24 de septiembre 2021 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson, President de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día

¿Alguna vez has estado en una reunión, tal vez una reunión familiar, una reunión de clase o una reunión de la iglesia? Las reuniones son buenos momentos para recordar, para reencontrarse con amigos y seres queridos, y para conocer a otros.

Si bien las reuniones aquí en la Tierra pueden ser maravillosas, hablemos de otro tipo de reunión que puede prepararnos para la reunión más grande de todas: ¡cuando Jesús venga a llevarnos a casa!

Después de crear a Adán y Eva, Dios creó, bendijo y santificó una reunión semanal con Él, en el séptimo día, el santo día de reposo que recordaría a Adán y Eva y a todos nosotros Su amor, poder creativo y autoridad sobre el universo y nuestras vidas. Genesis 2:2 dice, “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.”  Además, visitaba a Adán y Eva todos los días al fresco de la tarde para las reuniones diarias.

No estamos seguros de cuánto tiempo duró este escenario idílico, pero esas reuniones diarias y semanales fueron muy importantes. Sin embargo, el diablo tentó a Adán y a Eva para que no creyeran en Dios y dudaran de su increíble amor y sus mejores intenciones para ellos y para todos nosotros.

Debido a esa caída y la entrada del pecado en este mundo, hemos estado en un conflicto entre Cristo y Satanás desde entonces, pero el gran amor de Dios por nosotros abrió una vía de escape.

Este asombroso amor de Dios es identificado por el primer ángel de Apocalipsis 14:6, que dice, «Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno.»

No hay nada más precioso que el evangelio eterno, que es el plan de salvación del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Jesús, el Hijo de Dios, se ofreció como voluntario para venir a esta Tierra para salvarnos. Él fue el primero en decir, YO IRÉ.

Jesús pagó el precio y satisfizo la ley porque vivió una vida perfecta. Él murió y resucitó por nosotros y está intercediendo ahora mismo como nuestro Sumo Sacerdote en el lugar santísimo del santuario celestial.

Pero no solo está ministrando por nosotros en el cielo ahora, sino que también anhela una reunión personal y diaria con cada uno de nosotros. Es vital que tengamos una conexión diaria con Dios a través del estudio de la Biblia y la oración para dar sentido a las cosas extrañas que suceden en el mundo de hoy. Necesitamos entender de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacia dónde vamos. Necesitamos ser reavivados y reformados todos los días a través de esta reunión con Él.

Hay muchas reuniones mencionadas en la Biblia. Sin embargo, una reunión conmovedora relatada por Jesús es de especial importancia para todos nosotros: la conocida historia del hijo pródigo.

En Lucas 15:11-14, leemos, “Un hombre tenía dos hijos;  y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.  No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.» 

La historia continúa diciendo que encontró un trabajo alimentando cerdos. Era el último trabajo que un judío querría, pero no tenía otra opción si quería vivir. De hecho, tuvo tanta hambre que se unió a los cerdos para comer su comida. ¿Qué tan bajo podría llegar? A veces se necesita un gran desafío para comprender realmente dónde te encuentras en la vida. 

El versículo 17 dice, » Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!» Hizo un plan para regresar a casa y decirle a su padre que no era digno de ser su hijo, y pedirle que al menos lo convirtiera en uno de sus sirvientes.

Luego el versículo 20 describe una fantástica reunión: «Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia…” Su padre nunca se dio por vencido en buscarlo. Él miraba hacia el camino todos los días para ver si su precioso hijo regresaba. Dios siempre está mirando hacia el camino para ver si llegaremos a su reunión diaria y semanal. Dios nunca se da por vencido con nosotros. El versículo 20 termina con una escena conmovedora… El padre corrió, “y se echó sobre su cuello, y le besó.”

¡La emocionante reunión se llevó a cabo y el padre estuvo listo! Nuestro Padre celestial siempre está listo para reunirse con Sus hijos. El hijo confesó que no era digno de ser llamado hijo del padre, pero el padre ni siquiera lo escuchó. Ordenó a sus sirvientes que le trajeran la mejor ropa, un anillo de autoridad para su mano y sandalias para sus pies. Necesitamos el manto de la justicia de Cristo todos los días. Su justicia es el núcleo mismo de los mensajes de los tres ángeles. Necesitamos que Cristo nos ponga en una relación correcta con el cielo ya que dependemos completamente de Él.

En Apocalipsis 3:17-20 Cristo nos habla hoy a nosotros: «Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.» Dios nunca entra por la fuerza… Él simplemente observa, invita y espera que vayamos a la reunión. Llama a nuestro corazón para pedirnos el reencuentro, pero nunca se nos impone… Es un Dios de tierno amor. Lucas 15 continúa diciendo que el padre del hijo pródigo inició un gran banquete y fiesta para su hijo. Fue la reunión más grandiosa, el padre estaba constantemente listo para ese maravilloso día. Representa a nuestro Padre celestial y Su gran plan de salvación, ¡siempre listo para recibir a un hijo o una hija en casa!

En el libro, Palabras de Vida del Gran Maestro, leemos: «No prestéis oído a la sugestión del enemigo de permanecer lejos de Cristo hasta que os hayáis hecho mejores… Si esperáis hasta entonces, nunca iréis… Levantaos e id a vuestro Padre. El os saldrá al encuentro muy lejos. Si dais, arrepentidos, un solo paso hacia él, se apresurará a rodearos con sus brazos de amor infinito… Nunca se ofrece una oración, aun balbuceada, nunca se derrama una lágrima, aun en secreto, nunca se acaricia un deseo sincero, por débil que sea, de llegar a Dios, sin que el Espíritu de Dios vaya a su encuentro.” {PVGM 162, 162}.

Amigos, el reencuentro más grande está por venir… La Segunda Venida de Cristo. Y yo creo con todo mi corazón que Jesús viene muy pronto. ¿Estás listo? ¿Has abierto la puerta de tu corazón y has dejado entrar a Jesús? Si no, te invito a que lo hagas ahora mismo. Luego, pídele que te use para alcanzar a otros. El mundo necesita desesperadamente el amor y el poder cambiante de Cristo. Dios cuenta contigo para que seas un gran testigo, indicando a la gente la reunión final cuando Jesús regrese para llevarnos a casa en el cielo. ¿Estás dispuesto a ir e invitar a otros a esta, la reunión más maravillosa de todas? Si es así, ¿por qué no decírselo ahora mismo?

Oremos juntos. Padre, gracias por crear junto con el hijo y el Espíritu Santo el plan de salvación, el evangelio eterno, la oportunidad de que cada uno de nosotros pueda ser salvo a través de la gracia, los méritos y la sangre de Jesucristo. Y ahora Señor mientras contemplamos el futuro y vemos cómo están sucediendo las cosas tan rápidamente, miramos la oportunidad de testificar por ti mientras estamos en conexión contigo, y esperamos la oportunidad de reunirnos contigo todos los días, en el estudio de la Biblia y en la oración, cada semana mientras te adoramos en el santo séptimo día de la semana, el día de reposo.

Señor, bendice estas reuniones y de cada una de estas reuniones ayúdanos a tomar fuerza, valor y fortaleza para proclamar tus maravillosos mensajes de amor, y la mensajes de los tres ángeles, con esa maravillosa justicia de Cristo en el centro de estos mensajes, gracias ahora por escucharnos y bendecir a cada uno a medida que llegan al pie de la cruz, aceptándote y yendo de ese pie de la cruz a contarle a otros de tu pronta venida. En el nombre de Jesús lo pedimos, amén.

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