24 de agosto de 2022 | Florida, Estados Unidos | Por José Luis Dieppa
A la edad de 35 años, Carlos Paredes recibió un impactante diagnóstico: Tenía la enfermedad de Parkinson.
“No quería creer que tuviera Parkinson a mi edad”, dijo. “A esas fechas estaba por contraer matrimonio y estaba listo para formar una familia; así que fue una noticia muy dura para mí”.
Inicialmente, Carlos Paredes notó temblores en uno de sus dedos. Con el paso de los años, los movimientos involuntarios se extendieron por todos sus dedos y eventualmente por ambos brazos. Los estremecimientos eran tan severos, que tenía que luchar aun con las tareas más simples, tales como beber de un vaso, escribir o cepillarse los dientes.
“Mis movimientos aumentaron al punto de que no podía sostener un plato al tomar los alimentos, no podía jugar con mi hija o rasurarme”, añadió.
Su familia le aconsejó ver a un neurólogo, quien lo diagnosticó con enfermedad de Parkinson, una condición progresiva que causa problemas de temblores, lentitud y falta de equilibrio. Después de varios años de tomar 16 píldoras cada día sin que mejoraran mucho sus síntomas, su madre le sugirió que fuera a ver a un experto en cirugía del cerebro.
En consulta con su equipo médico, que incluyó al médico neurocirujano Chandan Reddy, de AdventHealth Celebration y a Mitesh Lotia, neurólogo especialista en desórdenes del movimiento y director médico del programa de esa rama médica en AdventHealth, se determinó que el paciente Carlos Paredes era un candidato ideal para una cirugía cerebral de estimulación profunda.
“En el procedimiento de estimulación cerebral profunda se insertan dos pequeños alambres en cualquiera de los lados del cerebro, con el fin de estimular una zona específica del mismo para ayudar a tratar los temblores y otros síntomas de la enfermedad Parkinson”, informó el neurólogo Lotia.
A través del implante de electrodos, los médicos pueden estimular las zonas específicas del cerebro asociadas con la condición peculiar del paciente, a través de impulsos eléctricos que regulan señales, células y sustancias químicas. Se implanta bajo la piel del pecho del paciente un aparato semejante a un marcapasos, que controla la cantidad de estímulo que recibe el paciente, con un conductor que une el aparato a los electrodos en el cerebro. Después de la cirugía, las visitas son frecuentes en los primeros meses para el manejo apropiado de la terapia y requiere visitas presenciales para asegurarse de que el aparato esté funcionando en forma apropiada y para hacer los ajustes que sean necesarios cuando se necesite.
Pero gracias a la actual innovadora tecnología, los ajustes pueden hacerse ahora a control remoto a través de la Clínica Virtual NeuroSphere. El proceso es muy sencillo. A través del uso de una tableta electrónica, el Dr. Lotia puede observar los síntomas del paciente Paredes y cambiar la estimulación en su cerebro durante una visita “telehealth” que puede hacerse desde cualquier parte, tal como el hogar del paciente o su lugar de trabajo .Los resultados se pueden ver inmediatamente.
“El hacer esto virtualmente cumple en gran medida el mismo propósito que si se hace en la clínica”, dijo el Dr. Lotia. “Podemos proveer la misma atención y cuidado eficaz desde la comodidad de su casa; o, como en el caso de Carlos, desde su lugar de trabajo”.
La cirugía de estimulación cerebral profunda puede mejorar la calidad de vida del paciente, incluyendo el regreso a sus aficiones, deportes y otras actividades. Puede también ayudar al paciente a manejar sus síntomas cuando la enfermedad cambia o progresa.
Para Carlos Paredes, el procedimiento le ha permitido regresar a la práctica de las cosas que le gusta hacer, incluyendo su trabajo.
“Mi vida ha mejorado en un 90 por ciento porque ya no experimento más esos movimientos. Puedo jugar con mi hija, puedo desempeñar normalmente mi trabajo y puedo gozar de la vida familiar con mis seres amados”, dijo.
De acuerdo con el Dr. Lotia, en los Estados Unidos, aproximadamente un 15 por ciento de los pacientes con enfermedad de Parkinson son buenos candidatos para la cirugía de estimulación cerebral profunda. Sin embargo, es todavía un servicio poco utilizado debido a muchos factores tales como el desconocimiento del mismo por parte de las personas, remisiones médicas tardías y temor a una cirugía cerebral.
“Yo tenía mucho temor de someterme al procedimiento, pero lo hice por mi familia”, dijo el paciente Paredes. “Espero que las personas que podrían tener la misma condición vean mi historia y obtengan la ayuda que necesitan, Si puedo ayudar con esto a una sola persona, ya valió la pena”.
Para enterarte más de la jornada recorrida por Carlos Paredes, mira el video que apareció originalmente en “AdventHealth TV”, el noticiero televisado interno de AdventHealth para los miembros del equipo de la División Central de Florida.
Traducción – Gloria A. Castrejón