Wintley Phipps llama a que cada cristiano “reproduzca, refleje y revele” el carácter de Dios.

“¿Quién es mi prójimo?” es “una pregunta que aun hoy se encuentra en el centro de todas las luchas sociales y conflictos étnicos”, dijo el renombrado cantante y pastor adventista Wintley Phipps al iniciar su mensaje sabático en el Congreso sobre Justicia Social en la Universidad Andrews en Berrien Springs, Míchigan, Estados Unidos, 16 de octubre de 2021.

“Cuando vemos a personas que no se parecen a nosotros, ¿deberíamos verlos como miembros de la familia de Dios?” preguntó.

Phipps basó su mensaje en la parábola bíblica de “El buen samaritano”. En su mensaje, titulado “Reproducir, reflejar y revelar el carácter de Dios”, Phipps enfatizó que “¿Quién es mi prójimo?” fueron las exactas palabras que un maestro de la ley formuló a Jesús para justificar su falta de preocupación por los demás. Como respuesta, Jesús le dijo a ese maestro de la ley, y a los que lo escuchaban, una historia de un hombre que fue atacado por ladrones y dejado por muerto. Varios líderes religiosos pasaron de largo, y entonces un samaritano, un extranjero despreciado por muchos, se detuvo a ayudar. El maestro de la ley terminó entonces reconociendo que prójimo fue el que le había “mostrado misericordia”, a lo que Jesús le respondió: “Ve y haz tú lo mismo”.

Durante su mensaje en el Congreso sobre Justicia Social en la Universidad Andrews, el renombrado cantante y pastor adventista Wintley Phipps enfatizó que “el mundo está esperando que haya cristianos que reproduzcan, reflejen y revelen el carácter de Dios”. [Photo: Marcos Paseggi, Adventist Review]

En el centro de nuestro compromiso cristiano

Aunque Jesús contó la historia del buen samaritano hace unos dos mil años, Phipps enfatizó que la simple pregunta de determinar quién es nuestro prójimo, aun hoy, “indaga en la profundidad de nuestra profesión cristiana, y busca revelar si nuestro compromiso con el cristianismo es profundo o superficial”. Y, añadió, “esa pregunta ha perseguido la condición humana a través de los milenios”.

Phipps recordó a los asistentes al congreso y a los miembros de la iglesia adventista Pioneer Memorial que nuestro prójimo no es “el que vive en la puerta de al lado, o el que es parecido en raza o grupo étnico, o que se aproxima a nuestra cultura y clase social”, sino cualquiera que necesita nuestra ayuda. “Dios observa con intenso interés cómo tratamos a los extranjeros magullados y maltratados”, dijo, “y para probar nuestro carácter, Dios nos envía personas que sufren, personas que el mundo ha catalogado como deficientes”.

Para el samaritano, Phipps dijo, “no importó su religión, su etnia o su posición política. Nada de eso tuvo alguna importancia o consecuencia. Todo lo que vio fue a un hombre que necesitaba su simpatía y compasión”.

Dios no hace distinción de nacionalidades o grupos étnicos, recordó Phipps a su audiencia. “En los ojos del cielo, nacer de nuevo es más importante que el lugar donde nacimos […]. Cuando Dios nos ve, él nos ve cómo hombres, mujeres y niños que le pertenecen”.

Los asistentes al Congreso de Justicia Social se unieron a los miembros de iglesia en los cultos sabáticos de la Iglesia Pioneer Memorial en la Universidad Andrews el pasado 16 de octubre. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

La triste historia de la iglesia cristiana

Según Phipps, Jesús contó la historia del buen samaritano porque quería que supiéramos que “reproducir, reflejar y revelar el carácter de Dios es el único camino hacia la vida eterna”.

Phipps añadió que la consecuencia de esta enseñanza bíblica es que, dado que somos hijos de Dios, no podemos permanecer en silencio cuando un grupo de seres humanos es demonizado y maltratado. Phipps citó entonces al clérigo sudafricano y activista de los derechos humanos Desmond Tutu, quien en cierta ocasión dijo: “Si somos neutrales en situaciones de injusticia hacia nuestros prójimos, estamos escogiendo el lado del opresor”.

También reflexionó sobre el papel de la Iglesia Cristiana en la victimización sistémica de los vulnerables y los oprimidos. “La historia de la iglesia no es para los de corazón sensible; en efecto, si tenemos consciencia, nos romperá el corazón”, señaló.

Phipps compartió ejemplos desconcertantes de la historia, lo que incluye las luchas intestinas entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte y el papel de la Iglesia Reformada Holandesa en Sudáfrica durante la época del apartheid. Citó “Una declaración de confesión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Sudáfrica a la Comisión de la Verdad y la Reconciliación”, en la que los líderes adventistas lamentaron haber fallado durante el apartheid por “pecado de omisión y comisión […], representando erróneamente de esa manera el evangelio eterno de Jesucristo”.

