22 de diciembre del 2022 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson, President de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día

Ted Wilson (TW): ¡Hola amigos! Durante esta época especial del año, Nancy y yo les enviamos nuestros más cálidos saludos, junto con un mensaje especial que señala la estrella guiadora que todavía ilumina nuestro camino hoy.

Nancy Wilson (NW): La noche estaba oscura y despejada. Las estrellas brillaban en lo alto de las colinas de Belén, donde durante siglos los pastores cuidaban a sus ovejas. Esta noche no parecía diferente ya que ellos “hablaban del Salvador prometido, y oraban por la venida del Rey al trono de David.” (El Deseado de Todas las Gentes, p. 31).

TW: ¡De repente, la noche tranquila se interrumpió con un destello de luz celestial! Leemos en Lucas 2:9, «Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.” Buscando calmar sus miedos, el ángel dijo, «No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.» (vs. 10, 11).

NW: Después de que el ángel explicara cómo encontrar a este precioso Bebé, “Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.” (vs. 12), era como si el mismo cielo ya no pudiera contener su alegría mientras miles y miles de ángeles cantaban: “¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (vs. 14).

TW: Los pastores no fueron los únicos que contemplaron la luz sobrenatural que irradiaba la hueste celestial esa noche. Lejos, al este, en la tierra de Mesopotamia, los sabios, conocidos como «magos», notaron una estrella inusual en el cielo nocturno.

Estos sabios pertenecían a una clase rica e influyente de nobles, honrados por su integridad y sabiduría. Elena de White nos dice, “Mientras estos magos estudiaban los cielos tachonados de estrellas, y trataban de escudriñar el oculto misterio de sus brillantes derroteros, contemplaban la gloria del Creador. Buscando un conocimiento más claro, se dirigieron a las Escrituras hebreas.» (DTG 41.3). Estaban familiarizados con la profecía de Balaam, quien era de Mesopotamia, y siglos antes había declarado: “Saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel, y herirá las sienes de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set.» (Num. 24:17).

NW: «¿Podría ser esta la estrella?» se preguntaron los sabios. Mientras estudiaban las profecías de Isaías, Daniel, Miqueas y más, se convencieron del significado de la estrella inusual y estaban decididos a aprender más. Elena de White explica: “Los magos habían recibido con gratitud la luz de la verdad enviada por el cielo; ahora esa luz se derramaba sobre ellos en rayos más brillantes. En sueños, recibieron la indicación de ir en busca del Príncipe recién nacido. » (DTG 41.4).

TW: Con preciosos regalos en la mano, los magos montaron sus camellos y siguieron la misteriosa estrella. Viajando de noche, se recordaban mutuamente lo que habían estudiado, y “En cada descanso, escudriñaban las profecías; y se afirmaba en ellos la convicción de que eran guiados divinamente. Mientras tenían la estrella por delante como señal externa, tenían también la evidencia interna del Espíritu Santo que estaba impresionando sus corazones, y les inspiraba esperanza.” (DTG 42.1).

NW: Después de viajar durante varias semanas, los magos llegaron a Jerusalén. Ellos preguntaron ansiosamente,  “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.” (Matt. 2:2). Pero para su sorpresa, sus preguntas fueron recibidas con miedo y asombro. Nadie parecía ser consciente del Rey recién nacido.

TW: Incluso los líderes religiosos no pudieron dar respuestas. En lugar de aceptar las preguntas de estos visitantes orientales, los sacerdotes simplemente ensayaron sus antiguas tradiciones, apartándose con desdén de que los gentiles presumieran entender las Escrituras hebreas mejor que ellos.

Al poco tiempo, la noticia llegó al Palacio de Herodes y los magos fueron invitados a reunirse con el celoso rey. «y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. » (Mateo 2:8).

NW: Dejando el palacio algo desinflado, los espíritus de los magos se levantaron de nuevo al ver la Estrella. Ansiosamente, siguieron esta luz guía hacia el Niño Jesús. A través de su estudio de la profecía bíblica y la perspicacia del Espíritu Santo, estos hombres pudieron mirar más allá de las apariencias humildes y en Jesús, “reconocieron la presencia de la divinidad. Le dieron sus corazones como a su Salvador, y entonces sacaron sus presentes” (DTG 45.2).

TW: Amigos, hoy todavía tenemos la luz guía de la profecía bíblica. El Apóstol Pedro nos asegura: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Pedro 1:19).

NW: Y, sin embargo, hoy, al igual que en el tiempo de Cristo, hay quienes dudan de su pronto regreso. Se burlan diciendo, “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.” (2 Pedro 3:4). Pero son ignorantes deliberadamente, sin reconocer que su venida “está cerca, a las puertas.” (Mat. 24:33).

TW: Hombres y mujeres «sabios» están estudiando las profecías hoy. Estos escritos inspirados revelan el pasado, el presente y el futuro. Al ver su cumplimiento exacto en el pasado, podemos estar seguros de que sucederá lo que está por suceder, exactamente como predicen las profecías. Sigamos esta estrella guía. “Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe” (Hebreos 10:37, 38a).

Les invito a orar con nosotros ahora mismo. Padre que estás en los cielos, te damos gracias por la forma en que interviniste en la vida de los magos, ayudándolos a comprender mejor las profecías que estaban leyendo. También entendemos que hoy nos pides que seamos personas sabias, que entendamos lo que estamos leyendo, no solo a través de nuestros propios esfuerzos, sino más importante, a través de la dirección del Espíritu Santo en nuestra investigación, nuestro estudio de la palabra sagrada de Dios. Ayúdanos a darnos cuenta de que pronto vendrá Jesús, la segunda vez, y nos llevará a un lugar donde podamos sentarnos a Sus pies y compartirá con nosotros palabras de verdad, tal como lo hizo a través de las Escrituras, y ahora lo oiremos de Sus propios labios. Señor, guíanos en todos los sentidos, ayúdanos a ser sabios, no en nuestros propios esfuerzos, sino apoyándonos completamente en Ti. Te agradecemos por escucharnos, en el nombre de Jesús, amén.

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