11 de septiembre de 2020 | Nassau, Bahamas | Libna Stevens, Noticias de la División Interamericana

Un año después de que el Huracán Dorian destruyó las islas de Ábaco y Gran Bahama en las Bahamas, aún hay recordatorios de la devastación, y mucho tiene que aún ser reconstruido. Ante la pandemia del coronavirus que aún amenaza un territorio insular altamente dependiente del turismo, los líderes adventistas dedicaron tiempo a orar por la nación y dar gracias por la misericordia y protección de Dios durante la actual temporada de huracanes y la crisis por la pandemia, durante un programa especial en línea el pasado 4 de septiembre de 2020.

“Estamos aquí para agradecer a Dios porque nos ha traído hasta aquí, porque reconocemos que de no ser por el Señor, ¿dónde estaríamos? El pastor Eric D. Clarke, presidente de la Asociación Norteña de las Bahamas, al comienzo del programa. “Pasamos por un momento especial y particular durante el Huracán Dorian, pero queremos reflexionar en la manera en que Dios nos ha brindado su gracia”.

Los líderes de la iglesia leyeron las Escrituras, oraron juntos y escucharon a miembros de iglesia que aún están alabando a Dios por su providencia durante los fuertes vientos y grandes olas que afectaron sus vidas.

El pastor Erick D. Clarke (derecha) presidente de la Asociación Norte de Bahamas, habla con el pastor Leonard Johnson, secretario ejecutivo de la Iglesia Adventista en Interamérica, durante una visita inicial a Freeport, Gran Bahama, el 15 de septiembre de 2019. [Fotografía de archivo: Libna Stevens/DIA]

Sobrevivientes

Eric Auguste no puede olvidar los difíciles momentos que experimentó su familia en su hogar en Ábaco en esta terrible noche del 1 de septiembre de 2019. Los vientos huracanados de casi trescientos kilómetros por hora destruyeron su hogar, le sacaron el brazo derecho y arrastraron a su madre. “Fue muy pero muy difícil pasar por ello”, dijo Auguste, quien ha soportado muchas cirugías y ha logrado recuperarse en los Estados Unidos con su familia desde entonces. “Solo pude sobrevivir gracias al poder de Dios”, dijo en un mensaje de video. “Dios me ayudó con los gastos medicos, con un lugar donde alojarme, y a rehacer mi vida”.

William Brown, un miembro de iglesia de Freeport, Grand Bahama, se paró justo en frente de donde él y su familia tuvieron que nadar desde su casa en dos a dos metros y medio de agua para llegar a un lugar seguro mientras el huracán seguía rugiendo. “Agradezco a Dios aun ahora porque él nos ayudó a atravesar esto. De no ser por el amor y la gracia de Dios, mi familia y yo no estaríamos aquí”, dijo Brown. “Me apoyé en lo que dice su Palabra, de que nunca nos dejará ni abandonará”.

El pastor Wilson Isnord, quien estaba a cargo de dos iglesias en Marsh Harbour, Ábaco, reflexionó en el día antes de que llegara el huracán y cómo iba a las diversas comunidades con un altavoz advirtiendo a los residentes para que se refugiaran antes de que llegara la tormenta. Isnord y su familia sobrevivieron la creciente de las aguas y tuvieron que huir a un lugar seguro, dijo.

En medio de tantas familias que aún lloran la muerte de sus seres queridos, y que aún luchan por reconstruir sus vidas, que se vieron perturbadas por la crisis de la pandemia, sigue habiendo esperanza en Dios y su bondad, dijeron los líderes durante el programa en línea.

Eric Auguste, de la Isla Ábaco, habla a los que siguieron el programa en línea sobre la bondad de Dios después de esa fatídica noche del 1 de septiembre de 2019, cuando perdió a su madre y su brazo derecho como resultado del paso del Huracán Dorian. [Fotografía: Captura de pantalla]

“Mirar hacia atrás tiene que impulsarnos para mirar hacia adelante”

El pastor Leonard Johnson, secretario ejecutivo de la Iglesia Adventista en Interamérica y expresidente de la Unión del Caribe Atlántico, animó a los miembros y a los que seguían el programa a que usen cada oportunidad de crecer sin temor. “En medio de las pruebas y las tribulaciones, Dios tiene un propósito para nosotros”, dijo el pastor Johnson. “Dios nos ha dado poder, amor y buen juicio para que sigamos avanzando. Mirar hacia atrás tiene que impulsarnos para mirar hacia adelante”.

