Don Noble, presidente de Maranatha Volunteers International (izquierda) con Ana María López, a quien conoció por primera vez hace casi 32 años en la República Dominicana, cuando Maranatha llegó para construir iglesias. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

De qué manera Dios guio a una iglesia local en la República Dominicana para multiplicarse en decenas de congregaciones.

29 de agosto de 2023 | Santo Domingo, República Dominicana | Marcos Paseggi, Adventist Review

Ana María López tenía 25 años cuando escuchó que un invitado especial visitaría el culto de su iglesia el sábado siguiente. Era hacia fines de 1991, y López y otros pocos miembros adventistas se habían estado reuniendo bajo los árboles en un parque junto al Mar del Caribe en Santo Domingo, República Dominicana.

Había sido la segunda persona bautizada —después de su madre Bienvenida— en la iglesia adventista de Caleta, un nuevo grupo abundante en fe, devoción y celo misionero. La naciente congregación carecía, sin embargo, de un elemento básico: un templo propio.

Chaparrones y música a todo volumen

El 25 de agosto, líderes de la iglesia se aprestan a participar de la ceremonia de inauguración de la iglesia adventista de Caleta V, que Maranatha construyó hace poco en Santo Domingo, República Dominicana. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Casi 32 años depués de esa visita, Don Noble, presidente de Maranatha Volunteers International, compartió sus recuerdos de ese día especial de 1991, durante sus declaraciones con motivo de la inauguración del templo en Santo Domingo el pasado 25 de agosto de 2023.

“Estaba visitando el país porque Maranatha estaba haciendo planes de lanzar una importante iniciativa de construcción de templos en el país”, recordó Noble. El plan era construir 25 iglesias durante 1992, algo que Maranatha jamás había intentado hacer antes. “Cuando llegué al hermoso parque, me dije a mí mismo: ‘¡Es un lugar maravilloso para reunirse! ¡Quizá está gente no necesita un templo después de todo!’”, contó.

Noble relató con cuanta rapidez cambió de parecer esa mañana de 1991.

“En primer lugar fue la lluvia, dado que un chaparrón tropical hizo que todos corrieran a cubrirse hasta que terminó”, contó. “Entonces, algunas personas llegaron al parque con música a todo volumen, lo que hizo que fuera muy incómodo tener un culto allí. En ese momento, supe que teníamos que ayudarles a tener un templo”.

La iglesia adventista Caleta V es una de decenas de congregaciones que han crecido a partir de una iglesia que construyó Maranatha en 1992. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Una madre con muchas hijas

Ese primer templo con el tiempo llegó a ser lo que hoy se conoce como la iglesia de Caleta Central, la “iglesia madre, abuela y bisabuela” de decenas de otras congregaciones adventistas en la zona y aún más allá. El 25 de agosto, Noble, López y otras decenas de miembros de iglesia, vecinos y líderes de la iglesia asistieron a la inauguración oficial de la iglesia de Caleta V, una “hija” más de esa congregación original de 1992, y un templo más construido gracias a Maranatha. (Las congregaciones ahora tienen nombres hasta Caleta VIII, además de otras series de nombres que surgieron a partir de la iglesia de Caleta).

Durante la ceremonia, mientras Noble recordaba de qué manera Dios había guiado a la organización que él dirige después de su visita de 1991, López, que ahora tiene más de 55 años, se sintió profundamente emocionada cuando Nobel disparó sus recuerdos sobre esa mañana transformadora. “¡Yo estuve en el parque ese día!” le contó a todo el que se dignó en escucharla.

Tanto López como su madre no han dejado de establecer nuevas congregaciones adventistas en la zona, le contó a Noble después de un emotivo saludo al final de la ceremonia de inauguración. “Nos reunimos en el parque durante tres años, pero entonces llegó Maranatha. Fue un evento transformador”.

Dos miembros en edad universitaria sonríen bajo los chaparrones intermitentes durante la inauguración de la iglesia Caleta V en Santo Domingo, República Dominicana. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

El muchachito voluntario

Pero López no fue el único cuyos recuerdos se vieron disparados por la apertura de la iglesia Caleta V. Daniel Polanco, secretario ejecutivo de la Unión Asociación Dominicana de la Iglesia Adventista, compartió sus propios recuerdos.

“Yo era tan solo un niño cuando mi padre me llevó a uno de los lugares de construcción de Maranatha en 1992 como voluntario”, recordó Polanco. “Ese proyecto cambió mi vida”, añadió, explicando de qué manera la participación en una iniciativa para construir iglesias lo lanzó a una vida de servicio a Dios y los demás miembros de iglesia.

