La iniciativa ayudó a centenares de estudiantes foráneos a ganar fondos financieros para su educación.

2 de octubre de 2023 | Tor Tjeransen, Unión Noruega, para Noticias de la División Transeuropea

Después de 58 años de operación, el programa de colportaje para estudiantes de Norsk Bokforlag, la casa publicadora de los adventistas del séptimo día en Noruega, ha oficialmente cerrado sus puertas. El último colportor ha regresado su equipo de trabajo, marcando con ello el fin de una era.

Durante casi seis décadas, los estudiantes de varios países africanos viajaron a través del territorio de Noruega, ofreciendo en venta, diligentemente, libros de la casa publicadora. Sin embargo, esta larga tradición ha llegado a su fin.

De izquierda a derecha, Josephat Mobagi, Joseph Kimeu, Joshua Momanyi, Ekron Samuel Nachi y Isaiah Kirwa. [Imagen: Tor Tjeransen/Adventist Media Exchange CC BY 4.0].

Las emociones estaban a flor de piel para Josephat Mobagi, procedente de Kenia y sus 31 compañeros estudiantes que participaron en el programa de este año. Antes de regresar a sus hogares a continuar sus estudios, se les podía observar en la casa publicadora arreglando sus cuentas. Aunque el prospecto de reunirse con sus familias después de tres meses en Noruega les causaba una sensación de alegría, un sentimiento básico de tristeza permeaba la atmósfera. El programa de colportaje estudiantil ha sido una fuente indispensable de ingresos, permitiéndoles a muchos de ellos proseguir sus estudios.

Un verano fructífero

La decisión de cerrar el programa no tiene que ver con los esfuerzos de los estudiantes. “Ellos son realmente héroes.  Se requiere una enorme disciplina propia, fortaleza mental y confianza en Dios para continuar día a día vendiendo libros de puerta en puerta”, comentaron los dirigentes. De hecho, para algunos colportores, este fue su mejor verano.

Josephat Mobagi, un experimentado colportor, expresó lo siguiente: “Este ha sido mi mejor año hasta ahora”. Él participó en este programa cada año, de 2016 a 2019, pero tuvo que hacer una pausa durante los años de la pandemia de COVID-19. En años pasado otras circunstancias impidieron su regreso a Noruega. Este año, sin embargo, se las arregló para obtener los fondos monetarios para un vuelo a Noruega y los US$ 600 del costo de la visa para un permiso de trabajo como estudiante.

“Considero que es un tremendo privilegio el haber sido parte de este programa”, señaló el colportor Mobagi. Aprovechó esta última oportunidad para sacar el mejor partido de ella.

A pesar de tener que cubrir los impuestos noruegos y los gastos de alojamiento, renta de ciclomotores, gasolina y gastos de viaje, los estudiantes pudieron regresar a sus hogares con sustanciales ganancias. Los niveles de salario de Noruega sobrepasaron grandemente los de sus países de origen de Kenia, Tanzania y Uganda, en donde las condiciones económicas continúan siendo un desafío.

Dickson Kengere, quien tiene a su esposa e hijos en Kenia, dio a conocer que el dinero ganado a través del programa de colportaje estudiantil apoya sus estudios y el tratamiento médico de su suegro, quien ha sido diagnosticado con leucemia.

“Este programa ha representado una enorme bendición para mí y mi familia”, dijo el mismo Dickson Kengere, quien es un pastor que estudia actualmente en la Universidad Kisii, en Kenia y quien abriga la esperanza de tener otra oportunidad algún día de regresar a Noruega y vender libros.

Luchas financieras

Mientras que el programa de colportaje estudiantil genera ingresos para los colportores, la realidad de la Casa Publicadora Noruega es un tanto diferente. Las cuentas llevan ya varios años en números rojos. En 2017, las autoridades noruegas dictaminaron una garantía de salario mínimo para los estudiantes, que tenía que ser pagado por la casa publicadora, independientemente de la cantidad de libros que vendieran. Desafortunadamente, esto significa que en ocasiones el programa opera con pérdidas y el déficit debe ser cubierto por la Unión Noruega.

Para mitigar estas pérdidas, la casa publicadora decidió no imprimir nuevos libros para el programa en 2022 y 2023, sino más bien enfocar la estrategia en vender las existencias. A pesar de los esfuerzos para hacer rentable dicho programa, la casa continuó operando con pérdidas. Con el corazón quebrantado, la junta ejecutiva de la Unión decidió que 2023 sería el año final del programa de colportaje estudiantil.

“No era justificable continuar con un programa en donde la iglesia tenía que poner grandes sumas de dinero para cubrir cada año el déficit. Los riesgos del programa se han incrementado cada año, poniendo en desventaja otras actividades y proyectos misioneros, así que tuvimos que establecer las prioridades en forma diferente” dijo Victor Marley, presidente de la Unión Asociación Noruega.

Una larga tradición

Esto marca el final de una tradición que ha beneficiado a incontables estudiantes africanos y ha contribuido tanto a la iglesia como a la sociedad. “Nos complace grandemente que el programa de colportores de la Casa Publicadora Noruega haya sido una bendición para muchas personas en África durante 58 años”, dijo Jóhann E. Jóhannsson, tesorero de la Unión Asociación Noruega.

Carlos Tenold, quien ha supervisado el programa desde 1996 y Terje Wollan Dahl, ex director de la Casa Publicadora Noruega, están ayudando a ajustar las cuentas en relación con el último grupo de estudiantes procedentes de África. Tristemente, lo harán por última vez.

Los ciclomotores usados por los colportores ya han sido vendidos y la bodega de la casa publicadora se encuentra casi vacía. Ha llegado a su fin una era, dejando con el corazón quebrantado al supervisor Tenold y al director Dahl.

Esta noticia se basa en la versión publicada  en el sitio de noticias de la División Transeuropea

Traducción – Gloria A. Castrejón

 

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