El ministro Hiram Lewis, del Ministerio de Gestión de Catástrofes de las Bahamas, agradeció a la Iglesia Adventista por su infaltable compromiso a la hora de brindar alivio y liderazgo espiritual en Las Bahamas. “Al avanzar en el proceso de recuperación, damos gracias por las vidas que están siendo restauradas”, dijo Lewis. “Aún nos falta mucho, pero declaramos que, con la ayuda de Dios, todas las cosas son posibles”.

El Líder Vicepresidente de la Oposición, el Honorable Chester Cooper, agradeció al liderazgo de la iglesia por elevar una reunión especial de oración por la nación. Solicitó asimismo a la iglesia que siga teniendo presente en oración a los desplazados y que continúen haciendo todo lo que pueden para suplir las necesidades básicas de los afectados. “Por favor, continúen orando por el gobierno y la oposición, dado que levantar a la nación constituye un gran peso”, dijo Cooper.

William Brown, de Freeport, Gran Bahama, comparte un video reciente del lugar donde él y su familia tuvieron que nadar por sobre dos a dos metros y medio de agua para llegar a un lugar seguro. [Fotografía: Captura de pantalla]

El pastor Peter Kerr, presidente de la Iglesia Adventista en la Unión del Caribe Atlántico que supervisa la obra adventista en las Bahamas, las Islas Caimán y las islas Turcos y Caicos, dijo que los residentes de Ábaco y Gran Bahama aún tienen muchas necesidades.

“La cuarentena obligatoria han enlentecido algunos de nuestros esfuerzos de reconstruir, los voluntarios ya no están viajando, y estamos haciendo lo mejor que podemos con fondos limitados, capacidades y obreros limitados”, dijo Kerr. Por ahora, se han quitado muchos escombros de Ábaco y se ha retornado a cierto tipo de normalidad, explicó.

“Durante los dos primeros trimestres del año, los miembros de iglesia estuvieron más esparcidos en las diferentes islas, pero muchos han regresado desde el verano para tratar de reparar sus propiedades y hallar empleo en la isla”, dijo Kerr. La pandemia ha interrumpido los cultos de la iglesia, pero las dos congregaciones de Marsh Harbour se han estado reuniendo en línea para los cultos semanales. Las restricciones permitirán que se lleven a cabo culto con grupos limitados de miembros, dijo.

El pastor Peter Kerr, presidente de la Iglesia Adventista de la Unión del Caribe Atlántico, dice que todavía hay que seguir reconstruyendo en la isla de Gran Ábaco. [Fotografía de archivo: Libna Stevens/DIA]

Isla de Gran Ábaco

Antes de la pandemia, los miembros de la iglesia adventista de Marsh Harbour se había estado reuniendo junto con la iglesia adventista Haitiana Salem, en la Escuela de Long Bay, una institución educativa que es propiedad de un miembro de iglesia.

El sitio de la destruida igleisa adventista Haitiana Salem ha sido despejado para que se construya una nueva estructura, dijo Kerr. “Hay un nuevo plan presentado al gobierno para tener una estructura temporaria en el lugar, que incluye una losa de concreto y una estructura de madera”.

El pastor Peter Watson, que ha permanecido en Ábaco pastoreando las congregaciones y coordinando la reconstrucción, dijo que se espera que la nueva estructura sea completada antes de fines de año.

Lugar donde la iglesia adventista Haitiana Salem fue destruida por el Huracán Dorian en Marsh Harbour, Abaco, y que está siendo limpiado para reconstruir una estructura más temporaria que permita que los miembros lleven a cabo sus cultos y tengan un impacto sobre la comunidad que los rodea. [Fotografía: Peter Watson]

La reconstrucción se hizo más lenta y cambió durante la cuarentena, dado que un equipo de los Estados Unidos había planificado colaborar con el proyecto, según Watson, pero los líderes de la iglesia se movieron con rapidez para hacer lo posible para planificar un nuevo lugar de cultos.

“Los miembros de iglesia de Salem están ansiosos de tener su propia iglesia y así seguir ejerciendo un impacto en la comunidad local”, dijo Watson.

Los líderes de la iglesia están analizando opciones para que la iglesia adventista de Marsh Harbour sea reubicada y se pueda construir un nuevo lugar de cultos después de que Dorian destruyera la estructura.

