Primera capellana adventista promovida a Teniente Coronel de la Reserva del Ejército de los Estados Unidos
En Puerto Rico, Wanda Acevedo se convirtió en la primera mujer en ser promovida a teniente coronel en la Reserva del Ejército de los Estados Unidos.
7 de septiembre de 2021 |Miami, Florida, Estados Unidos|Libna Stevens, Noticias de la División Interamericana
Wanda Acevedo se convirtió en la primera mujer adventista en ser promovida a teniente coronel de la Reserva del Ejército de los Estados Unidos, durante una ceremonia especial en Fort Buchanan, Puerto Rico, el 28 de abril de 2021. Con ese rango, Acevedo se convierte en la capellana subcomandante que supervisará todo el apoyo religioso y los equipos de capellanía que sirven a más de cinco mil soldados en la base.
Acevedo aceptó la posición después de tomar el Juramento al Cargo administrado por el capellán (brigadier general) Andrew R. Harewood, de la Reserva del Ejército de los Estados Unidos. Harewood, que es el tercer adventista en alcanzar el rango de general en la Reserva del Ejército de los Estados Unidos, elevó una oración de dedicación al ser anfitrión de la ceremonia de promoción, durante una asignación de entrenamiento anual del equipo ministerial de la unidad en la base.
“La teniente coronel Wanda Acevedo es muy talentosa. Creo en ella y sé que va a llegar más lejos”, dijo Harewood.
Los capellanes adventistas, de izquierda a derecha: El capellán (capitán) Jose Peña; el capellán (brigadier general) Andrew R. Harewood; la capellana (teniente coronel) Wanda Acevedo; el capellán (capitán) Jorge Báez; el capellán (capitán Freddy Sánchez); y capellán (teniente coronel) Edgardo Ortíz, posan en una fotografía grupal después de la ceremonia de la teniente coronel Wanda Acevedo en Fort Buchanan, Puerto Rico, el 28 de abril de 2021. [Fotografía: cortesía de Wanda Acevedo].
“Dios es tan bueno”, dijo Acevedo, mientras seguía procesando la naturaleza de su histórica promoción. Acevedo no había planeado ser la primera capellana adventista promovida a este rango, pero se siente feliz de establecer un precedente gracias a este histórico logro. “Marca el camino para otras capellanas adventistas que están en carrera, o para las estudiantes que acaso no saben que hay muchas oportunidades diferentes de ministrar en las Fuerzas Armadas”, dijo Acevedo. “Dios ha probado que somos necesarias aquí”.
En 2001, Acevedo se convirtió en la primera mujer adventista en ingresar a un programa de capellanía militar en el Ejército de los Estados Unidos. “Este es un ministerio que necesita más capellanas, para brindar equilibrio en estilos de perspectivas y todo el carácter único que cada una puede aportar al grupo”.
Según Paul Anderson, director de Ministerios de Capellanía de la División Norteamericana, actualmente hay solo seis capellanas en todas las ramas de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.
El capellán (brigadier general) Andrew R. Harewood administra el juramento a la capellana Wanda Acevedo, durante la ceremonia de promoción en Fort Buchanan, en Puerto Rico, el 28 de abril de 2021, mientras su madre Alicia Pérez, su abuelo Marcelino Pérez (de 95 años) y su padre David Acevedo observan. [Fotografía: cortesía de Wanda Acevedo]
Acevedo enfatizó las necesidades singulares que el servicio de capellanía tiene por propósito suplir. Al fin y al cabo, implica llegar a las personas allí donde se encuentran, hablar su lenguaje, comprender sus necesidades particulares y presentarles a Dios, expresó.
Como capellana subcomandante, Acevedo ahora está al frente de 27 equipos de unidades de capellanía en Fort Buchanan. Entre ellos, hay seis adventistas, lo que incluye a su supervisor inmediato y otros cuatro del equipo.
Su nueva función de liderazgo le recuerda las historias bíblicas de José, Ester y Daniel, cada uno de los cuales tuvo un propósito y especial y un ministerio ante los gobiernos extranjeros. “Tuvieron que aprender cómo desenvolverse en los sistemas seculares para testificar del Dios real, y para ser capaces de influir sobre los procesos de esos sistemas”, dijo Acevedo. “Así es como nos vemos aquí como adventistas. Tenemos el uniforme, aprendemos el sistema, esta cosmovisión militar, a la que incorporamos a Dios. [Podemos ser] una influencia positiva en el sistema, en el proceso de toma de decisiones”.
Una manera de servir es asesorando a los comandantes, interactuando y conversando con ellos de una manera que sirva de testimonio, así como Daniel influyó sobre los líderes políticos de Babilonia, Ester influyó sobre el rey de Persia, y José influyó sobre el faraón en Egipto.
Fotografía de Wanda Acevedo cuando prestaba servicios con el rango militar de mayor en 2019. [Fotografía por cortesía de Wanda Acevedo]
“Este es un ministerio,
This is a ministry, not in the same way or sense of an evangelistic campaign in the traditional setting, but that’s not our plan. Our purpose is more in the perspective of a ministry of influence, leading by example, testifying, helping others, forming future leaders, and advising commanders. It’s a very unique type of ministry,” she added.A native of Puerto Rico, Acevedo has always felt passionate about ministering to others.
“I was born into the Church and started preaching at 12 years old, then became youth director at my church in Cataño in east Puerto Rico, took part in Pathfinder club and master guide clubs, became a Bible worker, and felt a calling to study theology,” she said. After she graduated from Antillean Adventist University in Mayagüez Puerto Rico, she worked as a chaplain in several Adventist schools in the East Puerto Rico Conference and soon received an invitation to a chaplaincy recruiting meeting. “I felt like God brought me to that meeting,” she said. “I was so impressed with all the things you could do as a military chaplain. If God puts it in your heart you have to follow it.”
Acevedo earned a Master of Divinity from Andrews University and a Master of Science in counseling, marriage, and family therapy from the University of Phoenix.
Prior to her military service, Acevedo worked two years as an adjunct theology professor at Antillean Adventist University in Mayagüez, Puerto Rico, and served as a chaplain at the Adventist-run Bella Vista Hospital in Mayagüez. She also taught several classes at the Inter-American Adventist Theological Seminary.
Además de ser la primera adventista en ser promovida a teniente coronel, también cumplió servicios en Irak durante varios años, y es la única capellana adventista en prestar servicios en una zona de combate.