9 de marzo de 2024 | California, Estados Unidos | Julie Z. Lee, Maranatha Volunteers International
Un par de horas afuera de Lusaka, la capital de Zambia, Lukunqoba “Nova” Lupimpi y sus tres colegas de trabajo están estancados. Uno de los ejes del inmenso camión que usan quedó atascado en una zanja del camino, y los hombres están allí, bajo el vehículo, removiendo la tierra dura con un hacha. Poco a poco, liberan el camión, y Lupimpi y su equipo se encuentran otra vez en camino.
Ese día, están enc amino a Chimpetu. Hace poco más de un año, Maranatha excavó un pozo de agua en la aldea, justo en frente de la iglesia adventista local. Pero hace un par de meses, el pozo dejó de funcionar. Los líderes de la iglesia llamaron a Maranatha, y Lupimpi y su equipo se dirigieron allí, si bien un poco retrasados, con el propósito de ayudarlos.
Una vez que llegaron allí, el equipo habló con los miembros de la comunidad acerca del problema, desmanteló todo el pozo, evaluó la situación y llevó a cabo las reparaciones. Todo el proceso les lleva de 60 a 90 minutos, según sea la severidad del problema. El equipo pasará entonces a la siguiente aldea que necesite ayuda. Según la proximidad de cada aldea, el equipo de Lupimpi puede pasar hasta por seis pozos de agua por día.
En el último lugar del día, cuando el sol comienza caer por sobre el horizonte, el equipo armará su campamento en la propiedad de la iglesia, cocinará la cena o disfrutará de la que le ofrezca la comunidad, y se preparará para pasar la noche antes de salir de viaje otra vez a la mañana siguiente.Este es el equipo de reparación de pozos de agua en Zambia. Son uno de tres equipos con sede en Kenia, India y Zambia, que comenzó Maranatha en 2021, enfocados totalmente en el mantenimiento de pozos de agua en sus respectivos países.
En busca de una solución
La búsqueda de organizaciones benéficas en el mundo que se dedican al agua genera una larga lista de recursos y organizaciones diseñadas para ayudar a que comunidades necesitadas accedan al agua potable. Gracias a esos grupos y los que los apoyan, se han excavado decenas de miles de pozos de agua. Pero uno de los desafíos de los pozos de agua es su mantenimiento. Con cientos, a veces miles de personas que usan un solo pozo todos los días, se sabe que las partes se gastan y se rompen. Como resultado, se estima que solo el cuarenta por ciento de los pozos de agua que se han excavado el mundo están funcionando. Desde que Maranatha comenzó a dedicarse a excavar pozos de agua en 2008, esta situación fue un tema frecuente de conversación entre los integrantes del equipo administración.
“Maranatha se toma muy en serio este tema, y queríamos expresar que Maranatha quiere asegurarse de que los pozos de agua que excavemos sigan operando en el futuro próximo”, dice Kyle Fiess, vicepresidente de proyectos de Maranatha. “Y así es que Maranatha [implementó] una serie de visitas planificadas de mantenimiento a todos los pozos que excavamos para asegurarnos que se remplacen las partes y entonces podamos responder a emergencias cuando un pozo de agua está roto o deja de funcionar”.
Fiess comenzó a trabajar con el equipo de campo para delinear soluciones. En los tres países en los que Maranatha ha estado más activo y actualizado para ofrecer pozos de agua, crearon un equipo itinerante para que visite cada uno de los pozos que excavó Maranatha para realizar un mantenimiento ya planificado.“Cuando excavamos un nuevo pozo de agua, tenemos una placa de datos en la que incluimos todos los detalles del pozo. También incluye un número de celular para pedir el servicio. Por ello, esos dos números están en posesión del equipo de reparaciones. Y entonces, cuando recibimos un llamado pidiendo una reparación, lo ingresamos en un registro, y entonces realizamos un seguimiento tan pronto como sea posible”, dice Luke Johnson, gerente del proyecto en Zambia.
Entre las vistas de mantenimiento y las reparaciones, el equipo se mantiene ocupado. Es un trabajo inmenso, impresionante si pensamos que Maranatha ha excavado más de 3100 pozos de agua en el mundo, lo que incluye a más de ochocientos en Zambia. Pero es un comienzo. Y para esas comunidades que reciben la ayuda, es un inmenso alivio. Cuando no se tiene agua, la vida es difícil, pero es, tristemente, la norma. Una vez que la gente recibe acceso al agua potable, y entonces lo pierde, la desilusión es profunda.
