11 de febrero de 2021 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson, President de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día
Ted: ¡Hola, amigos! Estoy encantado de que Nancy, mi querida esposa durante 45 años, se haya unido a mí hoy para compartir unos momentos con ustedes.
En el libro de Génesis, capítulo 1, se nos da una descripción general del hermoso relato de la creación: Cómo Dios creó la Tierra y todo lo que hay en ella, en seis días literales, y todo «era bueno». Pero luego, en el capítulo 2, donde hay más de la historia la Creación, leemos que algo que «¡no era bueno!» El versículo 18 nos dice: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.”
Nancy: Y ustedes conocen el resto de la historia. Dios puso a Adán en un sueño profundo y realizó la primera cirugía, quitando una de las costillas de Adán y formando con ella, a Eva, la primera mujer.
Elena de White comparte este hecho importante:
“Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán; este hecho significa que ella no debía dominarle como cabeza, ni tampoco debía ser humillada y hollada bajo sus pies como un ser inferior, sino que más bien debía estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por él. Siendo parte del hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne, era ella su segundo yo; y quedaba en evidencia la unión íntima y afectuosa que debía existir en esta relación. (Patriarcas y Profetas, p.25)
Ted: Por supuesto, cuando Dios trajo a Eva a Adán, ¡fue amor a primera vista! Entonces Dios realizó la primera ceremonia matrimonial, bendiciendo al hombre y la mujer, uniéndolos para que los dos pudieran convertirse en uno.
Nancy: Ojalá pudiéramos decir: «Y vivieron felices para siempre», ¡porque esa era ciertamente la intención de Dios!
Ted: Dios quiso que el matrimonio fuera una fuente inagotable de gozo y amor, de compañerismo y crecimiento. Pero, lamentablemente el pecado entró en este mundo y, en lugar de ser una fuente de felicidad, el matrimonio se ha convertido con demasiada frecuencia en una fuente de dolor para muchas personas.
Sin embargo, ¡hay esperanza! Este maravilloso regalo que Dios nos dio en el Edén todavía se puede disfrutar hoy a través de Su bendición. El mismo Jesús que creó la institución matrimonial y que realizó su primer milagro en una boda en Caná, está ansioso por realizar Su milagro en nuestras vidas hoy.
Nancy: “Sólo la presencia de Cristo puede hacer felices a hombres y mujeres,” leemos en el maravilloso libro El Hogar Cristiano.“Todas las aguas comunes de la vida que Cristo puede convertir en vino del cielo. El hogar se convierte entonces en un edén de felicidad; la familia, un hermoso símbolo de la familia en el cielo” (p. 24).
Ted: El próximo sábado, 13 de febrero, comienza la «Semana del matrimonio y el hogar cristiano». Organizada por el departamento de Ministerios de la Familia de la Asociación General, esta semana especial incluye dos sábados: el Día del matrimonio cristiano el 13 de febrero y el Día del hogar cristiano el 20 de febrero. Les invitamos a visitar family.adventist.org para obtener recursos.
Nancy: La Biblia nos dice en 1 Juan 4:7,8: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios,
y conoce a Dios.8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.”
Ted: Al concluir este momento juntos, a Nancy y a mí nos gustaría compartir un hermoso y conocido pasaje de 1 Corintios 13, y te animamos a leer el capítulo completo todos los días durante esta especial «Semana del Matrimonio y el Hogar Cristiano».
Nancy: Este pasaje describe de una manera muy clara cómo se manifiesta el amor. Comenzando en 1 Corintios 13:4 leemos—“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
Ted: “no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad;
Nancy: “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Ted & Nancy: “El amor nunca deja de ser.”
Ted: Que el Señor les bendiga y fortalezca mientras cada uno de nosotros, a través de Su poder, buscamos vivir Su amor en nuestras vidas.
Oremos juntos ahora mismo.
Padre celestial, venimos a ti en este momento tan importante con énfasis en la familia y el matrimonio.
Señor, ayúdanos a comprender plenamente tu intención para estas hermosas instituciones. Ahora Señor, bendice a cada uno que está viendo, a cada uno que está orando con nosotros en este momento, da a sus familias y a cada individuo una seguridad de tu presencia y aliento que ayude a cada uno y a cada familia a ser los mejores representantes en esta tierra, guiando a otros a aquello que Cristo puede hacer en una vida y también a Su pronta venida, cuando estaremos con él para siempre. En el nombre de Jesús lo pedimos, amén.