Durante más de cinco décadas, este restaurante ha sido un sitio confiable en la comunidad.
29 de enero de 2024 | Kuching, Malasia | Edward Rodríguez y Hazel Wanda Ginajil-Gara, División Asia-Pacífico Sur y Adventist Review
Dentro de la dinámica y vivaz comunidad cultural de Kuching, Malasia, se encuentra una icónica heladería que ha resistido la prueba del tiempo por más de cinco décadas. Establecida en 1967 y conocida como la “el legendario helado”, Sunny Hill Ice Cream se ha convertido en una preciada piedra angular en el corazón de la ciudad de Kuching (de unos 402,000 habitantes). Esta heladería sirve no solamente helados que ya son tradición, sino proporciona también un sentido de influencia comunitaria, dijeron los dirigentes adventistas.
La Misión Sarawak, de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, es la propietaria de este comercio que ha crecido hasta convertirse en un lugar de reunión tanto para turistas como para personas locales. Es famoso no solamente por sus deliciosos productos, sino también por la calidez genuina y el espíritu comunitario que irradia, explicaron los dirigentes. Situada en un lugar adyacente a una escuela, se ha convertido en un sitio en el que los padres se reúnen mientras esperan por sus hijos, deleitándose con sabrosos helados y sosteniendo significativas conversaciones.
[/caption]Sunny Hill Ice Cream ha abierto con éxito dos establecimientos en Kuching, cada uno de ellos ejerciendo un impacto significativo en la comunidad local.
Una delicia con propósito
La heladería, la cual fue fundada con un elevado propósito en mente, es más que simplemente una empresa de negocios, es más bien una piedra angular en las actividades de la Iglesia Adventista en la comunidad de Kuching. Desde sus inicios, la heladería ha jugado un papel importante, apoyando numerosos programas y actividades locales y demostrando con ello la dedicación de la iglesia a marcar una diferencia en la comunidad, de acuerdo con lo dicho por los dirigentes adventistas locales.
A través de los años, la heladería se ha convertido en un lugar de reunión favorito para amigos y familias; un lugar en donde la gente puede descansar de sus tensiones, relajarse y disfrutar de los sencillos placeres de la vida. Este establecimiento ha evolucionado hasta volverse más que simplemente un lugar para saciar el apetito; es un centro de conexión y de compañerismo, dijeron los líderes de la iglesia.
[/caption]Testimonio de fe y resiliencia
Durante los desafíos planteados por la pandemia de COVID-19, Sunny Hill Ice Cream tuvo que enfrentar cierres temporarios y reducir sus horas de operación, experimentando con ello una disminución de sus ventas. Sin embargo, la resiliencia de este negocio brilló a través de esta situación y se mantuvo a flote durante esos tiempos difíciles. Cuando se levantaron por fin las restricciones impuestas por causa de la pandemia, la gerente del establecimiento, Clare Kiu, tomó la estratégica decisión de no abrir la heladería los sábados de noche.
“Nuestro compromiso principal va más allá de las ganancias financieras; gira más bien en torno a nuestra gente. En tiempos desafiantes, las profundas conexiones con los seres queridos sirven como fuente de solaz y resiliencia para nuestros empleados”, dijo la gerente Kiu. “Estos preciados momentos ofrecen no solamente bienestar, sino además habilitan a las personas para rejuvenecerse, fomentando una renovada sensación de esperanza en los días futuros”.
[/caption]A pesar de las preocupaciones iniciales acerca de las potenciales pérdidas financieras durante esas horas de máxima asistencia al local, la administradora Kiu concedió prioridad al bienestar de su equipo. Reconociendo la carga emocional impuesta por la pandemia; con tantas personas que habían perdido a sus seres amados, quería que sus empleados pudieran disfrutar de las noches de sábado con sus familiares. Sorprendentemente, su decisión se convirtió en una bendición disfrazada al elevarse rápidamente las ventas del domingo, sobrepasando los esperados ingresos; y las ventas semanales experimentaron un notable incremento al compararlas con el periodo previo, cuando el establecimiento estaba abierto los sábados de noche. La administradora Kiu dijo que creía firmemente que no solo la observancia del sábado, sino también el darles la oportunidad a sus empleados de disfrutar del sábado en la noche con su familia, contribuyó al éxito inesperado y al positivo impacto general del negocio.
“El éxito de este Centro de Influencia se basa no solamente en las deliciosas selecciones que ofrece, sino también en el carácter que inculca en cada cliente que lo visita”, dijeron los dirigentes locales. Se ha llegado a convertir en un símbolo de la dedicación de la Iglesia Adventista a formar lazos duraderos con la comunidad a través de actos de servicio, bondad y experiencias compartidas”.
La versión original de esta noticia se publicó en el sitio de noticias de la División Asia-Pacífico Sur.
Traducción – Gloria A. Castrejón