20 de noviembre 2020 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Por Ted N.C. Wilson
Hola amigos. Hoy, en nuestro breve momento de video juntos, consideraremos un pasaje muy interesante y serio, de la Escritura, que nos da un vistazo al juicio final.
En Mateo 25:31-40, leemos:
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
Como ustedes saben, este conocido pasaje continúa en los versículos 41-43, describiendo cómo Jesús luego se vuelve hacia los de la mano izquierda y dice las terribles palabras:
“Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.
Tristemente, los de la mano izquierda se sorprenden cuando se enteran de que cuando no ministraron a “uno de los más pequeños”, se negaron a ministrar al mismo Jesús.
Amigos, al mirar a nuestro alrededor hoy, hay muchas oportunidades para ministrar para Jesús. Pero un área que a menudo se pasa por alto y que afecta a “los más pequeños” es el ministerio especial de ayudar a los huérfanos y otros niños vulnerables.
Según estimaciones recientes, hay al menos 140 millones de niños huérfanos en todo el mundo, y casi 10,000 niños quedan huérfanos cada día. ¡Que tragedia! Qué triste pensar en las pruebas que estos preciosos pequeños enfrentan a una edad tan temprana. Lamentablemente, las estadísticas muestran que muchos de estos vulnerables se convertirán en una vida de delincuencia una vez que sean mayores.
Como Cristianos, como Adventistas del Séptimo Día, ¿qué podemos hacer para ayudar a alcanzar a estos seres preciosos, los “más pequeños”, antes de que sea demasiado tarde?
Esta es una gran pregunta y una que nos tomamos muy en serio. Con el fin de crear conciencia y alentar la acción, la iglesia mundial ha designado este sábado 21 de noviembre como el «Día Mundial de los Niños huérfanos y vulnerables».
Pueden encontrar más información en el sitio de Ministerios Especiales, cuya dirección aparece en la parte inferior de su pantalla.
Ahí encontrarán sugerencias y oportunidades sobre cómo pueden involucrarse en este día tan especial y en este ministerio importante.
En el libro Servicio Cristiano leemos esta hermosa y desafiante instrucción:
“Las buenas obras son el fruto que Cristo quiere que llevemos; las palabras bondadosas, los hechos de benevolencia, de tierna consideración para con el pobre, el necesitado, el afligido. Cuando los corazones simpatizan con otros corazones agobiados por el desánimo y el pesar, cuando la mano se extiende para ayudar al necesitado, cuando se viste a los desnudos, y el forastero recibe la bienvenida a vuestra casa y a vuestro corazón, los ángeles llegan muy cerca, y semejante acción halla respuesta en el cielo.
Todo acto de justicia, misericordia y benevolencia, produce melodía en el cielo. El Padre desde su trono contempla a los que realizan estos actos de misericordia, y los cuenta entre sus más preciados tesoros. Todo acto de misericordia hacia los necesitados, los que sufren, es considerado como hecho a Jesús. Cuando socorréis al pobre, simpatizáis con el afligido y el oprimido, y amparáis al huérfano, os colocáis en una relación más estrecha con Jesús. (p.234)
Que Dios bendiga a cada uno mientras, a través del poder del Espíritu Santo, nos acercamos con amor y cuidado a “los más pequeños”.
Oremos juntos,
Padre celestial. Gracias por permitirnos ser parte del ministerio de Cristo para llegar a los más pequeños de estas dos personas que están en gran necesidad.
Muéstranos Señor, la mejor manera de hacer eso pues de esa forma no solo estaremos ayudando a los necesitados, sino que estaremos haciendo el ministerio de Jesús, y tocando, por así decirlo, la vida misma de Cristo al tocar a estas personas necesitadas.
Señor, condúcenos a una relación adecuada contigo para que hagamos todo esto, no por motivos egoístas, sino porque te amamos y amamos a estas personas. Señor, cada uno de ellos es un candidato al cielo. Ayúdanos a mostrar tu amor de una manera poderosa. Para los necesitados y especialmente, Señor, pensamos en huérfanos, miles, cientos de miles. Si. Millones de huérfanos en todo el mundo.
¿Podrán ser atraídos hacia ti a través de bondadosos actos de fe y generosidad por los miembros de tu iglesia en todo el mundo? Ayúdanos a ser como tú y guía a otros a tu próxima venida. En el nombre de Jesús, te lo pedimos. Amén.