“No importa quién sea usted, el Señor quiere que le responda.”

En la convención de ASi, el presidente de la Asociación General llama a los miembros a que acepten y compartan el mensaje de Dios.

9 de agosto de 2021 | Orlando, Florida, Estados Unidos | Por: Marcos Paseggi, Adventist Review

“¡Qué tiempo para estar vivo, justo antes del pronto regreso de Cristo!” Ted N. C. Wilson, presidente de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, le dijo a una multitud de más de dos mil personas el 7 de agosto de 2021. Su declaración se produjo en la apertura de su mensaje sabático a los miembros y visitas que asistieron a la Convención International de Servicios e Industrias de Laicos Adventistas (ASi) en Orlando, Florida, Estados Unidos.

“El fin del tiempo está sobre nosotros. Ahora es el tiempo, mediante el poder del Espíritu Santo, de proclamar los mensajes de los tres ángeles ‘a todo el mundo’”, enfatizó Wilson.

Al igual que otros predicadores adventistas, Wilson destacó que la pandemia del COVID-19 ha producido lo que denominó “restricciones y limitaciones extrañas”. Al mismo tiempo, destacó, movió a los adventistas a trabajar de manera más eficiente para promover el mensaje de Dios para el tiempo del fin, usando medios electrónicos ahora que reconocen la urgencia del tiempo en que viven. “Es un privilegio que los miembros adventistas de todo el mundo redoblen sus esfuerzos por medio del poder del Espíritu Santo”, expresó.

Una oportunidad de testificar

Wilson reiteró que, según lo que ha sido revelado en la profecía bíblica, la humanidad está ingresando al fin de los tiempos. “Las señales nos dicen que las profecías de la Biblia se están cumpliendo delante de nuestros mismos ojos”, expresó.

Frente a este marco, los que no saben lo que enseña la Biblia parecen desorientados, lo que presenta una oportunidad para la testificación, explicó Wilson. “Durante esta pandemia, la gente hace preguntas tales como: ‘¿Qué sucedió? ¿Qué debería hacer? ¿Será la vida siempre tan inestable? ¿Qué dice Dios? ¿Hay un Dios?’” dijo Wilson. Y añadió: “Pueden responder con entusiasmo: ‘Tengo grandes noticias para usted. Hay un Dios que tiene un plan y un mensaje para usted. Él dio su vida para que podamos tener vida eterna. Permítame compartir mi testimonio personal y lo que la Biblia dice’”.

Esa es la razón, dijo Wilson, por la que los adventistas deberían estar seguros de qué es lo que creen. Aconsejó: “No se aparten de la Biblia o permitan que voces extrañas lo influyan de manera que no están seguros qué es lo que creen. Permítanme decir categóricamente que tenemos verdades sólidas, bíblicas y fundacionales que Dios nos ha dado desde el comienzo de nuestro movimiento adventista, y que tienen que ser dadas al mundo. Jamás se distraigan del énfasis central en la misión que Dios ha encomendado en nuestras manos”.

Aceptar los mensajes

Wilson dijo que, según se registra en Apocalipsis 14, los mensajes de los tres ángeles son mensajes especiales que el pueblo de Dios tiene que compartir al fin del tiempo. En su mismo centro, están basados, explicó, en el evangelio. “El evangelio maravilloso y eterno se encuentra en el centro mismo de él”, dijo. “El centro mismo de los mensajes de los tres ángeles, y en especial del mensaje del tercer ángel […] está basado en Jesucristo y no en usted o yo”.

Es lo que nos motiva a responder al mensaje del evangelio, llegando a ser seguidores de Cristo, dijo. “Es por ello que hacemos obras buenas, porque estamos conectados con Cristo. Es por eso que se lleva a cabo la santificación. Ella es, una vez más, la justicia de Cristo que obra en nosotros el querer y el hacer según le place, y nos ayuda que lleguemos a ser más y más como él por medio de su poder”.

Wilson repasó los mensajes de los tres ángeles. El primero llama a que cada persona adore a Dios como Creador. “Tenemos que adorarlo no solo en espíritu y en verdad sino en el día que él ha pedido que lo adoremos, que es el séptimo día de reposo, la señal de su autoridad”, declaró.

El segundo ángel llama a las personas para que salgan de Babilonia, que es “un símbolo de completa confusión y la combinación de la verdad con el error”, dijo Wilson. “Babilonia tiene que ver completamente con el caos y la confusión”. Citó entonces a Elena G. White, una de las fundadoras de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y explicó que Babilonia es la confusión que se manifiesta en enseñanzas falsas que no están basadas en la Biblia, lo que incluye la inmortalidad del alma y la santidad del domingo.

Según la profecía bíblica, contó Wilson, esas falsas enseñanzas llevarán a un tiempo en el que los derechos de conciencia serán pisoteados, aun en los Estados Unidos. “No duden de lo que indican claramente la Biblia y [los escritos de Elena G. White] sobre los eventos de los últimos días y las profecías”, dijo. “El cumplimiento profético se está por hacer realidad”.

Por último, el tercer ángel llama a las personas a que escojan obedecer a Dios para no recibir “la marca de la bestia”, que decenas de estudiosos bíblicos, dijo Wilson, han identificado históricamente como el guardar el falso día de adoración en desafío a las órdenes de Dios.

Compartir los mensajes

Ahora que tenemos ese conocimiento, dijo Wilson, la pregunta es que hará cada uno de nosotros con él. “¿Qué vamos a hacer con este mensaje?” preguntó. Y señaló: “No tenemos que andar por ahí golpeando a las personas en la cabeza con el mensaje, pero tenemos que compartirlo con amor y esperanza. Los mensajes de los tres ángeles no solo contienen una sólida advertencia sino una gran esperanza en la justicia de Cristo, porque Dios tiene un plan”.

Entender cuáles son los planes de Dios para cada ser humano llama a que cada uno tenga una participación personal a la hora de esparcir las nuevas a todas partes. “Dios quiere que usted participe en la proclamación final de salvación que encierran los mensajes de los tres ángeles”, dijo Wilson. “No importa quién es usted, el Señor quiere que le responda”.

Terminó con un llamado: “Lo invito […] a decir: ‘Sí, Señor. Iré a compartir este mensaje. Seré parte del mensaje final de Dios a este mundo”.

Traducción de Marcos Paseggi