Es un desafío, dijo el pastor Kerr. “Aún estamos enfrentando necesidades reales que existen entre los habitantes de las islas. Las personas están haciendo lo mejor que pueden con lo que tienen”, dijo. Muchas aldeas aún están sin electricidad, debido a la naturaleza de las reparaciones que tienen que llevarse a cabo en Ábaco.

El edificio destruido de la iglesia adventista de Marsh Harbour no ha sido tocado. Los líderes de la iglesia están buscando reconstruir la iglesia en otra ubicación. [Fotografía: Peter Watson]

En la Gran Bahama

Grand Bahama está en mucho mejor estado, dijo el pastor Kerr. “La iglesia está manejándose bien, pero aún cuenta con necesidades de alojamiento y tiene que completar la reparación de algunos hogares”.

Como resultado de la pandemia, la Academia de Gran Bahama se ha visto muy afectada financieramente, dado que es más difícil que los padres envíen sus hijos a escuelas privadas. “Nuestro desafío es pagarles a los docentes cuando hay menos estudiante matriculados este año escolar”, dijo Kerr. Se ha planificado la reapertura de la escuela para este mes para clases en línea, gracias al suministro de tabletas y equipos a cargo de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) Bahamas.

Se han producido 74 muertes relacionadas con el COVID-19 en las Bahamas, y más de 2500 casos positivos para la primera semana de septiembre, según las estadísticas nacionales.

ADRA Puerto Rico también ha ayudado a financiar las reparaciones de decenas de hogares. “Hace tan solo dos semanas, recibimos fondos adicionales de Puerto Rico para ayudar con las reparaciones a los techos y los efectos personales de otras diez familias”, dijo Kerr. “Realmente apreciamos la ayuda de los donantes y amigos, que no nos han olvidado en nuestras luchas y aún se comunican con nosotros”.

Eric D. Clarke, presidente de la Asociación Norte de Bahamas (derecha), habla con José Albeto Rodríguez, presidente de la Unión Puertorriqueña (segundo desde la izquierda) sobre las necesidades en la Gran Bahama, mientras que Peter Kerr, presidente de la Unión del Caribe Atlántico (izquierda) y Elie Henry, presidente de la División Interamericana (tercero desde la izquierda), escuchan durante una visita inicial a la isla el pasado 15 de septiembre de 2019. ADRA Puerto Rico envió fondos para alimetnar a cientos de personas después del paso del huracán, y hace poco envió fondos para completar reparaciones a las casas de diez familias de Freeport, Gran Bahamas. [Fotografía de archivo: Libna Stevens/DIA]

A pesar de las interrupciones causadas por la pandemia y la incertidumbre y ansiedad que muchos están sintiendo, la iglesia ha redoblado sus esfuerzos a lo largo y a lo ancho de la isla para ofrecer esperanza. Muchas iglesias han participado de los esfuerzos de evangelización en línea. Como resultado, más de cincuenta nuevos creyentes se han unido a la iglesia en los últimos dos meses, dijo Kerr.

Continuar con los esfuerzos de reconstrucción

“Nos cuidamos mutuamente con lo que tenemos y el Señor continúa bendiciéndonos”, dijo Kerr. El sentido de familia entre los adventistas del mundo es algo que lo ha emocionado profundamente desde que pasó el huracán. “He aprendido a apreciar mucho más el amor y la compasión, el afecto, la preocupación y el apoyo que recibimos de nuestra comunidad de la Iglesia Adventista”.

Tiene que ver con la manera “que tenemos de valorarnos mutuamente”, dijo Kerr. “No tomar a nadie por sentado. Apreciar las bendiciones que Dios nos da, las comodidades y las conveniencias que disfrutamos cada día”. Implica apreciar la oportunidad de mejorar la vida de otras personas y sus maneras de ganarse el sustento.

Se ha planificado reanudar la reparación de techos y casas en las próximas semanas y meses a medida que haya fondos disponibles, dijeron los líderes de la iglesia. [Fotografía: Unión del Caribe Atlántico]

“Solo somos tan fuertes como busquemos fortalecer a otros, y estamos tan seguros como busquemos hacer que otros también lo están”, dijo el pastor Kerr. “Dios continuará ayudándonos, mientras continuamos orando por su protección y conducción”.

Traducción de Marcos Paseggi

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