Semanas antes de que comenzara el V Camporee de Conquistadores de Interamérica en Jamaica a comienzos de este mes, Efraín Pérez no estaba seguro si se ofrecería como cocinero voluntario para cocinar para la delegación que iba a viajar desde Puerto Rico. Sabía bien lo que implicaba. Pérez ya había sido cocinero en muchos camporees y eventos organizados por la iglesia. “Cocinar es mi pasatiempo, y me encanta”, dijo Pérez. Él tiene su propia empresa que se dedica a vender uniformes y productos con logotipos y similares.
Desde que era chico, al crecer en la iglesia, Pérez, que ahora tiene 48 años, aprendió a dar todo de sí a lo que le viniera a la mano. Cocinar tres comidas por día durante una semana al aire libre para una delegación de 157 era la menor de sus preocupaciones. Pero cerrar su empresa durante la atareada semana de Pascuas le repercutía en la mente. “Mi esposa y yo oramos y sentimos que era importante para mí ser parte de la tarea de preparar las comidas al grupo durante el camporee. Dios sabe por qué era importante que yo estuviera allí”, dijo Pérez. Tan pronto como él y un equipo de cinco personas pudieron, comenzar a armar la cocina en la parte trasera de la gran tienda principal. Adelante estaban las mesas con sillas para los momentos de las comidas.
El campamento de ellos fue el único que había preparado mesas redondas para la delegación, afirmó el pastor David Sebastian, director de ministerios juveniles de la Unión Puertorriqueña. “Hacemos las cosas como familia, y queríamos asegurarnos de tener mesas grandes para que todos coman y puedan conectarse y tener momentos de camaradería durante el campamento”, dijo Sebastian.Preparados para servir
Al armar la cocina en la parte trasera de la gran tienda, Pérez notó que había una casa en el extremo de la propiedad y lo que parecía una pequeña huerta. Decidió contactarse con el dueño y asegurarle de que no afectarían su huerta de verduras. Lo que sucedió en los días siguientes fue que Keron Young, el dueño de la propiedad, les ayudó a armar el sistema de agua, la cocina y todo lo que necesitaban en para cocinar, y una amistad especial comenzó a cultivarse entre el equipo de cocineros y Young.
Una vez que se armó la cocina y se alistaron todas las provisiones, otras delegaciones comenzaron a armar su campamento allí cerca. Una de esas delegaciones era un grupo que llegó desde Venezuela, y dado que Pérez y su equipo tenían más que suficiente comida, había mucho para compartir. Con ojos abiertos, un grupo de Conquistadores de Venezuela le contó a Pérez su largo viaje. “Podía ver cuánta hambre tenían, y me llegó al corazón verlos felices, comiendo con nuestro grupo”, dijo Pérez mientras se enjugaba las lágrimas.“La fuente de esperanza”
Más campistas se enteraron de la tienda puertorriqueña. “Se corrió la voz de que éramos la fuente de esperanza”, dijo el pastor Sebastian. “Muchos llegaron a buscar agua, que manteníamos fresca, y un delicioso plato de comida preparado por nuestro equipo”, añadió.
Para Pérez, cada experiencia durante el campamento lo tocó profundamente. “Cada día, Dios me daba seguridad sobre la importancia de estar allí”, dijo Pérez.
La delegación de 37 personas de Cuba llegó a medianoche después de la apertura del camporee. “Les dimos la comida durante varios días, antes de que pudieran armar su propia cocina a dos espacios de donde estábamos nosotros”, dijo Pérez. “Fue algo tan hermoso verlos felices, comiendo nuestra comida”. Varios de los adultos de la delegación puertorriqueña trajeron una maleta extra con ropas para compartir con la delegación cubana.Cuando llegó una pequeña delegación procedente de Guatemala, Pérez y su equipo la adoptaron. También tomaron a la delegación de Costa Rica según arreglos previos, y alimentaron a muchos de El Salvador y aun de Jamaica que pasaron por allí. “Alimentamos a todo el que venía. A nadie se le negó alimento o agua de nuestra zona, y los alimentos siguieron multiplicándose. Siempre había más que compartir en cada comida.
Los platos de comida siguen en aumento
Los días comenzaban con el desayuno a las 4 de la mañana. Entonces había un almuerzo al mediodía con arroz, guandules, ensala y verduras. La cena incluía pasta, verduras y otras cosas. “Hemos cocinado para 250 personas todos los días aquí, y ha sido una bendición encontrarse con tantas personas”.
Luis Alberto Segura, director de ministerios juveniles de la Misión Villa Perla en Cuba, dijo que no tenía palabras suficientes para expresar la gratitud que sintió cuando él y su delegación de 37 Conquistadores y líderes llegaron al campamento a medianoche. “No sabíamos dónde nos alojaríamos y qué comeríamos, pero confiamos en que Dios proveería, y entonces nos encontramos con los de la delegación de Puerto Rico, que se ocuparon de nosotros”, dijo Segura. “Todo lo que teníamos con nosotros era una mochila, cada una con lo poco que habíamos traído, pero hemos sido tan bendecidos”.Segura no podía dejar de decir qué experiencia maravillosa fue para su delegación. “He recibido la seguridad de que Dios está por sobre todas las cosas, de que pertenecemos a la gran familia de la Iglesia Adventista que se preocupa por los suyos y los demás, y que Dios siempre nos está dando oportunidades de testificar a los demás”.
Ministrar a otros es testificarMinistrar implica testificar a otros no importa dónde nos encontremos. “Tengo un cuñado que ha viajado como misionero y me ha insistido en que vaya yo también como misionero. Pero lo que estoy aprendiendo es que se puede ser misionero con cualquiera con quien uno entre en contacto”, dijo Pérez. “No sabía la experiencia que tendría aquí en Jamaica. Cuando era pequeño me preguntaba qué talento me había dado Dios, y una y otra vez se me ha recordado que Dios me ha dado el don de cocinar, de alimentar, en ocasiones, a más de 2500 personas por vez”.
Para mediados del camporee, Pérez solo podía sonreír y estar agradecidos por las grandes oportunidades y bendiciones que compartió con su equipo. Young ha sido conectado con un pastor adventista local de una iglesia cercana allí en Trelawny. “Él es nuestro hermano ahora”, dijo Pérez de Young, su nuevo amigo. “Tiene un hogar y una nueva familia en Puerto Rico, y vamos a seguir en contacto con él”.
Traducción de Marcos Paseggi