Búsquedas Populares

Salud de la Universidad de Loma Linda ha apoyado los esfuerzos de Paul Wilson de llevar una vida de gran impacto.

5 de septiembre de 2024 | Loma Linda, California, Estados Unidos | Alyssa Hunt, Noticias de la Universidad de Loma Linda

Cuando una lesión en la construcción dejó cuadripléjico a Paul Wilson, no permitió que su afección definiera su futuro.

En 1989, a los 32 años, Wilson descubrió que no podía usar sus piernas y que solo tenía un uso mínimo de sus brazos. Se secó las lágrimas y se volvió a las palabras de su entrenador de atletismo por ayuda: juzga a una persona por cómo responde a un desafío. Es posible darse por vencido y caerse al costado del camino o alzarse para estar a la altura del desafío y edificar una vida mejor con lo que se tiene.

En los siguientes 34 años, Wilson hizo simplemente eso. Obtuvo multiples títulos universitarios, comenzó y administró varios negocios, y se convirtió en un defensor de accesos públicos para los discapacitados, viajó por el mundo, apoyó a su familia, y logró mucho más.

Paul Wilson decidió vivir una vida de gran impacto a pesar de los desafíos. [Fotografía: cortesía de Paul Wilson]

Aunque su travesía estuvo acompañada de luchas, lo que incluyó dos cirugías en Salud de la Universidad de Loma Linda para corregir la osificación heterotópica (HO), una afección que a menudo afecta a los que sufren de cuadriplejia, llevando a un crecimiento anormal de los huesos y tejidos, Wilson ha logrado tener una vida de gran impacto.

Después de que un soporte del techo cayó sobre Wilson durante una inspección de construcción de rutina, él cayó al piso, dislocándose el cuello. Los médicos le dieron un veinte por ciento de posibilidades de sobrevivir. En las semanas posteriores al accidente, Wilson sufrió el colapso de un pulmón, neumonía y seis semanas con respirador artificial.

Para cuando fue transferido al centro de rehabilitación, se había dado cuenta de cuál era su verdadero estado, despertando en él la determinación de mejorar todo lo que le fuera posible.

“Trabajé duro en cada tarea”, dijo Wilson. “Tuve que reaprender todo, desde cepillarme los dientes hasta levantar algo tan pequeño como una esponja. Cuando me daban un ejercicio y me decían que lo hiciera diez veces, yo lo hacía veinte. Si me decían 15 veces, lo hacía treinta”.

La ética laboral de Wilson y su tenacidad en busca de la excelencia comenzó años antes de su permanencia en rehabilitación. Como atleta natural, Wilson fue un Allstar de atletismo y de básquetbol, alcanzando numerosos logros tales como el Campeón del Estado de California en salto en largo, segundo en el país en un encuentro nacional de atletismo, y hasta fue inducido al Salón de la Fama de los Deportes en la Universidad Idaho State en básquetbol y atletismo.

Paul Wilson, durante un encuentro de atletismo. [Fotografía: cortesía de Paul Wilson]

Fue esta determinación atlética lo que lo ayudó a destacarse durante los nueve meses que pasó en rehabilitación, en los que su trabajo duro fue recompensado con una beca médica para cubrir siete meses de atención hospitalaria.

Casi un año después de su lesión, Wiklson se encontró viendo el mundo desde una nueva perspectiva. “Cuando dejé la rehabilitación, no tenía idea qué podía hacer de su vida alguien con mi tipo de lesión”, dijo Wilson. “Por ello, decidí volver a estudiar”.

Unos años después, Wilson complete su título de grado en finanzas de la Universidad Idaho State. En los siguientes 25 años, continuó sus estudios en diversas instituciones de educación superior, obteniendo numerosos títulos, incluido un título como asociado en economía política, y una maestría en administración de empresas, graduándose con honores.

Aunque Wilson seguía activo en la vida diaria, el lento avance de la HO hizo que su cadera y rodillas se doblaran de una manera que lo hacía sentarse torcido en silla de ruedas.

“Estaba duro como una table y tenía muy mal aspecto”, recordó Wilson. “En lugar de que mis rodillas apuntaran derecho cuando me sentaba, apuntaban a un lado. Solo me podía sentar de esa forma, y estaba sudando del dolor”, añadió. “Tenía que usar dos camisetas: una por debajo para absorber todo el sudor, y una arriba que, de ser posible, me mantuviera seco”.

La HO se había desarrollado tanto que su cadera se había fusionado, hasta que llegó un punto en el que difícilmente se podía sentar en la silla de ruedas, y varios medios se mostraban reacios a llevar a cabo la cirugía, citando como razón la severidad de sus radiografías. A pesar de ello, en 2009, Wilson fue sometido a su primera cirugía de HO con el cirujano ortopédico Thomas Donaldson.

La cirugía corrigió con éxito la cadera de Wilson, permitiéndole sentarse derecho en su silla de ruedas otra vez y liberándolo del dolor diario e insoportable que había soportado por tanto tiempo.

También logro seguir trabajando en la compañía de construcción que había comenzado después de graduarse, completando proyectos cruciales. “Supervisaba trabajos de obras públicas, como la instalación de elevadores, la construcción de rampas para discapacitados, creando los carteles indicadores, y colocando puertas automáticas, junto con muchos otros proyectos al acceso de los que usan sillas de ruedas”, expresó.

Sin embargo, la HO fue creciendo lentamente una vez más, moviendo una vez más sus rodillas hacia un lado y causándole mucho dolor.

“Iba a los encuentros deportivos de los Dodgers, de los Lakers, y aun al Festival de Jazz de Newport Beach, pero empapado de sudor por el dolor”, dijo Wilson. “Mi cadera estaba en tan mal estado que me doblaba todo el cuerpo hacia la derecha, y uno de mis pies se me escapaba del estribo de la silla de ruedas”.

Wilson soportó una progresión gradual de la HO antes de pasar por otra cirugía con Donaldson en 2019, lo que una vez más resolvió la cuestión. “Aunque una cirugía, en el caso de la osificación heterotópica no resuelve la cuadriplejía, puede restaurar la libertad de movimiento y mejorar la calidad de vida del paciente”, dijo Donaldson.

Ahora, cinco años después, Wilson sigue libre de HO, y sus rodillas están alineadas derecha, ya sin dolor.

“He estado en mi silla de ruedas por más de 35 años”, dijo Wilson. “Aunque no me siento feliz de sufrir esa lesión a la médula espinal, nunca permití que me hiciera ir más lento. ¡De hecho, aceleré!”

La versión original de esta noticia fue publicada en el sitio de noticias de la Universidad de Loma Linda.

Traducción de Marcos Paseggi

Top news

Impacto de evagelización digital continúa aumentando en Bay Area
Universidad Adventista de Chile desarrolla proyecto de agricultura y energía sostenibles
Refugiado ucraniano encuentra alivio en clínica médica