30 de octubre 2020 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Por Ted N.C. Wilson

¡Saludos amigos! ¿Saben? Cuando comenzamos con estos mensajes de video semanales hace algún tiempo, COVID-19 estaba comenzando a afectar nuestras vidas y poner al mundo al revés. Y desde ese momento, hemos visto al mundo volverse más

inestable e incierto. Casi en todas partes vemos malestar, inquietud e incertidumbre. Las cosas no parecen mejorar y muchos corazones están llenos de ansiedad, temerosos de lo que se avecina.

Me recuerda cómo describe la Biblia los últimos días. En Lucas 21:25 y 26—

“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;  desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.”

Amigos, aunque los tiempos y las situaciones pueden cambiar, el miedo y la ansiedad no son nuevos. Remontándonos a la historia hace 2000 años, podemos verlo en los rostros de los discípulos de Cristo y escucharlo en sus voces, ya que están seguros de que se van a ahogar en el Mar de Galilea.

Las cosas no habían comenzado de esa manera. De hecho, había sido un día bastante normal, lleno de actividad mientras Jesús enseñaba y sanaba a las muchas personas que lo rodeaban. Pero ahora era el momento de irse y descansar un poco.

La noche era tranquila y agradable cuando Jesús y los discípulos subieron a la barca de madera. Tranquilos zarparon en el lago mientras navegaban hacia el otro lado. Pronto, Jesús se quedó profundamente dormido en la parte trasera del barco.

Sin embargo, todo cambió rápidamente. La oscuridad profunda se extendió por el cielo mientras el viento soplaba salvajemente por los cañones de las montañas a lo largo de la costa este, provocando que una feroz tempestad estallara repentinamente sobre el lago.

Los discípulos estaban aterrorizados. Estaba tan oscuro que ya no podían ver a Jesús y sus voces eran ahogadas por la terrible tormenta. ¿Dónde estaba Jesús? ¿Los había abandonado? Absortos por tratar de salvarse, remaron más fuerte y se olvidaron de Jesús. Fue solo cuando un rayo iluminó el cielo que vieron a Jesús, dormido en la parte de atrás. Había estado allí en la barca con ellos todo el tiempo.

Asombrados, lo despertaron y desesperados gritaron: «Maestro, ¿no te importa que estemos pereciendo?»

En el hermoso libro. El Deseado de Todas las Gentes, leemos:

“Sus clamores despertaron a Jesús. Pero al iluminarle el resplandor del rayo, vieron la paz del cielo reflejada en su rostro; leyeron en su mirada un amor abnegado y tierno, y sus corazones se volvieron a él para exclamar: “Señor, sálvanos, que perecemos.” {DTG 302.1} Nunca dió un alma expresión a este clamor sin que fuese oído…

Jesús se levantó. De pie en medio de los discípulos, mientras la tempestad rugía, las olas se rompían sobre ellos y el relámpago iluminaba su rostro, levantó la mano, tan a menudo empleada en hechos de misericordia, y dijo al mar airado: “Calla, enmudece.” {DTG 302.2}

Al instante, la tormenta se detuvo. ¿Puedes imaginar? De repente, el mar vuelve a estar en calma. Y asimismo los discípulos asombrados.

Hoy, amigos, de hecho estamos en medio de una tormenta, una tormenta de incertidumbre y miedo. Pero sabemos que se avecina una tormenta aún mayor. ¿Cómo podemos estar preparados para afrontarla?

En el libro, Nuestra Elevada Vocación, se nos da esta valiosa información:

“Esa noche, en aquel barco, los discípulos asistieron a una escuela, donde recibieron su educación para la gran obra que debían hacer después. Cada cual tendrá que enfrentar las horas oscuras de prueba, como parte de su educación para una obra superior, para un esfuerzo más devoto y consagrado. La tormenta no fué enviada a los discípulos para hacerlos naufragar, sino como una prueba, y para probarlos individualmente.” {NEV 58.4}

La autora continúa:

Pronto habrá terminado el tiempo destinado a nuestra educación. No tenemos tiempo para perder, caminando a través de las nubes de la duda y de la incertidumbre. … Debemos permanecer junto a Jesús. Que nadie … eluda una lección dura, o pierda la bendición de una disciplina severa. … {NEV 58.5} 

Amigos, de acuerdo a Hebreos 12:11, sabemos que:

“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.”

Entonces, a medida que atravesamos estos tiempos turbulentos, impredecibles e incluso aterradores, acerquémonos a Jesús, sabiendo que Él está con nosotros en la tormenta y quiere enseñarnos valiosas lecciones de fe y confianza en este momento, lo que nos ayudará ahora. y en el futuro.

Oremos

Oremos juntos, padre celestial, sabemos que podemos ser probados. Sabemos que sin apoyarnos en ti podemos estar preocupados y ansiosos por el futuro. Pero si nos apoyamos completamente en ti, lo que hacemos ahora mismo, podemos estar en paz gracias a ti porque eres el Dios de toda la paz y puedes calmar la tormenta. Tú puedes darnos un espíritu tranquilo.

A medida que avanzamos hacia tiempos turbulentos y difíciles, Señor te pedimos nos sostengas y ayudes a mantener nuestros ojos enfocados en ti y darnos cuenta que Jesús viene pronto y que con Su poder nos ayudará a proclamar este mensaje de esperanza para el futuro. Gracias por escucharnos y gracias por ser el amo de la tormenta y por traer paz y tranquilidad a nuestros corazones.

Que podamos compartir eso con otros ahora mismo a través de tu poder en el nombre de Jesús lo pedimos. Amén.

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