Después de nueve meses de lucha al frente de la batalla, los trabajadores del sistema de salud están recibiendo la vacuna contra el COVID-19. Las recientemente aprobadas vacunas ofrecen esperanza de poner fin al tremendo estrés que el virus ha impuesto sobre el sistema de atención a la salud.
Durante los breves días pasados, los proveedores de cuidados de salud han estado dando a conocer sus razones para recibir la vacuna.
“¡Las vacunas significan esperanza! Esto lo hago por mí, por mi familia, mis amigos y mi comunidad”, dijo Jennifer Quach, quien trabaja en el centro de maternidad de LLUH. El hijo de Jennifer sufre del síndrome congénito de obstrucción de las vías respiratorias (CHAOS), una rara condición que bloquea las vías respiratorias y las cuerdas vocales. Ella le acredita a esta condición una de sus mayores motivaciones para recibir la vacuna.
“Recibí la vacuna porque amo a mis prójimos como a mí misma”, dijo LeAnn Nash, una enfermera de la unidad pediátrica de cuidados después de la anestesia.
{%CAPTION%}“Me hice vacunar porque deseo proteger a mi familia y a mí mismo”, explicó Matthew Sutton, un residente de farmacología.
Tiera Evans, ginecóloga y obstetra, dijo: “ Yo me vacuné por bien de mis padres y de mis hijos”. A la doctora Evans se le unió en el mismo propósito su esposo, Joshua Gabel, un médico cirujano, quien expresó sus razones por recibir la vacuna, al decir: Yo me vacuné para proteger a mis pacientes, mis hijos y mi comunidad”.
“Yo me vacuné por bien de mi esposa, hijos, padres y por mis pacientes”, dijo Ryan Hayton, un médico cirujano que atiende enfermos de gravedad.
Mientras los trabajadores al cuidado de la salud continúan celebrando este histórico momento en el transcurso de la pandemia, el tono general de su testimonio es de alegría y optimismo en medio de esta increíblemente difícil situación.
La original version (versión original) de esta historia se publicó en el site (sitio electrónico) de Loma Linda University Health News.
Traducción – Gloria A. Castrejón