Birgir Óskarsson destaca los beneficios de interactuar con sus colegas seculares.
12 de septiembre de 2024 | Serbia | Marcos Paseggi, para la División Transeuropea, y Adventist Review
Birgir Óskarsson, un geólogo adventista del séptimo día, trabaja en un ambiente secular en Islandia, su país de origen. Óskarsson, cuyo trabajo incluye crear mapas y monitorizar las erupciones de los volcanes para una entidad de gobierno, dirigió una sesión simultánea durante el Concilio de Pastores Europeos 2024, el pasado 29 de agosto en Belgrado, Serbia.
Durante su presentación, Óskarsson habló sobre cuestiones geológicas actuales e instó a los cristianos que creen en la Biblia a que continúen explorando y cuestionando las evidencias de un diluvio mundial.
“Nuestra fe no es tan solo un concepto teológico; creemos que está vinculado con la historia real”, expresó. “Pero hoy día, la visión científica convencional es sumamente diferente de la perspectiva bíblica”.
Uniformismo versus catastrofismoLa perspectiva científica más prevalente de la historia geológica de la tierra ha sido el uniformismo (la idea de que los cambios en la corteza terrestre se producen por medio de procesos extensos, continuados y continuos) y el “tiempo profundo”, lo que implica miles de pequeños cambios en millones de años. Los cristianos que creen en la Biblia, por otro lado, adhieren al catastrofismo, que el diccionario de Merriam-Webster define como “una doctrina geológica que afirma que los cambios a corteza terrestre han sido producidos en el pasado repentinamente por fuerzas físicas que operan de maneras que no pueden observarse hoy día”.
El desafío con el catastrofismo, explicó Óskarsson, es que los seres humanos jamás han observado eventos catastróficos a semejante escala. “Por ello, tenemos que estudiar lo que vemos hoy”, dijo, “y mediante el mapeo y las observaciones geológicas, tratar de comprender lo que estamos viendo”.
Erupciones volcánicas y capas de lava
Óskarsson explicó las erupciones volcánicas a gran escala son comunes en el registro teológico, en lugar de raras. Esto permite que los científicos estudien los flujos y los estratos de lava del pasado. A menudo, el análisis muestra capas enormes y uniformes de lava que se van apilando una sobre otra, sin señales de erosión o vida entre los estratos. Eso hace que sea difícil explicarlas como formaciones que resultan de procesos lentos y uniformes.
“El consenso actual refleja un cambio”, destacó Óskarsson, “que se aparta del uniformismo extremo, para aceptar alguna forma de catastrofismo, si bien los científicos aún creen que esos eventos están separados por millones de años”.
Respecto de los estratos sedimentarios, explicó Óskarsson, es muy común hallar grandes sitios de entierro (en esencia, cementerios) de animales y plantas dentro del registro geológico, lo que señala una formación rápida. “Y por lo general, la preservación de esos fósiles es tan exquisita […] hasta las conchas blandas están preservadas perfectamente, lo que implica un entierro rápido, una deposición rápida para preservarlas”, expresó.
Lo mismo se aplica a las señales de paleocorrientes (corrientas de agua de la antigüedad) en los sedimentos, explicó Óskarsson. “En muchos de esos estratos, hallamos marcadores que muestran la dirección de las corrientes que les dieron forma”, dijo. Es probable que las paleocorrientes supracontinentales (megatendencias), destacó, “no puedan explicarse por modelos convencionales”, y “un diluvio catastrófico global encaja con estas observaciones y se merece mayores consideraciones”.Formulación de preguntas relevantes
Óskarsson destacó la importancia de cuestionar las interpretaciones actuales de la cronología sedimentaria, preguntándonos: “¿Veo el tiempo que usted está sugiriendo?” Destacó que las afirmaciones científicas sobre períodos de tiempo deberían estar alineadas con las observaciones que se pueden hacer.
En la práctica, explicó, al considerar de qué manera el tiempo afecta los sedimentos revela que hay cambios significativos que se pueden producir en tan solo cien años como resultado del clima y otros factores. “¿Cómo es posible tener dos estratos (con supuestamente un millón de años entre ellos) sin ninguna importante actividad sedimentaria?”, preguntó.
Óskarsson mencionó la isla de Surtsey, que apareció repentinamente cerca de la costa de Islandia en 1963 como resultado de una actividad volcánica. Explicó que la erosión está permitiendo que crezcan árboles y otros organismos, dado que desde el océano llegaron trozos de madera arrastrados por las corrientes, tan solo sesenta años después de la erupción. Los flujos de lava muestran un patrón y una composición similares, lo que, según Óskarsson, no concuerda con períodos largos entre las capas.
En resumen, un análisis cuidadoso de las capas de lava, las rocas sedimentarias y otros fenómenos geológicos llevó a Óskarsson a concluir que “el tiempo [extenso] asignado a ellas simplemente no existe. Simplemente no vemos el tiempo [que se sugiere]”.
Óskarsson reconoció que los que defienden una perspectiva catastrófica que incluya períodos breves de tiempo aún tienen preguntas. Sin embargo, cree que las observaciones guardan conformidad con una rápida sucesión de eventos, algo que no puede ser explicado al aplicar una modelo uniformista que abarque millones de años.
Hacia dónde se dirige la ciencia
En la conclusión de su presentación, Óskarsson explicó que los análisis actuales de las tendencias científicas revelan un movimiento cíclico en el consenso que está volviendo hacia el catastrofismo.
Hace varios siglos, los científicos aceptaron la idea de un gran cataclismo, como es el caso del diluvio bíblico, pero con el tiempo, eso cambió a una perspectiva de múltiples catastrofismos, y más tarde al uniformismo del siglo XIX. Estudios científicos recientes han llevado a un resurgimiento de lo que se conoce como neocatastrofismo, si bien aún se cree que esos eventos catastróficos están separados por millones de años.
“Y quizá podamos regresar a una perspectiva que responda mejor a las contradicciones observadas en el registro geológico”, expresó Óskarsson.
La versión original de esta noticia fue publicada por el sitio de noticiasde la División Transeuropea.
Traducción de Marcos Paseggi