Comunidades indígenas agradecen que pueden adorar a Dios de acuerdo a sus costumbres.
21 de agosto de 2022 | Jackeline Farah, División Sudamericana y Revista Adventista
La región noreste de Brasil alberga a las comunidades indígenas más grandes del país. Viven en esta región más de 400,000 personas de diversas etnicidades nativas.
De acuerdo con el último censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE) llevado a cabo en 2010, solamente en el Amazonas viven más 180,000 residentes indígenas, 56,000 de los cuales residen en el estado de Roraima. Aquellos que han dejado su hogar para emigrar a las ciudades encuentran difícil mantener sus tradiciones.
En las ciudades más pobladas de Brasil, los rascacielos, teléfonos móviles y el ritmo frenético de la vida contemporánea afectan a aquellos que quieren guardar sus tradiciones. Con frecuencia su lenguaje y cultura son tragados por esos factores hasta que finalmente llegan a desaparecer. Y de ello pueden atestiguar muchos que se han alejado de sus tierras ancestrales.
Miembros de la tribu sateré mawé se fueron a vivir a la ciudad norteña de Manaos hace casi 70 años, cuando la ciudad capital del estado de Amazonas contaba todavía con muchas zonas verdes. De acuerdo con Tuxaua Nilson Ferreira de Souza, de 40 años, el vivir en la ciudad se ha vuelto cada vez más difícil.
“Las casas han cambiado mucho y no hay muchos bosques a nuestro alrededor”, dijo. “Cada cuatro años se hace necesario que cambiemos nuestros techos de paja y eventualmente tenemos que deshacernos de nuestras malocas (cabañas de troncos) para comenzar a edificar con ladrillos y mezcla”.Aun frente a tales cambios radicales, muchos de ellos han logrado mantener sus danzas tradicionales, reuniones y dialectos. En conjunto con el Departamento de Educación de Manaos, se les asignó un maestro que les enseñe el idioma sateré mawé a los niños. “Si nuestros niños no aprenden a hablar sateré y participan en nuestros rituales, nuestra cultura se perderá”, dijo. “Pedimos ayuda y gracias a Tupã [Dios], se nos asignó un maestro”.
Actualmente, la comunidad incluye doce familias y un total de 46 residentes.
En Sorocaima, Roraima, a más de 725 kilómetros de Manaos, otro grupo étnico está tratando también de mantener sus tradiciones y cultura. La comunidad tribal taurepang, encabezada por Tuxaua Sandoval Pinto Flores, de 39 años, vive de la producción de artesanías tradicionales y la venta de harina de mandioca.
Los rituales y costumbres se han conservado gracias al esfuerzo de los ancianos de la tribu. “Hemos cambiado la manera de construir nuestras casas, pero no vamos a permitir que se pierdan nuestras raíces. Nuestros hijos aprenden nuestro idioma cada día para mantener viva nuestra historia”, dijo el dirigente Pinto Flores.
Cosas en común
A pesar de los 725 kilómetros de distancia entre ambas comunidades, los grupos étnicos sateré mawé y taurepang tienen varias cosas en común. Una de ellas es su fe en Cristo Jesús y el apoyo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día para mantener vivas sus tradiciones. Ellos han aprendido a guardar el sábado como día de reposo, a seguir las guías de estudio de la Biblia conocidas como lecciones de Escuela Sabática y reunirse a través del ministerio de grupos pequeños.
En Manaos, la Biblia traducida a sateré está ayudándoles a mantener vivo su lenguaje. En Sorocaima, el sueño de contar con la Biblia traducida a taurepang está avanzando en forma muy rápida. Un grupo de residentes está produciendo una copia a mano de la Biblia en su idioma. En ambos lugares hay miembros adventistas del séptimo día, ya bautizados, que adoran a Dios en su propio idioma y siguen sus costumbres.
“Se ha hecho muy claro que hay cada vez más desafíos para la predicación del evangelio en todo el mundo”, dijo el presidente de la Asociación Amazonas-Roraima, Mark Wallacy. “Sin embargo, el ver a tribus nativas en nuestro territorio que han sido alcanzadas por la verdad en su propio contexto cultural, es una convincente evidencia de que el evangelio definitivamente no sabe de barreras o límites. No podemos dar marcha atrás. ¡Vamos a continuar a fin de poder ver a Jesús regresar en nuestro tiempo!”
La versión original de esta historia se publicó en el sitio de noticias de la División Sudamericana, en idioma portugués.
Traducción – Gloria A. Castrejón