Un grupo de Guías Mayores de las iglesias adventistas de la región oriental de El Salvador se sumaron a los esfuerzos de lucha contra los incendios forestales que se esparcieron por la región montañosa de Arambala, en la zona norte del estado de Morazán el mes pasado. El fuego destruyó más de cien hectáreas de terreno selvático.
Un grupo de más de veinte jóvenes realizaron la traicionera travesía para transportar agua a los bomberos, la policía civil nacional, los agentes de protección civil y otros voluntarios que estuvieron trabajando para debilitar los incendios.
El pastor Marvin Guzmán, director de ministerios jóvenes de la Iglesia Adventista en la región oriental de El Salvador, escuchó el llamado de funcionarios del gobierno pidiendo jóvenes voluntarios para colaborar con los esfuerzos de los bomberos y recurrió a los tres líderes de Guías Mayores más cercanos a la región en busca de ayuda.“Hallamos que los residentes locales habían estado batallando contra las llamas también, y que fuertes vientos habían complicado sus esfuerzos, agotándolos después de tres días seguidos”, dijo Olid Rodríguez, un Guía Mayor del distrito de San Miguel. Rodríguez, junto con sus compañeros Guías Mayores Amadeo Flores, Jaime Canizales y otros, se colocaron cascos, guantes de cuero y tomaron mochilas especiales llenas de agua.
“Tuvimos que trepar como un kilómetro por la montaña hasta donde había un arroyo para llenar nuestra mochila de agua, y continuar otro kilómetros y medio hasta donde se estaba apagando el incendio”, dijo Flores. “Una vez que llegamos allí, ayudamos a limpiar y tratamos de prevenir que el fuego se encendiera de nuevo”.
Cada voluntario Guía Mayor realizó cuatro viajes ida y vuelta por la montaña, añadió Flores.Gracias a los esfuerzos combinados de los voluntarios y las agencias del gobierno, se logró apagar el fuego y muchas comunidades se salvaron. “Muchos celebraron nuestros esfuerzos que llevamos a cabo y nos dieron agua y platos de comida como agradecimiento”, dijo Flores. “Nos llamaron ‘héroes’”.
Salomón Bercián, integrante del Club de Guías Mayores de Jocoro, se sintió complacido por haber participado de ese esfuerzo. “Eran las 6:30 de la mañana cuando tuve mi devocional y reuní mis herramientas, listo para responder el llamado de mi iglesia y sumarme al grupo que fue a ayudar en la vanguardia del incendio”, dijo Bercián. “Mientras caminábamos por la montaña, podíamos ver el humo de los incendios. Entonces llegamos al lugar donde los residentes y otros voluntarios aguardaban por nosotros para que, juntos, pudiéramos cumplir con la tarea que teníamos por delante”.
Trabajar juntos como movimiento de jóvenes es una experiencia única, y mucho más cuando cumple con la misión de servir a Dios, a la iglesia y al prójimo, añadió Bercián. “Damos la honra y la gloria a Dios por la fe y la fuerza que nos Dios para servir a la comunidad durante estos esfuerzos”.Traducción de Marcos Paseggi