17 de mayo de 2023 | California, Estados Unidos | Dustin Comm, Maranatha Volunteers International
Cuando la organización Maranatha Volunteers International consideró por primera vez la idea de trabajar en Cuba en 1994, había al respecto temores muy reales.
“Teníamos temor”, dijo el presidente de Maranatha, Don Noble. “No sabíamos entonces con certeza en qué nos estábamos metiendo. No sabíamos siquiera si podíamos ir ahí, si podíamos tener entrada, si podíamos efectuar ahí alguna cosa para ayudar a la iglesia”.
Desde entonces, Maranatha ha sostenido una presencia en la isla durante las pasadas tres décadas, ayudando a incrementar la cantidad de miembros adventistas del séptimo día, de aproximadamente 9,000 a más de 40,000. A través del tiempo se han experimentado grandes éxitos, frustraciones y largos períodos de espera. Es uno de los lugares más únicos, desafiantes y gratificantes en los que Maranatha ha trabajado entre sus 54 años de labor y 88 países beneficiados. Pero al principio, no se daba por hecho que pudiera hacerse y casi no llegó a realizarse.
A principios de la década de 1990, Tem Suárez, un miembro cubano americano de la junta Maranatha, propuso la idea de que Maranatha ayudara a la Iglesia Adventista en su país de origen. Parecía ser una tarea imposible en un país comunista. ¿Se les permitiría hacerlo? ¿En qué forma siquiera se podía comenzar? Entonces, en una magnífica cena de pizza en Guatemala, cambió el curso de lo que parecía imposible para Maranatha.El presidente Noble, Tem Suárez y varios representantes de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, estaban presentes para una dedicación a gran escala de todas las iglesias que Maranatha había construido en Guatemala, incluyendo a Roberto Folkenberg, entonces presidente de la Asociación General. Garwin McNeilus, un hombre de negocios independiente y de gran apoyo para las misiones, dijo que le gustaría construir templos en Cuba. El presidente Folkenberg le preguntó entonces a Tem Suárez si estaría dispuesto a tomar las riendas.
“Les dije que si se pudiera construir una sola iglesia en Cuba, sería un gran milagro”, dijo Tem Suárez, quien falleció en 2003. Tenía miedo, pero dije entonces que si Dios quería que se hiciera, yo lo haría”.
[/caption]En 1994, después de la reunión en Guatemala, Tem Suárez y el equipo de Maranatha regresaron a Cuba. Se reunieron entonces con personas de la Unión Asociación de Cuba e hicieron un recorrido por las iglesias adventistas de la isla. Se enteraron de que la iglesia cubana se veía disminuida después de 36 años de persecución. La mayoría de los edificios se estaban derrumbando. Maranatha determinó movilizarse con la construcción de 100 nuevos templos y la renovación de otros 100. El proyecto entero fue llamado entonces “Cristo para Cuba”.A diferencia de otros esfuerzos en otros países, el de Cuba requirió muchos otros pasos adicionales en el proceso de construcción. Los permisos y materiales eran con frecuencia difíciles de obtenerse cuando se trataba de iglesias. Había muchos obstáculos que tenían que ser salvados. Sin embargo, en forma lenta, pero segura, Maranatha continuó hacia delante durante el resto de los años de esa década, alcanzó el blanco propuesto de iglesias construidas e incluso construyó el edificio del Seminario Adventista de la isla.
Pero después de ese inicial periodo de gran actividad en la década de 1990, cesaron los permisos para desarrollar nuevos proyectos. Se convirtió en un juego de espera mientras Maranatha se mantuvo pacientemente lista para continuar la labor cuando cambiaran las condiciones. No fue hasta la década de 2010 que finalmente se le dio a Maranatha el permiso de construir otro templo; esta vez por los fieles miembros de la iglesia de Cárdenas, que había necesitado un nuevo santuario desde la primera visita de Maranatha más de 20 años antes. En 2017, estos pacientes hermanos recibieron un hermoso nuevo santuario.
Adelantando este recorrido histórico hasta finales de 2022, puede decirse que Maranatha no ha podido trabajar en un solo proyecto en Cuba ya por casi cinco años. Mientras que muchos países en el mundo habían regresado a por lo menos una apariencia de normalidad después de la pandemia de COVID, la economía de Cuba todavía tambaleaba por razón de la ausencia de turismo. Por supuesto, las cosas siempre han sido más difíciles en este lugar, aislados de gran parte del mundo a través del embargo económico; pero el turismo siempre había provisto los medios suficientes para mantener a flote a la sociedad. En septiembre de 2022, el actual presidente de la iglesia adventista en Cuba, Aldo Pérez, habló en la convención anual de Maranatha y relató hasta qué punto extremo había llegado la situación.
