27 de junio de 2021 | Loma Linda, California, Estados Unidos | Por: Carlos Fayard, PhD, para Noticias de la División Interamericana

La manera en que usted regresa a la vida prepandemia probablemente dependa de lo que haya sucedido y lo que haya cambiado durante la pandemia. Para mi esposa y para mí, la pandemia comenzó abruptamente el 15 de marzo de 2020. Mientras nos reuníamos para celebrar el cumpleaños 100 de mi madre en Argentina, se nos dijo que las fronteras del país se estaban cerrando y se nos recomendó regresar a casa inmediatamente. Esa misma noche estábamos en un avión. Dos semanas después, comencé a trabajar en forma remota, y aún lo estoy haciendo. Mi esposa es neonatóloga y los bebés seguían llegando, por lo que su vida laboral siguió siendo muy similar, con excepción de las precauciones y reuniones por medio de videoconferencias. Nuestra hija es residente médica, y cumplía tareas ocasionales en la sala de emergencias, lo que la exponía al contagio. Nuestro hijo es neurólogo y tuvo la ingrata tarea de disfrazarse casi como astronauta para determinar si los pacientes de COVID-19 sufrían de muerte cerebral. Los elevados riesgos de exposición de nuestros dos hijos nos hicieron estar preocupados por su bienestar.

Lo que ha sucedido durante la pandemia no solo nos ha afectado de manera personal, sino que también nos ha impactado por lo que ha sucedido en los que nos rodean. Los pastores con los que trabajo compartieron su ansiedad sobre un incremento exponencial de funerales y la exposición potencial como resultado de las reuniones de los deudos mientras que, al mismo tiempo, tenían que hacer frente a las limitaciones de brindar consuelo que impuso la necesidad de mantener el distanciamiento social. Muchos de mis pacientes se contagiaron, algunos con síntomas prolongados aun hasta el presente, perdiendo el trabajo y temiendo contagiar a sus seres queridos. Un amigo a cargo de un gran Sistema medico ha tenido que trabajar muchas horas en difíciles circunstancias, consiguiendo médicos de atención general para incrementar el equipo de proveedores y expandir varias veces la unidad de cuidados intensivos de la institución. Para algunos de ustedes, las pérdidas han sido inmensas y con muchas despedidas difíciles.

La manera en que usted regresa a la vida prepandemia probablemente dependa de lo que haya sucedido y lo que haya cambiado durante la pandemia. La pandemia se ha colado en casi todos los elementos de nuestra vida, de manera individual y en nuestras comunidades. Donde vivo, los índices de delito se han incrementado sustancialmente. Muchas empresas se han cerrado. La pandemia también ha generado grietas pequeñas, casi invisibles en la urdimbre social, cambiando las reglas de la interacción social. “Nuestros músculos sociales se han atrofiado”, observó la escritora Priya Parker. Y ahora, a medida que los índices de contagio han disminuido significativamente en algunas partes del mundo (algo que se espera que continúe a medida que la vacunación llegue a muchas más personas), ¿cómo efectuamos la “reapertura” con familiares y amigos que no hemos visto en persona? ¿Cómo “practicamos” la iglesia? ¿Cómo realizamos la transición para pasar a vivir en el mundo social que una vez conocimos? ¿Volvemos a dar la mano, abrazarnos y besarnos si no sabemos si los demás se han vacunado? ¿Seguimos usando máscaras y manteniendo los dos metros de distancia? ¿Y si tengo ganas de estornudar? ¿Es tiempo de cambiar nuestra rutina?

Las preguntas van de lo práctico y lo común a otras más profundas que tienen que ver con nuestra vida. La pandemia ha motivado un “recalibrado de las prioridades y de lo que es importante”, comenta el psicoanalista británico Josh Cohen. Todo lo restringido creó más momentos para estar con nosotros mismos, ser más introspectivos y evaluar las profundidades de las relaciones, y aun la dirección de nuestra vida. “¿Es este el lugar en el que quiero criar a mis hijos?” “¿Quiénes son mis verdaderos amigos?” “¿Se interesa realmente mi familia en mí?” “¿Qué tipo de vida quiero realmente?”

