29 de noviembre de 2021 | Miami, Florida, Estados Unidos | Por Marcos Paseggi, para Noticias de la División Interamericana

Un reciente Simposio en Línea de la División Interamericana titulado “Libertad de Conciencia y el Mandato de Vacunación” contó con expertos adventistas de diversos campos que analizaron los mandatos de vacunación y la libertad de conciencia. También dieron consejos y respondieron preguntas de los que siguieron el programa en toda la reigón. Entre los presentadores del pasado 20 de noviembre de 2021, David R. Williams, profesor Florence and Laura Norman de Salud Pública de la Universidad Harvard y director asociado de Ministerios de Salud de la Asociación General, analizó lo que él denominó “El papel de la ciencia, si es que existe, en un ministerio de salud cristocéntrico”.

Williams explicó el contexto de los ministerios de salud en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la nueva realidad de la pandemia del COVID-19, y qué es lo que los miembros y líderes adventistas pueden hacer para estudiar, orar, confiar en Dios y, al mismo tiempo, actuar con sabiduría.

Un llamado al ministerio de salud

Según Williams, cualquier discusión relacionada con la salud tiene que incluir una perspectiva más amplia. “Necesitamos llevar a cabo un diálogo en un contexto más abarcador respecto de lo que Dios nos está llamando a hacer”, expresó, y agregó: “Dios está llamándonos a cada uno de nosotros al ministerio de salud, [lo que] es fundamental para la misión de la iglesia”. Williams recordó a los líderes y a los miembros de iglesia que, como resultado de lo que Jesús ha hecho por nosotros, “cada cristiano adventista es llamado a dedicar su vida para dar gloria a Dios”.

David R. Williams, profesor Florence and Laura Norman de Salud Pública de la Universidad Harvard y director asociado de Ministerios de Salud de la Asociación General, se dirige a los que siguieron el programa en línea el 20 de noviembre de 2021. [Fotografía: captura de pantalla de la DIA]

En ese sentido, los ministerios de salud están siguiendo en las huellas de Jesús, haciendo que el amor de Dios sea real para los demás, explicó Williams. Los ministerios de salud buscan “ayudar a que los hombres y las mujeres alcancen su potencial pleno, tanto mental como física y espiritualmente”.

Pero para alcanzar nuestro potencial pleno, tenemos que practicar los principios de salud, dijo Williams. Refiriéndose a la historia del momento en que Jesús resucitó a Lázaro (Juan 11) a manera de ilustración, Williams enfatizó que la oración es fundamental para el ministerio de salud. “La oración y la dependencia de Dios se encuentran en el fundamento mismo de la experiencia de la sanación divina”, expresó. “Hay personas en nuestra esfera que acaso están sufriendo, que podrían estar sufriendo, que podrían ser sanadas sin tan solo tuviéramos el amor y la compasión de Dios en nosotros y oráramos a Dios en favor de ellos”.

El papel que juega la cooperación humana

Otro aspecto del milagro de la resurrección de Lázaro es que vemos que Jesús efectúa dos pedidos a la multitud que lo observa. Les pide a los presentes que quiten la Piedra del sepulcro antes de llevar a cabo el milagro, dijo Williams. Y cuando Lázaro salió, ordenó a los que estaban allí que los desataran. Jesús “no necesitaba hacerlo, pero se apoyó en la ayuda humana”, destacó. “Por ello, para experimentar el poder sanador de Dios, necesitamos cooperar con él y con sus leyes. Dios quiere que hagamos nuestra parte. Y la cooperación con Dios significa que tenemos que fortalecer nuestro sistema inmunitario”, enfatizó.

Dios usa diferentes medios para producir la sanación, por más que él es la única y la fuente última de toda sanación. De conformidad con lo que expresó el pionero adventista John Harvey Kellogg, que también era médico, Williams dijo: “Solo Dios sana. Los médicos no curan. Los medicamentos no curan. Pero son los instrumentos que Dios usa” para sanar. “Es por esa razón que, para experimentar el poder de sanación de Dios, tenemos que usar todos los conocimientos que el Señor ha provisto”, expresó.

De conformidad con una presentación previa a cargo de Peter Landless, director de Ministerios de Salud de la Iglesia Adventista, Williams dijo que solo tenemos que promover prácticas que estén de acuerdo con las Escrituras, tengan el apoyo del espíritu de profecía, y estén basadas en ciencia sólida (basada en evidencias). “Dios es el autor de la ciencia; él usa la ciencia para dar luz […]. Cuando vemos los descubrimientos de la ciencia, vemos a Dios en acción”.

Es en ese contexto que la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha animado a practicar la vacunación responsable, dijo Williams.

Enfatizó que Dios quiere que cada uno de nosotros tome sus propias decisiones. Al mismo tiempo, explicó que es posible actuar por conciencia y estar equivocado. Por ello, deberíamos aproximarnos a cada tema con ese nivel de conciencia.