Explicó que había muy pocos alimentos, medicinas o combustible en la isla y que la gente estaba sufriendo. Cada ciudadano recibe una cartilla de racionamiento que puede ser usada para recibir alimentos en los centros de distribución en los cuales hay en existencia solamente seis productos básicos: arroz, frijol, café, azúcar y un cuarto de taza de aceite cada mes; y sal cada tres meses. Pero, debido a las duras condiciones económicas, generalmente no hay suficiente de esto. Es común ver largas filas de personas esperando en estos centros de distribución y algunas veces todo el día, para obtener un solo artículo. Cada semana tienen que decidir si irse a trabajar y perderse potencialmente de obtener un crucial alimento básico en el centro de distribución, o irse a trabajar para ganar un ingreso. Pero aun contando con un ingreso, la comida suplementaria que se vende en mercados abiertos está frecuentemente tan cara, que de todas maneras no puede adquirirse debido a la alta inflación.
El presidente Pérez apeló a la bondad de Maranatha para proveerles ayuda fuera de la convencional asistencia de construcción a la que estaban acostumbrados. Maranatha estuvo de acuerdo. “Decidimos hacer algo de alguna manera diferente; algo que generalmente no hacemos como organización y eso fue ayudarlos de hecho en esa necesidad esencial”, dijo el presidente Noble. “Ellos necesitan aceite comestible, necesitan arroz, necesitan frijol, necesitan aspirina. En otras palabras, necesitan cosas básicas”.
Al inicio de noviembre de 2022, Maranatha comenzó a solicitar fondos financieros para enviar ayuda crítica a Cuba como parte de un día mundial de donación llamado GivingTuesday (martes de donación). Los donadores respondieron dando más US $300,000 para el envío de varios contenedores llenos de alimentos vitales, medicinas y otros artículos de primera necesidad. En el mes de enero, los primeros dos de cinco contenedores arribaron al puerto de La Habana. Algunas veces los envíos como este se mantienen en el puerto durante meses, en espera de una inspección. Afortunadamente, Dios estaba velando sobre esos dos primeros envíos y llegaron a manos de Maranatha sin ningún incidente.El impacto fue inmediato. Al distribuirse esos artículos a través de la Unión Adventista Cubana y el Seminario en el oeste y en la ciudad de Holguín en el oriente, la gente vino a recibirlos con sonrisas y gratitud. El presidente Noble viajó a Cuba para ver cómo iba el proyecto y se sintió conmovido al ver la realización del objetivo de esta ambiciosa iniciativa: aliviar el dolor.
“Es muy significativo ver la realidad que viven estas personas por la que ustedes reunieron el dinero, al recoger los alimentos y saber que eso les cambia la vida”, dijo el presidente Noble. “Algunos de ellos reían y otros de ellos lloraban. Había una mezcla de emociones porque no sabían qué hacer con ellos mismos. Un hombre dijo: ‘Ustedes no pueden comprender, no podemos obtener nada de estas cosas. No existen para nosotros’. No sabían cómo responder”.
A través de esta campaña, algo más está comenzando a suceder en Cuba: señales de relajación de restricciones. Los proyectos están comenzando a ser aprobados una vez más. Están fluyendo los permisos. Y estas buenas nuevas no podrían venir lo suficientemente rápido. A pesar de todos los recientes tiempos difíciles que han forzado a algunos residentes a abandonar la isla, la iglesia adventista en Cuba está de hecho creciendo. Cuando las personas tienen que confrontar crisis, tienden a acercarse a Dios y hay una vez más congregaciones en urgente necesidad de lugares de adoración.Actualmente, Maranatha está tomando en consideración media docena de sitios con necesidad de nueva construcción o remodelación de templos y se está tramitando el permiso para cada uno de ellos. Están en movimiento planes para enviar materiales para el primer proyecto en Nuevitas, una congregación en la que el viejo edificio de iglesia fue condenado y derribado. Los miembros se reúnen ahora por separado, esparcidos en diferentes casas cada sábado.
Es un tiempo emocionante para Maranatha en su larga historia de “de nuevo otra vez y fuera otra vez” en Cuba. A casi 30 años después de esa visita inicial impregnada de inquietudes e incógnitas, Maranatha se está todavía esforzando en Cuba para ayudar al crecimiento de la iglesia. Tem Suárez, quien pasó al descanso hace 20 años en mayo, ese hombre que se atrevió a soñar con posibilidades en ese lugar, estaría muy orgulloso de este desarrollo. Para el presidente Noble, ha sido por sobre todas las cosas un enorme ejercicio de seguir la orientación divina.
“Cada vez que he sentido que era tiempo de seguir adelante, algo ha ocurrido que nos ha motivado a mantenernos involucrados aún más”, dijo el presidente Noble. “Creo firmemente que Dios está guiando. ¿Hacia dónde está guiando en este momento? Bueno, se los diré cuando veamos hacia atrás. No puedo decirlo ahora. Siempre nos hacemos la pregunta de si esta es la voluntad del Señor. Esa es la gran pregunta; porque, si lo es, el proyecto no puede fallar. Y ese es el punto en que creo que estamos en este momento. No sabemos si esto debe requerir el mismo enfoque usado en un mes, dos meses, o en cinco meses. No lo sé; pero daremos un pequeño paso a la vez. Esa es la forma como ha sido ya por 30 años”.La versión original de este artículo se publicó en la Revista de Voluntarios Maranatha.
Traducción – Gloria A. Castrejón