Mary Mutindi Mwalii, quien hace varios años fue atacada por un cocodrilo cuando recogía agua en el río Athi en la región oriental de Kenia. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Proyectos de Maranatha Volunteers International son llamados “transformadores” en la región oriental de Kenia.

13 de noviembre de 2024 | Kenia | Marcos Paseggi, Adventist Review

“Recoger agua de este río puede producir lesiones serias o muerte violenta”.

Eso es que probablemente diría un cartel sobre el río Athi en la región oriental de Kenia, de existir uno. Pero parece ser que no hace falta un cartel, dado que los residentes de granjas aisladas y pequeñas poblaciones de la zona saben muy bien que algo tan simple como buscar ese líquido esencial para la vida puede llevarlos a encuentros inesperados con cocodrilos, hipopótamos y otros animales salvajes.

Violento encuentro con un cocodrilo

Veamos tan solo el caso de Mary Mutindi Mwalii, que es miembro de la iglesia adventista Ngaikini. Una tarde de febrero de 2021, mientras comenzaba a llenar un bidón en el río Athi a un par de kilómetros de su casa, un cocodrilo saltó desde el agua y se le prendió con fuerza del brazo.

Mutiso Mwalii y su esposa, Mary Mutindi Mwalii. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

“Trató de empujarme a la parte más profunda del río”, dijo. “Durante la lucha, el cocodrilo me arrancó jirones de carne, y comencé a sangrar profusamente”.

Mwalii contó cómo alguien corrió a avisarle a su esposo, Mutiso Mwalii, lo que había sucedido. Para entonces, en estado de conmoción, la habían llevado hasta el otro lado del río.

“Mi esposo llegó y, a pesar de que le advirtieron que no lo hiciera, pasó corriendo por las zonas playas del río hasta que llegó al lugar donde me habían dejado”, contó Mwalii. “Entonces me cargo sobre su espalda a través del río, entonces a una motocicleta, para finalmente llevarle a un hospital”, contó.

Mwalii siempre llevará en su brazo derecho las cicatrices profundas del encuentro con el cocodrilo. Las lesiones que sufrió hacen que le resulte muy difícil cumplir con las tareas domésticas regulares. Aun así, las necesidades de su familia la llevar a seguir realizando esas visitas diarias y peligrosas al río para buscar agua.

Los que pueden tener unos burros los usan para cargar los bidones que son llenados de agua en el río. Los que no tienen dinero suficiente, tienen que llevar esa pesada carga sobre la espalda. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Sobrevivir al ataque de un hipopótamo

A una media hora de donde viven los Mwalii vive Mwangangi Muthuku, que es miembro de la iglesia adventista de Kanyungu. Él también carga en su cuerpo las cicatrices de un encuentro que resultó casi fatal, en esta ocasión, con un hipopótamo.

En 2015, Muthuku se encontraba en su viaje diario a buscar agua cuando, en la ribera del río, fue atacado violentamente por un animal enfurecido. “Solo vi un destello en el agua”, contó. “De repente, fui derribado, y entonces vi que el hipopótamo se prendía de mi pierna”.

Muthuku contó cómo luchó con el hipopótamo hasta que el animal lo arrojó repetidamente sobre el suelo duro y lo sacudió hasta que él perdió el conocimiento. “Hasta perdí varios de mis dientes delanteros, porque mientras el hipopótamo procuraba arrancarme la pierna, me azotó sobre las rocas”, dijo. El ataque del hipopótamo puso fin a la vida laboral de Muthuku.

Hace varios años, Mwangangi Muthuku fue atacado por un hipopótamo mientras procuraba buscar agua del río Athi. En el ataque, perdió una pierna y la mayoría de sus dientes delanteros. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Ahora tiene medios sumamente limitados de proveer para su numerosa familia. “Mi vida cambió porque ahora, no puedo trabajar como solía hacerlo”, dijo Muthuku. “Dependo de los demás. Sin las muletas, no puedo siquiera caminar una distancia reducida”.

Cuatro años después del ataque del hipopótamo, la esposa de Muthuku también fue atacada, en esta ocasión por un cocodrilo. “Me incliné para llenar un bidón, y lo próximo que veo, es un cocodrilo que saltó del agua”, contó. “Me mordió y me empujó hacia el agua”.

La esposa de Muthuku describió cómo luchó con el animal en el agua mientras gritaba pidiendo ayuda. La gente corrió para salvarla, pero para entonces, había sufrido múltiples quebraduras y una gran pérdida de sangre. Finalmente fue llevada a un hospital local, y más tarde a uno regional, donde pasó más de dos meses en recuperación.

Un muchachito bebe agua de una botella que acaba de llenar en el río Athi en la región oriental de Kenia. Buscar agua es una importante tarea diaria, que abunda en peligros. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

A los Muthuku ahora se les hace difícil desplazarse y realizar las tareas diarias de la casa. En consecuencia, la mayoría de las actividades de la granja y la casa tiene que ser llevada a cabo por las generaciones más jóvenes de la familia, lo que incluye buscar agua del río todos los días.

“No tenemos alternativa”, dice Muthuku, dado que el río es la única manera de conseguir agua en esa zona.

Una oportunidad transformadora

Una fuente segura de agua podría resultar algo transformador para personas como los Muthuku y los Mwalii, afirman los líderes de Maranatha Volunteers International. Durante años, el ministerio liderado por laicos ha cavado pozos de agua en algunas de las regiones más secas del mundo, lo que incluye la región oriental de Kenia. “La escasez de agua es un problema serio, que se ve exacerbado por recientes períodos de sequía”, explicaron los líderes en un video misionero reciente.

A pesar de los continuos peligros, los niños suelen caminar hasta el río Athi para buscar agua. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Mwalii cree que tener un acceso más fácil al agua en su zona podría ser de gran ayuda. “Ayudaría mucho a la comunidad, porque si tenemos agua, también podemos plantar árboles”, expresó.

Muthuku concordó con ella. “Si pudiéramos buscar agua de una fuente cercana, eso sería una gran ayuda para nosotros”, expresó. “Nuestros niños estarían seguros”.

Desde que Maranatha comenzó a trabajar en Kenia en 2016, parte de la misión del ministerio ha sido proveer de agua potable a tantas personas como sea posible, dijeron los líderes. Gracias a la generosa donación de un torre de perforación, añadieron, el equipo de perforación de Maranatha viaja por todo el país, ayudando a resolver la crisis del agua por cualquier medio que sea necesario.

“Para algunas comunidades, esto significa que Maranatha cava un pozo y arma una bomba manual”, informó el video. “Otras situaciones requieren la instalación de una bomba submergible, que alimenta agua a una canilla por sobre el nivel del suelo”.

Una fuente cercana de agua potable podría ser un acontecimiento transformador para las comunidades y poblaciones junto al río Athi en la región oriental de Kenia. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Pero no importa la solución, el resultado es el mismo. “Agua pura y fresca, que se da en forma gratuita a la comunidad”, expresaron. “Es agua que alivia las cargas de las familias. Es agua que puede salvar vidas”.

Maranatha Volunteers International colaboró con este informe. Maranatha es un ministerio de apoyo sin fines de lucro que no es operado por la corporación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Traducción de Marcos Paseggi

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