A lo largo de la historia, enfatizó Phipps, el mundo “ha sido testigo del horror y el barbarismo […] de cristianos que no se parecen en nada a Cristo”. Citó a Elena G. White, una de las fundadoras de la Iglesia Adventista, quien escribió: “Si la verdad que profesamos no tiene la suficiente influencia sobre nosotros para […] convertirnos en amables y corteses”, entonces toda la verdad que creemos no tiene valor alguno”.1

“Que haya paz en la tierra, y que comience conmigo”, cantó Wintley Phipps al comienzo de su mensaje el pasado 16 de octubre en la Iglesia Pioneer Memorial en el campus de la Universidad Andrews en Berrien Springs, Míchigan, Estados Unidos. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Una trayectoria preocupante

En los Estados Unidos, dijo Phipps, “los Padres Fundadores lograron tener la Biblia en una mano y las cadenas de los esclavos en la otra […]. El cristianismo y la opresión se unieron en nupcias religioso-políticas”, se lamentó.

Phipps dijo que tenemos que preocuparnos por los Estados Unidos de América, debido a lo que él denominó “la trayectoria antipluralista, hípernacionalista” en que parece encontrarse. “Es una trayectoria atribulada y preocupante, y creo que Dios hará responsable a la Iglesia Cristiana por cualquier complicidad con esta agenda”, expresó. “A Dios no le agrada cuando las iglesias adoptan una retórica que polariza, que es discordante y que provoca división”.

Qué podemos hacer los cristianos

Los cristianos en general y los adventistas del séptimo día en particular, dijo Phipps, deberían saber y hacer cosas mejores. Enfatizó que, “hasta que nosotros, como iglesia, hagamos de tener el carácter de Cristo el tema central de nuestra teología, nosotros como pueblo jamás reproduciremos, reflejaremos y revelaremos el carácter de Dios, y la hermandad será para nosotros un sueño distante. Hasta que ser como Cristo llegue a ser el énfasis central de la vida de la iglesia, nosotros como pueblo jamás reproduciremos, reflejaremos y revelaremos el carácter de Dios a un extraño”.

Citó una vez más a White, quien escribió: “Obedecer la ley de Dios significa ser rápidos para ver las necesidades de nuestros prójimos, y rápidos para ayudarlos sin deternernos a preguntar: ‘¿Creen ellos en las mismas doctrinas que yo creo?’”2

Por ello, enfatizó Phipps, nuestro prójimo es “los sufrientes y desamparados de todas las clases, de todas las religiones. Es nuestro deber aliviar el sufrimiento de ellos”. También es la razón por la que “Dios nos está llamando a cargar a los que han sido quebrantados por las inequidades raciales y de clase social”.

Phipps recordó a los asistentes al congreso y a los miembros de la iglesia Pioneer Memorial que nuestro prójimo no es “el que vive en la puerta de al lado, o el que es parecido en raza o grupo étnico, o que se aproxima a nuestra cultura y clase social”, sino cualquiera que necesita nuestra ayuda. [Photo: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Un ejemplo personal

Como parte de su mensaje, Phipps contó de su Academia de los Sueños USA, una iniciativa que lanzó y ha coordinado durante los últimos 23 años. Phipps estableció la iniciativa después de darse cuenta de que, según estadísticas que citó, “el sesenta por ciento de los muchachos de raza negra en los Estados Unidos que no terminan la escuela secundaria habrán estado en prisión para cuando cumplan los 30”.

Para ayudar a revertir esta tendencia, la Academia de los Sueños ofrece tutores, mentores y actividades para desarrollar el carácter a hijos de padres encarcelados. “Estos niños, por más que no es culpa de ellos, están sin padre y son los que están en mayor riesgo de terminar ellos mismos en la cárcel”, dijo Phipps. “Ese ha sido mi ministerio de buen samaritano, ayudar a salvar a miles de niños de la devastación del sistema de justicia penal”.

Como el carácter de Dios

Phipps lamentó que casi ninguna denominación cristiana ofrece estudios bíblicos sobre cómo tener el carácter de Dios. “Casi ninguna denominación cristiana ha hecho de parecerse a Cristo el énfasis de su enseñanza y predicación”, dijo.

Para los adventistas del séptimo día, dijo Phipps, implica no solo aprender o enseñar de la segunda venida de Cristo sino preparar el carácter para partir con él. “¿Qué importa si conocemos los detalles de la profecía, pero en nuestro carácter, no estamos preparados para el cumplimiento de la profecía? ¿Qué sentido tiene eso?”, preguntó. “El mundo está esperando que haya cristianos que reproduzcan, reflejen y revelen el carácter de Dios”.

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1. Véase Elena G. White, Sermons and Talks (Silver Spring, MD: Ellen G. White Estate, 1990), 1:198.

2. Elena G. White, “Unto One of the Least,” The Review and Herald, 9 de abril de 1908, pár. 1.

Traducción de Marcos Paseggi

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