La manera en que usted regresa a la vida prepandemia probablemente dependa de lo que haya sucedido y lo que haya cambiado durante la pandemia. Aunque muchos tienen una resiliencia extraordinaria, muchos otros luchan. Algunas de las luchas pueden asumir una de estas formas:

  1. ¿Ha desarrollado el “síndrome de la cueva”? No es el término de un diagnóstico médico real. Se está usando para describir algo así como “las náuseas que provoca pensar en ir a hacer las compras por un lado y una abstinencia social completa por el otro”. Es sentirse un tanto fuera de lugar en situaciones que antes le resultaban naturales. Va desde un sentido percibido de incertidumbre y timidez hasta una ansiedad real. Durante más de un año se nos ha dicho que no socialicemos en grupos, dado que no se sabía mucho sobre el virus, por lo que perfeccionamos otro conjunto de hábitos.
  1. ¿Se está sintiendo ansioso? Las encuestas llevadas a cabo en forma independiente por la Asociación de Psicología de los Estados Unidos (1) y por los Centros de Prevención y Control de las Enfermedades (2) en los Estados Unidos documentan que, aproximadamente el cincuenta por ciento de la población se siente “incómoda respecto de un ajuste a la interacción en persona”, y no se siente “cómoda en regresar a vivir cómo solía hacerlo antes de la pandemia”. Estos sentimientos son prevalecientes aun entre los que recibieron las dos dosis de la vacuna. “El porcentaje de adultos con síntomas recientes de ansiedad o un trastorno depresivo se incrementó del 36,4 por ciento al 41,5 por ciento desde agosto de 2020. Si está sintiéndose ansioso, usted no está solo y no es algo inusual, dadas las circunstancias actuales.
  1. ¿Está enfrentando síntomas a largo plazo derivados del COVID-19? Se estima que alrededor del diez por ciento de los diagnosticados con el COVID-19 desarrollan síntomas prolongados, lo que incluye fatiga, debilidad muscular, trastornos del sueño, “niebla cerebral”, pérdida del gusto y el olfato, y otras complicaciones neurológicas y psiquiátricas (3). Algunos desarrollan síntomas de Trastorno por Estrés Postraumático, no por el virus sino como resultado de la experiencia de la enfermedad (4).

Permítanme ofrecer algunas sugerencias para este momento de reingreso a la vida postpandemia:

