“En los diez años que participé del colportaje, he estimado que llamé a cien mil puertas”, dice Justin Khoe, de 30 años, que es YouTuber y se describe como misionero digital. “Es mucho. Pero me llevó diez años. Puedo poner un video con contenidos similares como los que tendrían un estudio bíblico o un sermón y, en teoría, llegar a las mismas cien mil personas, pero con tan solo un video”.

Allá por 2015, esta “revelación” llevó a que Khoe persiguiera la misión de una manera completamente original que le ha permitido alcanzar —y establecer relaciones— con miles con los que jamás podría haberse conectado. A medida que el mundo de videos de YouTube ha explotado en los últimos años, a Khoe se le hizo difícil en un comienzo encontrar adventistas en la plataforma. Y cuando identificó a dos de ellos, sintió que el enfoque que usaban no resonaba exactamente con él. Se dio cuenta de que quizá había hallado un campo misionero aún no explotado.

Creación de una plataforma para el ministerio

Y así fue que comenzó. La primera “marca” de Khoe fue The Christian Vlogger, un canal donde publicaba videos sobre muchos temas relacionados con la fe y el estilo de vida cristianos. Al igual que lo que hacen los colportores, Khoe comenzó a fijarse un blanco para sí mismo en términos de número de personas que buscaba suscribir a su canal.

Admite que no estaba seguro a qué apuntar. La creación de contenidos necesita tener un enfoque disciplinado, y la idea básica era asumir el compromiso de hacer videos que atraigan de manera periódica a los usuarios. “Por eso dije: ‘Está bien. ¿Cómo se define el éxito en esta forma de ministerio?’ Y no tenía una manera de medir eso. Por ello, establecí un paralelo en mi mente de cada otra experiencia en un ministerio que hubiera tenido. Si fuera un instructor bíblico, o si fuera un evangelista, o si fuera alguien dedicado a establecer nuevas iglesias, por ejemplo, ¿qué significaría tener éxito después de doce meses?”

Khoe inicialmente se fijó un blanco de 250 suscriptores. Pero sintió que Dios lo estaba llamando a soñar más en grande y subió su blanco a 500. “Después de doce meses, había pasado los 250, pasado los 500, y entonces tuve más de 10 mil personas involucradas con regularidad en el canal, por lo que me dije: ‘Impresionante. ¿Qué es lo que está pasando?’”

La mayoría de los YouTubers comienzan su canal como un proyecto al margen de cualquier otra cosa que estén haciendo para ganarse la vida. Pero cuando comienzan a tener éxito en ese emprendimiento, el proyecto puede convertirse fácilmente en un trabajo de tiempo completo. Khoe se dio cuenta de que si esta manera de servir a Dios buscaba crecer, necesitaba comprometerse por completo. “Sentí realmente que Dios me estaba llevando en esa dirección”, dice. Aunque inicialmente trabajó para iniciativas patrocinadas por la iglesia, Khoe comenzó a sentir que podía hacer más para esparcir el mensaje más allá del empleo de la denominación. El ministerio de medios digitales no era tan bien comprendido por muchos con el poder de dar apoyo a la idea, y era difícil de convencer a otros. Así fue que Khoe decidió avanzar por fe y seguir por su cuenta.

A eso le siguió un crecimiento sostenido con casi ningún presupuesto. Khoe compartió algunas mediciones que reunió hace unos meses. En ese momento, con un presupuesto de promoción nulo, su canal ya tenía casi 1,5 millones de visitas, 48 mil “Me gusta”, 13.500 comentarios, 11.500 “Compartir” y 35 mil suscriptores nuevos. Además, ese mismo período resultó en 2300 pedidos de estudios bíblicos, y el 73 por ciento de ellos son de menores de 35 años.

El canal de Khoe, que ahora se llama “Te escucho, con Justin Khoe”, es único. En él, encuentra personas para hablar de todos los trasfondos de vida y religiosos. Ha establecido relaciones con ateos, paganos y misioneros mormones, entre otros, para analizar temas relacionados con la fe y hallar terreno común. La asombrosa diferencia es que Khoe no está allí tan solo para hablar de su fe. Él escucha, a menudo más tiempo del que pasa hablando, y esa es la clave que ha llevado a varios progresos muy profundos (no hago revelaciones aquí; tendrán que mirar su canal).

Los usuarios a menudo comentan sobre lo que están mirando o se comunican con Khoe para aprender más. Como el presupuesto no le permite producir por sí solo estudios bíblicos en este momento, Khoe conecta a las personas interesadas con la plataforma de Light Bearers.

Cómo alcanzar a un campo misionero digital

Todo esto nos lleva de regreso al concepto de ser un misionero digital. La idea es claramente efectiva pero, ¿qué ha llevado a Khoe a enmarcar su obra con esas palabras particulares? “Creo que fue mi intento de tratar de hallar lenguaje para ayudar a que la iglesia entendiera lo que estaba haciendo”, dice: “La gente pregunta: ‘Oh, ¿eres pastor?’ Y en broma respondo: ‘No, pero juego a serlo en Internet’”. Khoe dice que está convencido de que el punto real de su canal no es sumar números récords de bautismos sino presentar a las personas la posibilidad de tener una relación con Cristo.

“Al igual que el enfoque del libro Mero cristianismo de C. S. Lewis, su idea era: ‘Miren, les estoy presentando el pasillo y hay muchas habitaciones: la habitación bautista, la habitación episcopal, la habitación adventista, o la que sea. No les voy a decir cuál es la mejor habitación, sino que estoy tratando tan solo de mostrarles el pasillo’. Y ese siento que es mi función en Internet. Presentar a Jesús a las personas”.

La idea convencional de un misionero es de los que dejan su país para viajar a tierras lejanas, aprendiendo la cultura de su hogar adoptivo y adaptando el mensaje para las personas. “Un misionero, en mi opinión, es, y esto podría ser mi sesgo personal, alguien que presta atención a la cultura y se adapta”, dice Khoe. “Y cuando pensé en Internet y veo la falta de contenidos espirituales que había cuando comencé, pensé, ¿cómo traduzco lo que está pasando en un ambiente físico en la iglesia y hago que funcione en Internet?” Para Khoe, esto implica llevar el mensaje allí donde se encuentran las personas. No se puede decir que una plataforma como YouTube no cumple con ese objetivo.

Durante la pandemia, Internet ha permitido que la sociedad siga avanzando cuando los sistemas basados en la presencia física tuvieron que ser interrumpidos. Ya sea en el campo de la educación, la tecnología, la salud o, sí, también la religión, sin Zoom, Google Hangouts y YouTube, estaríamos en la ruina.

“Creo que en el futuro cercano, y quizá aun en el futuro extendido, está haciendo exactamente esto, y versiones de esto continúan desarrollando mi audiencia y contenidos, y aprendiendo lecciones que puedo llevar de regreso a la iglesia”, dice Khoe. “No veo que esto cambie desde mi perspectiva humana en los próximos años, porque aún lo veo como un área que no ha sido muy atendido dentro de nuestra iglesia. Por ello, mi intención es avanzar en esa dirección. Pero si Dios dice que ese no es el objetivo, entonces está bien. Me parece bien”.

Wilona Karimabadi es editora asistente de Adventist Review Ministries. Para mirar el canal de Justin Khoe (que ofrece muchos videos dignos de compartir), ingrese a I’m Listening with Justin Khoe. Sígalo en sus páginas de Facebook e Instagram buscándolo por nombre.

Traducción de Marcos Paseggi

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