1ro de julio de 2021 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson, President de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día

Saludos amigos. Este próximo sábado, 3 de julio, tenemos la oportunidad de unirnos como una familia mundial de una manera muy especial. Bajo la dirección del comité de Reavivamiento y Reforma, el primer sábado de cada trimestre se ha reservado como un día especial para el ayuno y la oración. Cada uno de estos sábados tiene un tema especial, y el tema del tercer trimestre es: «Orando por un corazón como Jesús, mientras buscamos amar un mundo quebrantado».

En ninguna parte vemos más claramente el amor que Jesús tenía por este mundo quebrantado, que en el libro de Juan, capítulo 13. Aquí, mientras Jesús se acerca al final de Su vida terrenal, leemos en: «Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.»

A pesar de sus debilidades, a pesar de sus dudas, los amó hasta el final, incluso a Judas. Jesús tenía amor en Su corazón por su traidor e hizo todo lo posible para salvarlo.

En el hermoso libro, El Deseado de Todas las Gentes, se revela esta conmovedora escena:

«Antes de la Pascua, Judas se había encontrado por segunda vez con los sacerdotes y escribas, y había cerrado el contrato de entregar a Jesús en sus manos. Sin embargo, más tarde se mezcló con los discípulos como si fuese inocente de todo mal, y se interesó en la ejecución de los preparativos para la fiesta. Los discípulos no sabían nada del propósito de Judas. Sólo Jesús podía leer su secreto. Sin embargo, no le desenmascaró. Jesús sentía anhelo por su alma. Sentía por él tanta preocupación como por Jerusalén cuando lloró sobre la ciudad condenada. Su corazón clamaba: “¿Cómo tengo de dejarte?” El poder constrictivo de aquel amor fué sentido por Judas. Mientras las manos del Salvador estaban bañando aquellos pies contaminados y secándolos con la toalla, el impulso de confesar entonces y allí mismo su pecado conmovió intensamente el corazón de Judas. Pero no quiso humillarse.» (DTG p. 601).

Ese mismo amor que Jesús tenía por su traidor, anhelaba que sus discípulos se tuvieran unos a otros y que nosotros también lo tuviéramos. Él dijo, «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.  35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.» (Juan 13:34, 35).

Este amor no surge de forma natural. Con nuestro propio corazón humano, es mucho más fácil amar a los que son buenos con nosotros y odiar a nuestros enemigos. Pero alabado sea el Señor, como dice en 1 Juan 3:20: «Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.”

Cuando le entregamos nuestro corazón, Él nos transforma para que amemos como Él ama: anhelando la salvación de todos y amándolos «hasta el fin».

Consideremos el caso de Pedro y cómo Dios lo transformó de un discípulo impulsivo e impetuoso a un hombre de Dios que escribió lo siguiente:

«Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios.  Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;  el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;  quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;  quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.» (1 Pedro 2:20-24). Este es el tipo de amor al que estamos llamados. Así es como «orar por un corazón como Jesús mientras buscamos amar un mundo quebrantado». 

Les animo a unirse a la iglesia mundial este sábado, en este día especial de ayuno y oración, mientras buscamos llegar a ser más como Jesús y llevar a cabo la misión que Él nos ha dado a cada uno de nosotros. Se han preparado varios materiales de inspiración y ayuda que servirán como guía, al participar en este día especial. Están disponibles para su descarga, en: revivalandreformation.org.

Que Dios nos bendiga al participar en el ayuno y la oración, buscando Su voluntad y Su amor transformador para que, de hecho, tengamos un corazón como el de Jesús, y así, ganar el mundo para Él.

Oremos.

Padre que estás en los cielos, vivimos en un mundo quebrantado, un mundo que está muriendo y decayendo, un mundo que necesita desesperadamente conocer tu amor. Señor, ayúdanos a tener un corazón como el de Jesús, compartiendo el amor y el mensaje de la verdad con otras personas. Ayúdanos a ayudar a otros a enfocarse en la palabra de Dios y a comprender tu gran plan de salvación y a comprender los mensajes de los tres ángeles, esos mensajes que deben ser proclamados en todas partes a medida que llegamos al fin de los tiempos, esos mensajes se enfocan en Cristo y Su justicia, y que nos instruyen para que no participemos de ninguna manera de la marca de la bestia, sino que tengamos el sello de Dios, que es el séptimo día Sábado y observemos del séptimo día.

Señor ayúdanos a tener un amor como el tuyo para que podamos compartir con otros mientras estamos conectados con el cielo, y ayúdanos a llevar integridad a las vidas de las personas quebrantadas.

 Gracias por escucharnos, en el nombre de Jesús lo pedimos, amén.

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