Los adventistas y las vacunas

De manera específica, Williams dijo que es fundamental examinar los beneficios y riesgos de las vacunas contra el COVID-19. “Seré breve en esto”, expresó. “La ciencia es abundantemente clara: Las vacunas salvan vidas”.

Williams añadió que las vacunas han probado ser seguras y efectivas en estudios con miles de personas, y recordó a los que seguían el programa que vacunarse implica prevenir que el virus se esparza y evitar contagios letales. También destacó que los beneficios de la vacunación superan a los riesgos en las personas sanas, y que se ha continuado realizando monitoreos intensivos de seguridad.

Por sobre todo, enfatizó Williams, las vacunas contra el COVID-19 ofrecen una importante oportunidad de sostener y proteger a los que han sido y podrían ser los más afectados por el COVID-19. “No se trata solo de mí y mi salud; es también importante para mi familia y la comunidad”, expresó.

Williams también dejó en claro que las vacunas contra el COVID-19, junto con el lavado de manos, el distanciamiento social, y el uso de mascarillas ofrecen oportunidades de protegernos y de proteger a los que nos rodean.

Riesgos y preocupaciones

Williams reconoció que existen algunas preocupaciones y temores legítimos relacionados con las vacunas del COVID-19. “Estoy de acuerdo en que es totalmente razonable que presenten sus preguntas y preocupaciones”, dijo Williams.

Una preocupación es que las vacunas han sido desarrolladas demasiado rápido. Es verdad, dijo Williams, pero la tecnología ya tiene veinte años, y se han invertido miles de millones de dólares. Según el, las vacunas se desarrollaron con semejante rapidez debido a las inversiones increíbles (literalmente miles de millones de dólares). “Por lo general, una compañía farmacéutica recauda dinero por su cuenta y genera poblaciones para desarrollar la vacuna, lo que lleva mucho tiempo”. Pero en este caso, explicó, el gobierno de los Estados Unidos aportó los fondos.

Williams también explicó que aunque se autorizó el uso de emergencia tan solo dos meses después de iniciar los estudios, para noviembre de 2021, ya hay un año de seguimientos. “Esta es una de las vacunas más afectivas que [la humanidad] ha creado”, dijo. “Como científico que lee las publicaciones, es lo que sabemos”.

Reconoció que, al mismo tiempo, es verdad que no sabemos la duración de la protección. “No podemos decirle que dentro de diez años no tendrán un efecto secundario”, dijo Williams. “Pero al mismo tiempo, la mayoría de los efectos secundarios de las vacunas se producen en los primeros 45 días. Es la razón por la que [los funcionarios de salud] decidieron esperar por sesenta días, dos semanas más”.

Por último, Williams enfatizó que aunque ninguna vacuna es efectiva en un ciento por ciento, “la eficacia de la vacuna actual en la prevención de versiones severas de la enfermedad y la muerte es asombrosa”.

Unas pocas conclusiones

Williams recordó a los que siguieron el programa que la decisión de vacunarse o depende de cada individuo, y que esa decisión debería ser tomada en consulta con el proveedor personal de salud. También dijo que es fundamental investigar personalmente el tema. “Parte de la tarea de mantenerse seguro tanto en forma personal como familiar implica asegurarse de tener la información necesaria sobre las vacunas como para tomar una decisión con fundamento”. Y recomendó otra vez: “Busquen la sabiduría de Dios al tomar en cuenta la Biblia, el espíritu de profecía, y la ciencia basada en evidencias. Adoptemos la ciencia basada en evidencias, y entonces pidamos al Espíritu Santo que nos conduzca y guíe hacia toda verdad”.

Williams compartió entonces una declaración de Elena G. White, quien en Consejos sobre salud, escribió: “Dios no realizará ningún milagro para evitar que las enfermedades recaigan sobre las personas que no se cuidan, y que continuamente se mantienen violando las leyes de la salud, sin hacer mayor esfuerzo para prevenir tales enfermedades. Cuando hacemos todo lo que está de nuestra parte para conservar la salud, entonces podemos esperar que los benditos resultados se produzcan y pedirle a Dios con fe que bendiga nuestros esfuerzos relacionados con la preservación de nuestra salud” (p. 58).

Es importante estudiar, orar, confiar en Dios y actuar de manera sabia, dijo Williams. “Yo confío en Dios y, aun así, me lavo los dientes todos los días”, ilustró. “Confío en Dios y le cambio el aceite al carro. Confío en Dios y uso cinturón de seguridad […]. Confío en Dios, pero cierro con llave las puertas de mi casa durante la noche […]. Actuar con prudencia y sabiduría no indica tener falta de fe o falta de confianza en Dios”, dijo. “Tenemos que seguir estudiando para vernos aprobados por Dios”.

Para ver el segment del doctor David R. Williams durante el Simposio en Línea de la División Interamericana titulado “Libertad de Conciencia y el Mandato de Vacunación”, entre AQUÍ

Por informes adicionales sobre el simposio en línea y varias de sus presentaciones, ingrese a interamerica.org

Traducción de Marcos Paseggi

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