El desafío que enfrentaba la Sociedad Premédica de la Universidad La Sierra en el otoño de 2020 era abrumador: tomar el viaje misionero anual de la sociedad a Guatemala, que brinda una ayuda sumamente necesaria, conexión espiritual y obras de compasión, y reproducirlo en línea.
Durante 16 años, la sociedad, un club de estudiantes de la Universidad La Sierra en Riverside, California, Estados Unidos, dirigido por el profesor asociado de biología Eugene Joseph, ha esparcido el amor de Cristo en Guatemala cada receso de Navidad, al distribuir alimentos y zapatos a los necesidades, llevando juguetes y amistad a los niños enfermos, orando con las familias y brindando asistencia práctica como por ejemplo la vacunación del ganado de los granjeros, y ayudando a los profesionales médicos y dentales a atender a cientos de pacientes en zonas rurales.
La pandemia global del COVID-19 cambió drásticamente los planes de obra misionera y comunitaria de la universidad, lo que incluyó el viaje anual a Guatemala. Dado que los viajes al extranjero quedaron suspendidos, la Sociedad Premédica decidió hacer una lista de maneras posibles de continuar su obra en América Central, donde el impacto del COVID-19 ha agravado los sufrimientos.
Durante una llamada por videoconferencia a comienzos de octubre de 2020 entre Joseph como patrocinador del personal docente; Kay Kim, presidenta de la Sociedad Premédica, y los miembros de iglesia Sergio Ortiz y Manuel Argueta, sus contactos en Guatemala, se decidió que el club seguiría adelante con una actividad misionera virtual, un logro que requeriría planificación y coordinación significativa. Los líderes del club enviaron una solicitud de invitación a todo el campus y terminaron con un equipo de 25 estudiantes liderados por nueve directivos del club.El grupo llevó a cabo una campaña de recolección de fondos en enero de 2021 que, junto con los fondos del club, reunió un total de 3800 dólares. Ortiz, Argueta y sus contactos usaron el dinero para comprar 48 pares de zapatos de niños y 950 kilogramos de alimentos, para preparar sesenta bolsas grandes de alimentos con porotos frijoles negros y rojos, arroz, azúcar, harina de maíz, aceite, sopas y pasta. También compraron artículos para cuarenta paquetes con artículos de primera necesidad, para los niños en el Hospicio San José para niños con VIH, que incluyó mantas de colores vivos, toallitas para bebé, champú para bebé y jabón. Los contactos de Guatemala también adquirieron otros artículos para paquetes de residentes en hogares de ancianos.
Por lo general, los estudiantes y el personal docente de La Sierra distribuyen alimentos y zapatos en personas a familias agradecidas, participan de juegos con los niños en el hospicio y forman amistades con los guatemaltecos de diversas comunidades. Este año, los estudiantes tuvieron que hallar una manera de trasladar esa experiencia hasta ellos a pesar de los casi 4400 kilómetros de distancia. Organizaron un “viaje” misionero virtual de tres sesiones que fue transmitido en vivo el 13 de febrero mediante una videoconferencia en Zoom, permitiendo a las audiencias de los Estados Unidos y Guatemala que vean a miembros de tres iglesias adventistas y que estudiantes misioneros recibieran bolsas de los tan necesarios alimentos y cajas de zapatos siguiendo los protocolos de seguridad por la pandemia. Las preocupaciones de seguridad requirieron que los paquetes de presentes para los niños del hospicio fueran distribuidos en forma separada.
El evento de donación virtual estuvo precedido por un culto matutino en la iglesia, y entonces le siguieron actividades para niños durante la tarde. Las actividades incluyen cánticos de alabanza en español, presentaciones sobre las vidas de los estudiantes en California, cánticos para niños en español, un experiencia de ciencias, artes y manualidades, y una breve lección con juegos en horario vespertino.“Decidimos llevar a cabo este viaje virtual con la esperanza de continuar con nuestra obra misionera en Guatemala”, dijo Kim, que cursa el último año de la carrera de grado en ciencias biomédicas. “Nuestro club también se volvió consciente de la falta de comunidad por lo que, mediante el viaje, buscamos que los estudiantes se sintieran conectados al brindar trabajos grupos que finalmente hicieran posible ese viaje virtual”.
Kim y Uylae Kim, el vicepresidente del club, dirigieron el viaje virtual y sus actividades que Kay Kim describió como una “maratón” de planificación y coordinación entre nueve subgrupos participantes y Ortiz y Argueta en Guatemala. “Todas las comunicaciones con nuestros organizadores en Guatemala se llevaron a cabo mediante plataformas en línea, y fue también el sentimiento de lo desconocido respecto de lo que está sucediendo en Guatemala”.
Ortiz asiste a la iglesia adventista de San Cristóbal, y Argueta asiste a la iglesia adventista Dimensión Profética de Ciudad de Guatemala. Ambos tienen numerosos contactos dentro de sus iglesias y con las agencias locales, y son importantes a la hora de ayudar a que la Sociedad Premédica lleve a cabo su obra comunitaria. Este año, salieron a comprar los alimentos, los zapatos, y artículos para los pacientes del hospicio, además de organizar eventos de donación. “A pesar de las dificultades de salud y económicas que hemos enfrentado en todo el mundo, hallamos a jóvenes filántropos que, sin saber sobre las familias de bajos ingresos en otros países, dedican de su tiempo y contribuyen sin esperar nada a cambio”, dijo Ortiz de los estudiantes de La Sierra. “Gracias por lo que hacen por nuestro pueblo de Guatemala. Que Dios los bendiga y los prospere en todo lo que hacen. Las manos que dan son manos que no permanecerán vacías”.Joseph ha organizado viajes misioneros anuales a Guatemala desde 2004. Con la profesora asistente de biología Arun Muthiah y el profesor asociado de biología Arturo Díaz, él ayudó a orientar la experiencia en línea en Guatemala. “Al comparar los viajes presenciales de los últimos años con el viaje virtual de este año, pude sentir el mismo espíritu de gratitud y un abrumador sentido de ser recordado por las personas a quienes beneficiamos”, dijo Joseph. “Los estudiantes también se vieron impactados por la recepción virtual que recibimos, y por cómo lograron realmente ser las manos y los pies de Cristo aun durante la pandemia”.
Para Kay Kim, la experiencia única de llevar a cabo un viaje misionero en línea mostró tener impacto más allá de las expectativas. “Me emocioné al ver las sonrisas en los rostros de los niños, mientras cada uno de ellos recibía sus zapatos, y cuando los padres expresaron su gratitud después de recibir bolsas de alimentos”, dijo. “Después de que finalizó el viaje virtual, me di cuenta de cuán bendecida era de tener esta oportunidad de ayudar a servir a los demás. Jamás me conecté de manera tan profunda con Isaías 43:2. Dios te llevará a través de la tormenta y te dará la fortaleza para lograrlo”.La versión original de esta noticia fue publicada en el sitio de noticiasde la Universidad La Sierra.
Traducción de Marcos Paseggi