecer lejos de Cristo hasta que os hayáis hecho mejores; hasta que seáis suficientemente buenos para ir a Dios. Si esperáis hasta entonces, nunca iréis.” Leemos en el hermoso Libro, Palabras de Vida del Gran Maestro”. Levantaos e id a vuestro Padre. Él saldrá al encuentro muy lejos. Si dais, arrepentidos, un solo paso hacia él, se apresurará a rodearos con sus brazos de amor infinito… Él conoce el primer esfuerzo del corazón para llegar a él. Nunca se ofrece una oración, aun balbuceada, nunca se derrama una lágrima, aun en secreto, nunca se acaricia un deseo sincero, por débil que sea, de llegar a Dios, sin que el Espíritu de Dios vaya a su encuentro. {PVGM 162.1}

¡Qué hermosa y preciosa promesa!

¿Y saben?, esta conmovedora historia también habla a nuestro corazón al dar la bienvenida a aquellos que se han descarriado. ¿Claman nuestros corazones por aquellos que quizás crecieron en la Iglesia, quizás incluso participaron en los Conquistadores y otras actividades juveniles, pero que de alguna manera se han perdido? ¿Dedicamos tiempo en oración por estos queridos jóvenes, suplicando al Señor que los haga volver? ¿Encontramos formas de acercarnos a ellos, haciéndoles saber que nos preocupamos y que los extrañamos? Y cuando regresan, ¿les damos la bienvenida con los brazos abiertos?

Hay mucho que podemos aprender de esta parábola. Tomemos en serio el maravilloso tema del Día Mundial del Conquistador de este año: «Reconciliado: Donde pertenezco». Con Dios. ¡Ahí es donde todos pertenecemos!

Jesús prometió en Juan 14:1-3: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”.

Oremos juntos,

Padre celestial, te damos gracias por estas maravillosas promesas, de que has preparado lugares para nosotros, y que nos reconociste incluso desde muy lejos antes de llegar a casa.

Tú anhelas que vayamos a tu presencia.

Señor, bendice a los Conquistadores. Bendice a los líderes de Conquistadores, bendice a los miembros de la iglesia que animan a los Conquistadores.

Y Señor, bendice a los jóvenes que pueden haberse escapado de ti. Tal vez sean incluso personas mayores que en un momento tuvieron alguna conexión con la iglesia y con el Club de Conquistadores, pero han dejado el redil. Tráelos de vuelta Señor y ayúdanos a hacer contacto con ellos y animarlos. Gracias Señor, por estas maravillosas promesas de Tu amor eterno por cada uno de nosotros, anhelamos el día en que nos reuniremos contigo en el cielo y nunca más separarnos. En el nombre de Jesús, lo pedimos. Amén.

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