7 de junio de 2022 | San Luis, Missouri, Estados Unidos | Shawn Boonstra

Puede que sea el punto más importante de la agenda: a las 10:11, un minuto después de que comenzaran oficialmente las sesiones del Congreso, el secretario de la Asociación General Erton Köhler leyó la declaración de misión de la iglesia a los más de 1800 delegados reunidos. Lo que podría parecer a alguien que no conoce una cuestión de administración general (que se lleva a cabo inmediatamente después de tratar con las legalidades obligatorias), la expresión pública de la declaración brinda un sumamente importante marco de referencia para todo lo que se llevará a cabo en los próximos días.

“Comenzaremos esta reunión con la misión”, el presidente de la sesión, Artur Stele, explicó a los delegados antes de la lectura, “y terminaremos con esta misión […]. La misión es el motor de esta iglesia”.

La declaración, anclada tanto en la comisión evangélica de Mateo 28 como en los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14, fue presentada en tres secciones: nuestra misión, nuestro método y nuestra visión. Destaca la razón de ser de la iglesia, y brinda un contexto importante para las sesiones que se llevarán a cabo en los próximos días y horas.

Nuestra misión, declara, es “hacer discípulos de Jesucristo que vivan como sus testigos amantes y proclamen a todas las personas el evangelio eterno de los mensajes de los tres ángeles, en preparación para su pronto regreso”. El método de lograr esta misión es “mediante una vida como la de Cristo, comunicando, discipulando, enseñando, sanando y sirviendo”. ¿La visión? La anticipación de que Dios ejecutará fielmente su plan de restaurar “toda su creación a una armonía plena con su voluntad y justicia perfectas”.

“Estamos abriendo la sesión con la declaración de misión, para simplemente destacar a los delegados de que esta es nuestra prioridad”, explicó Köhler. “Necesitamos ponerla de relieve en todas nuestras reuniones, y la declaración de misión es la guía para el resto de las reuniones. Por esta razón, nuestra decisión fue la de comenzar todo recordando a los delegados de que seremos guiados por ella, y que esta es nuestra prioridad en todo lo que hacemos. Como iglesia, aquí en el Congreso, o en la iglesia local, o en cualquier parte del mundo: este es nuestro llamado”.

La declaración de misión afirma a la iglesia en su pasado apostólico en el Monte de la Ascensión (Hech. 1) y cimienta los corazones de los delegados en nuestra esperanza última: la resolución del gran conflicto. Nos recuerda que, si bien la agenda está replete de tareas en apariencia rutinarias, los delegados están por tratar con cosas sagradas. Sirve de norma de las ideas que se evaluarán sobre tablas, que responden a la pregunta: ¿Será que está medida nos acerca o nos aleja de nuestra misión?

La Iglesia Adventista se ha reunido. Trabajamos en diversas culturas e idiomas, pero en esto todos estamos de acuerdo, y seguiremos estando de acuerdo cuando regresemos a nuestros hogares, declarándonos en armonía con Cristo: “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10).

No podría ser más apropiado que el siguiente punto de agenda del congreso fuera un bautismo.

Traducción de Marcos Paseggi

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