28 de octubre de 2021 | Lancaster, Massachusetts, Estados Unidos | Por Personal de Atlantic Union Gleaner y Adventist Review
No es fácil coordinar en persona las actividades de jóvenes y jóvenes adultos; mucho menos en un ambiente virtual. Sin embargo, eso es lo que ha estado haciendo el equipo de Ministerio Adventista de Jóvenes de la Unión del Atlántico (AUAYM), desde que el COVID-19 se declaró como pandemia.
El director de AUAYM, David McKenzie, dirige a los directores de ministerio de jóvenes y sus equipos, de las seis asociaciones en esa región, al trabajar con los jóvenes y jóvenes adultos. Esa es una de las tres estrategias imperativas de los administradores de la Unión Asociación del Atlántico (AUC). La pandemia de COVID-19 detuvo muchas cosas, pero no logró atenuar el espíritu misionero de nuestros miembros. Al levantarse las restricciones de viaje, 53 personas del territorio de la Unión del Atlántico pasaron recientemente 10 días en la República Dominicana realizando varias tareas, ayudando a la Universidad Adventista Dominicana a prepararse para recibir a los estudiantes en su regreso a clases.
[/caption]Si hay algún regalo que podemos dar a los jóvenes y a la generación futura, es ayudarlos a desarrollar un espíritu misionero”, dijo el tesorero de AUC, Elías Zabala Sr. “Ya sea localmente, o en el extranjero, Dios necesita personas que estén dispuestas a ir al campo misionero”. El tesorero Zabala trabajó a la par con los voluntarios durante el viaje y sirvió de intermediario con los ministerios e instituciones adventistas en la República Dominicana.Los voluntarios procedían de cinco de las seis asociaciones de AUC. Esas regiones de la iglesia proveyeron el apoyo financiero para la compra de suministros y materiales. El grupo de voluntarios incluyó pastores, dirigentes de jóvenes, jóvenes adultos y varios miembros del Cuerpo de Cadetes Médicos (MCC).
[/caption]Dionisio Olivo, general de brigada y mayor de operaciones de AUC MCC, viajó a República Dominica para dar su apoyo juntamente con otros administradores. Dijo el tesorero Zabala: “Todos nuestros voluntarios trabajaron muy duro. Deseo verdaderamente reconocer la labor del MCC. ¡Qué increíble grupo de hombres y mujeres! Su dedicación, comportamiento, disciplina y cordialidad, fueron grandemente apreciados”.Los voluntarios llevaron a cabo numerosos proyectos de pintura de edificios en el campus de la universidad y en la escuela primaria adventista. Compraron también materiales y arreglaron algunos faroles o arbotantes del alumbrado externo del campus universitario, lavaron a presión las aceras, plazas y edificios antes de aplicar la nueva pintura y finalizaron proyectos de limpieza, carpintería y embellecimiento de jardines en torno al campus.
“Ha sido toda una bendición venir a este plantel a ayudar”, dijo el joven adulto voluntario, Gregory Jamrog. “Nos emociona tanto que hemos podido ser una parte de algo tan especial”.
Durante el viaje, el tesorero Zabala y otros voluntarios visitaron el orfanato local operado por la Iglesia Adventista, para ver si necesitaba de alguna ayuda; pero ignoraban completamente que el día anterior a la visita, la directora del orfanato había solicitado dinero para comprar tenis o zapatos deportivos para los más de 50 niños bajo su cuidado. El gerente de negocios le había informado que no había fondos disponibles para el efecto y que tenía que esperar hasta que llegara una donación. Así que oraron y le pidieron a Dios que proveyera el dinero para los zapatos.“Cuando llegamos al siguiente día”, explica el tesorero Zabala, “y preguntamos si necesitaban alguna ayuda, la directora me dijo: ‘¡Ustedes son una respuesta a nuestra oración!’” Los voluntarios de la Unión del Atlántico donaron de sus fondos y reunieron suficiente dinero como para que todos los niños pudieran tener zapatos nuevos.
“Esta fue una bella y asombrosa experiencia a la que recomendamos que se unan otros”, dijo Luis Soto, uno de los cinco pastores de la ciudad de Nueva York que ofrecieron servicios voluntarios. “Puede ser este año o el siguiente, aquí o en otro país; pero únete a un viaje misionero y haz algo en favor de otros. Será de valor para ellos y transformará tu vida”.
La versión original de esta noticia se publicó en el Atlantic Union Gleaner.Traducción – Gloria A. Castrejón