  1. Puede pensarse que el reingreso es una transición similar a la manera en que uno se siente cuando comienza un nuevo trabajo o es padre por primera vez. Es esperable que uno se sienta incómodo, o aun algo ansioso. Esto es más probable entre los que tienen un temperamento introvertido, dado que están saliendo de la “cueva”. No es irracional ni ilógico sentirse de esta manera. Muchos de mis pacientes introvertidos han “disfrutado” de tener una razón socialmente aceptable de quedarse en sus casas. No lo lleve a extremos; reingrese de a poco. Si usted es introvertido, sea bondadoso con usted mismo. Puede que sus fuerzas no se encuentran en el ámbito social, pero cultive una manera de conectarse de maneras significativas.
  1. Si usted lucha contra una depresión o ansiedad debilitantes, no dude en buscar la ayuda de amigos de confianza, pastores o profesionales. Puede que le resulte útil implementar los pasos que Jesús delineó en Mateo 6:25-34: Observe la naturaleza en detalle, cultive una experiencia de confianza en el tierno amor de Dios por usted, no crea en cada pensamiento preocupante que le cruce por la mente, establezca límites a cuánto tiempo se dedica a preocuparse y fije objetivos para la vida que estén alineados con los valores del reino del cielo.
  1. Siga consejos médicos adecuados. Esto se aplica de manera especial si tiene síntomas prolongados del COVID-19. Pocos lugares brindan verdadera atención integral de la persona, en la que la atención psicológica y espiritual reciba más que un reconocimiento simbólico. Si lo necesita, muéstrese proactivo para procurarla. La mayoría de los proveedores de salud le recomendarán que se vacune cuando tenga la oportunidad. Ambos, los que dudan en vacunarse y los que no, toman esa decisión sobre la base de la confianza. Si tiene dudas, hablé con su médico personal, e infórmese de fuentes confiables. Para tomar la decisión, a mí me resultó útil hablar con mi esposa e hijos, que son proveedores de salud. Pero también llevé a cabo algunas lecturas personales que explicaban el desarrollo de la vacuna (los coronavirus han estado presentes durante mucho tiempo; los que desarrollaron las vacunas no empezaron desde cero el marzo de 2020, sino que construyeron sobre muchos años de investigaciones anteriores), las pruebas (entre los más grandes números de individuos involucrados) fueron rigurosas, y se compararon los índices de efectividad con vacunas anteriores (mucho mejores). Para mí fue importante ser parte de la comunidad que apoya a mi familia y amigos. Asimismo, quería que mis hijos estuvieran menos expuestos en su trabajo. Quería que mis amigos de las profesiones de salud pudieran “volver a vivir”. No quise enfocarme tan solo en los índices de muerte, ignorando el impacto del virus en un porcentaje mucho más grande con efectos a largo plazo o los peligros de un sistema de salud cerca del colapso. Para algunos de nosotros, la vacunación hace que sea más cómodo reingresar a nuestra vida prepandemia.
  1. Recalibre sus prioridades. Mateo 6:33 nos invita a enfocarnos en colocar los valores del reino de Dios por sobre todas las demás consideraciones. Esto puede asumir muchas formas, dependiendo de cuál sea su situación y el llamado que Dios le haga. La nueva Guía de Estudio de la Biblia para la Escuela Sabática se titula “Descanso en Cristo”, y no podría haber llegado en un mejor momento. Le ayudará a ver las raíces de la inquietud y dónde, cómo y con quién hallar descanso, además del propósito y significado últimos de descansar en Jesús. Descansar en Cristo lo ayudará a hacer frente a la incertidumbre y el temor.
  1. Sepa para qué ha sido creado. En comentarios anteriores, me referí a las potenciales interrupciones psicológicas que produjo la pandemia, al impacto de la fatiga por la pandemia y consejos sobre cómo adaptarse a la “nueva normalidad”. Sí, usted no fue creado para el temor o para vivir en una cueva. No fue creado para el distanciamiento “social”. No fue creado para vivir en “cuarentena”. No fue creado para ver a su familia por Zoom. Pero tampoco fue creado para usted mismo, o tan solo para regresar a la vida prepandemia sin haber aprendido nada de la experiencia. Fuimos hechos para mucho más que la vida prepandemia; fuimos creados para Dios y para la “vida abundante” (Juan 10:10). Sin embargo, por ahora, vivimos “oscuramente, como en un espejo” (1 Corintios 13: 12), mientras aguardamos la “verdadera normalidad” última, para la cual Dios nos ha creado a todos. ¡Hemos sido creados para la eternidad!

Carlos Fayard, PhD, es profesor asociado de Psiquiatría y director del Centro de Colaboración con la Organización Mundial de la Salud en el Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Loma Linda, y autor del libro Principios cristianos para la práctica de la consejería y la psicoterapia.


1 American Psychological Association (2021) Stress in America: One Year Later a New Wave of Pandemic Health Concerns. https://www.apa.org/news/press/releases/stress/2021/sia-pandemic-report.pdf

2 Vahratian A, Blumberg SJ, Terlizzi EP, Schiller JS. Symptoms of Anxiety or Depressive Disorder and Use of Mental Health Care Among Adults During the COVID-19 Pandemic — United States, August 2020–February 2021. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2021;70:490–494. DOI: http://dx.doi.org/10.15585/mmwr.mm7013e2external icon

3 JAMA. 2020;324(14):1381-1383. doi:10.1001/jama.2020.17709

4 Taquet, M. et al. (2021) Bidirectional associations between COVID-19 and psychiatric disorder: Retrospective cohort studies of 62,354 cases in the USA. The Lance Psychiatry. Feb;8(2):130-140. doi: 10.1016/S2215-0366(20)30462-4.

Traducción de Marcos Paseggi

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