Miembros del equipo de Secretaría de la Asociación General y de Maranatha Volunteers International posan para una fotografía grupal fuera de la iglesia adventista de Mantilla en La Habana, Cuba, después de un extenuante día de trabajo el pasado 31 de julio. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Proyecto en Cuba ayuda a que las iglesias se conecten con los miembros, alcancen a amigos y vecinos.

18 de agosto de 2024 | La Habana, Cuba | Marcos Paseggi, Adventist Review

Para media mañana el sol ya brillaba con fuerzas cuando un equipo de voluntarios llegó a la iglesia adventista de Mantilla en La Habana, Cuba, el 31 de julio. El grupo descendió rápidamente de tres furgonetas e ingresó al templo, donde los líderes de la iglesia local y otras personas ya los estaban esperando.

El grupo multietario de voluntarios pertenecía a la Secretaría de la Asociación General de la sede de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos. Dirigidos por Erton Köhler, secretario de la Asociación General, habían llegado a Cuba para una iniciativa misionera y de evangelismo en varias iglesias de La Habana, en sociedad con Maranatha Volunteers International, un ministerio independiente de apoyo de la Iglesia Adventista.

Bajo un sol abrasador, los miembros del equipo de Secretaría de la Asociación General Carol Little y Elmer Kuhn pintaron una pared a la entrada de la iglesia de Mantilla en La Habana. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

“Reunámonos para organizar las tareas de hoy”, dijo John D. Thomas, un líder ya jubilado que dedicó su vida a servir a la iglesia como misionero en el extranjero y como secretario asociado de la Asociación General en la sede central de la iglesia. Thomas, que nació en el campo misionero de padres misioneros, es acaso uno de los voluntarios misioneros más experimentados. Aun de jubilado, continúa apoyando iniciativas misioneras y de evangelismo donde sea necesario. “Había decidido seguir participando en dos iniciativas por año”, dijo Thomas. “Bueno, este año, creo que en realidad serán cinco los proyectos para mí”, expresó.

En el otro extremo se encuentra Reiko Davis, quien cumple funciones en la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones de la Asociación General. Con excepción de un breve cruce en la frontera en San Diego cuando era niña, jamás había estado fuera de los Estados Unidos. En efecto, tuvo que apurar la solicitud para recibir su pasaporte a tiempo y ser parte del viaje.

Gerson Santos, secretario asociado de la Asociación General (izquierda) trabaja en una de las paredes de la iglesia de Mantilla en La Habana, el 31 de julio. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

“Este viaje misionero ha sido el primero para mí, pero seguro que no va a ser el último”, dijo Davis. “Me ha marcado tanto, que sé que estos días en Cuba me están cambiando de maneras que no había anticipado. Saldré de aquí con experiencias transformadoras y un deseo más fuerte de servir a los demás”.

La iglesia de Mantilla es una de las congregaciones adventistas más grandes de La Habana. Construida por Maranatha en 1996-1997, la iglesia necesitaba desesperadamente algo de pintura y reparaciones menores. La mayoría de los ventiladores dentro de la iglesia no funcionaban, por lo que Maranatha también les proyecto de ventiladores nuevos para ayudar a que los miembros hagan frente a las condiciones sofocantes del verano.

Una nueva furgoneta aparece estacionada frente a la iglesia de Mantilla en La Habana, Cuba. La Secretaría de la Asociación General donó el vehículo a la Unión Asociación de Cuba. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

El equipo de la Secretaría de la Asociación General, que recibieron orientación del equipo local de Maranatha y los líderes de la iglesia en el lugar, raspó las paredes y aplicó una capa de pintura a no solo el templo y la zona del bautisterio sino también a varios salones adyacentes donde suelen reunirse los niños y los jóvenes. Otro grupo hizo frente al calor extremo del día en un cielo sin nubes para pintar la entrada principal de la iglesia. “Estamos haciendo lo mejor para que este edificio quede tan hermoso como sea posible”, dijo un voluntario. “Queremos que los miembros y las visitas recuerden que Dios se merece lo mejor. Y un templo bien cuidado siempre es un testigo silencioso en su vecindario”.

El proyecto en Cuba destacó la importancia de asociarse para crear una sinergia en el campo misionero. Maranatha ha estado presente en Cuba desde 1996 y es experto en gestionar la logística necesaria para ese territorio de tan grandes desafíos. La Secretaría de la Asociación General, por otra parte, brindó la fuerza laboral e invirtió algunos fondos para apoyar la misión adventista en Cuba.

John Thomas, secretario asociado de la Asociación General ya jubilado, explica a los voluntarios cuál es el plena para el 31 de julio en la iglesia de Mantilla en La Habana. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

“Servir a otros siempre es una alegría”, expresó un voluntario. “Prestar servicios en Cuba, una experiencia transformadora”.

Traducción de Marcos Paseggi

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