TW: Saludos amigos. Espero que hayan tenido una semana maravillosa y hayan sido especialmente bendecidos durante esta tan especial Semana de Oración de la Unidad Familiar, que culminará este sábado con el «Día de Oración por las Familias Adventistas». Este es un día especial cuando, como familia de la iglesia mundial oramos especialmente por los matrimonios, las familias y las relaciones. Para obtener más información sobre este día especial auspiciado por el departamento de Ministerios de la Familia de la iglesia mundial, visite su sitio web, en family.adventist.org.
NW: Hoy, más que nunca, debemos orar, ya que el matrimonio y las familias se ven cada vez más atacados por la sociedad, así como desde el hogar.
Una de las mayores amenazas es la posibilidad de divorcio. Si bien es difícil obtener estadísticas mundiales, aquí en los Estados Unidos, los investigadores estiman que del 40 al 50% de todos los primeros matrimonios terminarán en divorcio o separación permanente, y alrededor del 60-65% de los segundos matrimonios terminarán en divorcio. Los principales contribuyentes al divorcio reportados con mayor frecuencia incluyen: Falta de compromiso, infidelidad, conflictos y discusiones. Curiosamente, las investigaciones han demostrado que aquellos que no tienen afiliación religiosa y aquellos que han vivido juntos antes del matrimonio tienen una mayor probabilidad de divorciarse.
TW: Sin embargo, hay formas de fortalecer los matrimonios y las familias, y en nuestro breve tiempo de hoy, Nancy y yo quisiéramos compartir algunas de esas formas.
En primer lugar, está el compromiso. El compromiso con Dios, y con los demás. Cuando estamos en una relación sólida y comprometida con el Señor, Él nos guía y nos da sabiduría sobre cómo tener una relación sólida y comprometida con los demás, especialmente con nuestro cónyuge. En los matrimonios saludables, el esposo y la esposa están comprometidos el uno con el otro en las buenas y en las malas. Adoptan una perspectiva a largo plazo para que los problemas a corto plazo no amenacen su matrimonio.
NW: Otra forma de fortalecer el matrimonio es mediante una comunicación clara y reflexiva y una resolución eficaz de conflictos. Usar una comunicación clara para resolver problemas es muy importante para comprender la perspectiva del otro, tanto al compartir nuestros pensamientos como al escuchar lo que nuestro cónyuge tiene que decir. En el libro El Hogar Cristiano, leemos este consejo inspirado: «Ninguno de los dos debe tratar de dominar. El Señor ha presentado los principios que deben guiarnos. El esposo debe amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia. La mujer debe respetar y amar a su marido. Ambos deben cultivar un espíritu de bondad, y estar bien resueltos a nunca perjudicarse ni causarse pena el uno al otro. {HC 91.4}»
TW: En matrimonios y familias saludables, los cónyuges nunca usan la agresión o la violencia entre ellos o sus hijos. Esto incluye, entre otros, abuso verbal, físico, emocional y sexual. Nunca hay lugar para este tipo de comportamiento destructivo. En cambio, Dios nos llama a amarnos y ser amables unos con otros. En Efesios 4:31, 32 leemos: «Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.»
NW: La fidelidad, tanto emocional como física, es muy importante. La infidelidad es una de las causas más comunes de divorcio. Por otro lado, los cónyuges que son íntimos, que apoyan emocionalmente, confían y se preocupan tienen matrimonios saludables.
TW: Pasar tiempo juntos, en pareja y en familia, ayudará a construir una relación y amistad
sólidas entre los miembros de la familia. Tómese el tiempo para disfrutar juntos de una recreación buena y saludable. Tanto como sea posible, coman juntos. Y lo más importante, tómese el tiempo para celebrar juntos el culto familiar. No tiene por qué ser algo extenso, sino breve, directo y práctico de la Palabra de Dios. Canten y oren juntos. El viejo adagio, «la familia que ora unida permanece unida» todavía tiene mucha sabiduría.
Mientras participamos en este día especial de oración por los matrimonios, las familias y las relaciones, recordemos estar comprometidos con Dios y con los demás, comunicarnos de manera reflexiva y clara, permanecer pacíficos y fieles, apoyarnos unos a otros y pasar tiempo juntos como una familia, con Dios en el centro.
Para terminar, recordemos el tipo de amor que mostró Jesús y que, a través de Su gracia, anhela implantar en cada uno de nuestros corazones. Leemos en 1 Corintios 13:4-7—
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.»
Que Dios nos bendiga a cada uno de nosotros con este tipo de amor celestial en nuestro corazón y en nuestro hogar para que podamos dejar que nuestras luces brillen intensamente en el mundo de hoy.
Oremos juntos. Padre Celestial, oro por las familias de todo el mundo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día y en el público. Señor, ayuda a los miembros de nuestra iglesia a ser testigos maravillosos para ti, en cuanto a lo que la conexión con el cielo a través del estudio de la Biblia y la oración puede hacer en las relaciones y en ayudar a las comunidades para que sepan que tú eres el centro de nuestras vidas. Gracias por escucharnos y bendecir de manera maravillosa a las familias que te miran y todo lo que les da un fuerte testimonio. Permite que sean una gloria a tu nombre. En el nombre de Jesús lo pedimos, amén.