Un pozo roto
Jackson Chimbala es miembro de la iglesia adventista de Kaloumina. Hace un tiempo, Maranatha excavó un pozo de agua en la propiedad de la iglesia. Antes de ello, las personas de la comunidad tenían diversas maneras de conseguir agua, pero ninguna de ellas era ideal. Desde meter las manos en pozos cavados a mano, que solían estar expuestos a los elementos y contaminados, hasta caminar dos horas hasta el pozo más cercano, los miembros de la comunidad tenían que arriesgar su salud o dedicar mucho tiempo a conseguir agua.
Parte del acuerdo para recibir un pozo de agua de Maranatha es que su uso no tiene que ser exclusivo para los miembros de la Iglesia Adventista. Tiene que estar a disposición de todos los integrantes de la comunidad, sin condición alguna. Ese regalo es un tipo de obra misionera, y las congregaciones han visto en realidad cómo la feligresía crece una vez que el pozo de agua es fuente de curiosidad sobre la iglesia misma. Como resultado de esa política abierta, dice Chimbala, la mayoría de los 500 residentes de la zona cercana a la iglesia usan el pozo de agua. Entonces, hace un mes, el pozo de Kaloumina se rompió, algo común cuando se lo usa con tanta intensidad.“[El pozo roto] ha sido definidamente algo muy difícil, porque ha afectado la vida de las personas de una u otra manera. La recolección de agua se ha visto interrumpida”, dice Chimbala. “¿Dónde ir ahora? ¿Deberían regresar al sistema antiguo?”
Afortunadamente, para entonces, Maranatha había implementado el sistema de llamadas, y los miembros de iglesia de Kaloumina, que son los cuidadores oficiales de ese pozo, llamaron a la línea de ayuda para ponerse en la lista de los que necesitan asistencia. Con el tiempo, Lupimpi y su equipo llegaron a solucionaron el problema. Dos horas después, Kaloumina volvió a tener agua.
La diferencia entre las reparaciones y el mantenimiento de los pozos es mayormente menor. Ambas tareas suelen requerir que el equipo desarme el pozo, ya sea para buscar el problema o para evaluar el desgaste de los materiales. Ambas tareas suelen requerir que el equipo remplace las partes que suelen fallar: las varillas, los revestimientos, los cilindros, las válvulas, los émbolos o los cojinetes.
Las cosas se tornan un poco más complicadas cuando algo está realmente roto, dado que el equipo tiene que jugar al detective para encontrar una solución. Los problemas que han plagado los pozos de agua pueden ir desde el uso erróneo, como abusar de la manija de bombeo por usarla mal o en un ángulo equivocado, o que los niños arrojen piedritas en los recovecos del aparato. Una de las tareas más difíciles, según Lupimpi, es recuperar un caño que se cae por el agujero debido a una conexión floja o a la rotura de una de esas conexiones. Entonces el equipo tiene que usar una gran herramienta para pescar que les permita recuperar el caño; es un emprendimiento que puede llevarle hasta seis horas.No obstante, con cada visita, el equipo obtiene nuevos conocimientos de cómo arreglar o prevenir los problemas, gracias a mejores materiales y una mejor educación de los usuarios. El objetivo es la sustentabilidad a largo plazo.
Para Lupimpi, cada desafío, aun tratar de atrapar los caños rotos, vale la pena. La mejor parte del trabajo, dice, es ver cómo se iluminan los rostros de la gente cuando el pozo de agua comienza a funcionar bien una vez más.
“Esa sonrisa es lo que me motiva”, dice.
Lupimpi es originario de Zimbabue. Comenzó a trabajar con Maranatha en 2012, cuando los equipos estaban trabajando en Bulawayo, Zimbabue, para construir la Escuela Secundaria Adventista Maranatha. Con los años, Lupimpi se dedicó a la instalación de pozos de agua, que es el trabajo de colocar la bomba y volcar la tapa y las paredes de concreto alrededor del pozo. Entonces, en 2021, se trasladó a Zambia para dirigir el equipo de mantenimiento y reparación de pozos.
El trabajo es duro, pero así como el agua potable ha sido una respuesta a la oración para cientos de comunidades, esos pozos de agua han sido también una respuesta a la oración. Él está haciendo el trabajo que siempre quiso hacer: un trabajo misionero.“Antes de unirme a Maranatha, siempre me gustaba ser misionero; era uno de mis más grandes deseos. Y después de unirme a Maranatha, realmente llegué a entender que Dios había respondido mi oración. Soy un misionero. Aunque no estoy predicando la palabra […], lo que estoy haciendo ahora es la obra de Dios. Y eso está impactando la vida de la gente de una manera sumamente positiva”.
La versión original de esta noticia apareció en la revista The Volunteer, Número 4 de 2023. Maranatha Volunteers International es un ministerio independiente de apoyo que no es operado por la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Traducción de Marcos Paseggi