Polanco fue el orador destacado durante la ceremonia del 25 de agosto. Teófilo Silvestre, presidente de la Unión Asociación Dominicana, el tesorero Winston Hiciano, y los líderes de la iglesia a nivel de asociación también asistieron a la inauguración, la primera de varias en las que Maranatha jugó un papel durante el fin de semana del 25-26 de agosto.

Muchos miembros de iglesia dieron de su tiempo y esfuerzo para hacer realidad la congregación Caleta V, dijeron los líderes de la iglesia. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Un esfuerzo combinado

La inauguración de un nuevo templo siempre es un proyecto de equipo, reconoció Noble. “Esta es la combinación de los esfuerzos de muchas personas: voluntarios, donantes, miembros de iglesia y líderes”, enfatizó.

El templo de Caleta V fue financiado en su mayor parte en memoria de los ya fallecidos Clarence y Anna Singbeil, un matrimonio canadiense que financió la construcción de decenas de templos adventistas en diversas partes del mundo. Durante la ceremonia, se descubrió una placa en su honor.

Los líderes también reconocieron a miembros de iglesia claves que dieron de su tiempo y esfuerzo para hacer de este sueño una realidad. Entre ellos estuvo el miembro Dukens Durand, quien abrió su hogar como lugar de reunión de la congregación Caleta V durante varios años, hasta que Maranatha construyera la estructura actual.

El miembro de iglesia Dukens Durand recibe un reconocimiento por abrir su hogar para que la congregación de Caleta V se pudiera reunir, antes de que Maranatha construyera la actual estructura del edificio. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Un efecto multiplicador

La congregación de Caleta V no ha perdido tiempo para alcanzar a otras personas a su alrededor. Aun vecinos de la comunidad que no son miembros de iglesia asistieron a la inauguración. Entre ellas estuvo Glenis, durante mucho tiempo vecina y amiga del miembro Ramón Montero. “Hemos sido amigos durante más de treinta años”, dijo Glenis. “Cuando él me invitó, me dije: ‘¡Tengo que estar allí!’”

También asistieron familias jóvenes y una nueva generación de miembros. La congregación incluye a estudiantes universitarios, un grupo importante de niños y sus amigos de la comunidad, y un número creciente de bebés. Es un tributo a la conducción divina y a ministerios de apoyo tales como Maranatha, que están ayudando a que la iglesia crezca y se multiplique, dijeron los líderes de iglesia.

El nombre caleta, una pequeña entrada del mar, parece un nombre apto para una serie de congregaciones que ha llegado a ser un refugio y un factor multiplicador para el reino de Dios en Santo Domingo. Y los líderes y miembros de iglesia creen que esas caletas están repletas de “peces” que aguardan ser llamados a la plenitud de la verdad divina.

Daniel Polanco, secretario ejecutivo de la Unión Asociación Dominicana, dirigió los momentos de reflexión espiritual en la inauguración de la congregación Caleta V el pasado 25 de agosto. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Es clave la presencia de Dios

Al mismo tiempo, todo el éxito de ese proyecto se apoya en la presencia continua de Dios, enfatizaron los líderes de la iglesia.

Durante sus declaraciones devocionales en la ceremonia, Polanco recordó a los asistentes que, al igual que el templo de Salomón en la Biblia, un lugar físico dedicado hoy a Dios implica una conexión directa con lo sobrenatural. “Este templo es una invitación para que Dios descienda y habite con nosotros para siempre”, dijo Polanco. “Sé que Dios es más grande de lo que puedo imaginar, pero con este templo, le estoy abriendo mi corazón para que él también pueda venir a habitar en mí”.

Polanco enfatizó que construir una iglesia también es una invitación a llenarla. El éxito de ese emprendimiento solo puede producirse con las bendiciones que resultan de la presencia de Dios.

Glenis (izquierda), que no es miembro de iglesia, asistió a la inauguración de la iglesia de Caleta V gracias a su amistad de larga data con su vecino Ramón Montero. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

“Es como si Dios nos dijera: ‘Ahora, ¡ayúdanos a llenar este templo y llena nuestros corazones!’” expresó. “¡Gracias, Señor, por estar presente en este lugar!”

Maranatha Volunteers International es un ministerio independiente que no es operado por la corporación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Traducción de Marcos Paseggi

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