13 de febrero del 2025 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Ted N.C. Wilson, Presidente de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día

Hola, amigos. Recientemente, hemos estado hablando sobre los eventos que tendrán lugar justo antes de que Jesús regrese. Este tiempo de angustia será muy difícil, pero tenemos la seguridad de que Dios nunca nos dejará ni nos abandonará. Es cuando la situación parece ser la más oscura que Dios intervendrá para rescatar a Su pueblo.

Leemos en El Conflicto de los siglos que «cuando la protección de las leyes humanas sea retirada de aquellos que honran la ley de Dios, habrá, en diferentes tierras, un movimiento simultáneo para su destrucción… El pueblo de Dios, algunos en celdas de prisión, otros escondidos… en los bosques y las montañas… claman por protección divina, mientras… compañías de hombres armados, instigados por huestes de ángeles malignos, se preparan para la obra de muerte. Es ahora, en la hora de mayor extremidad, que el Dios de Israel intervendrá para la liberación de Sus elegidos».

Continuamos leyendo, «Con gritos de triunfo, burlas e imprecaciones, multitudes de hombres malvados están a punto de arremeter contra su presa, cuando, ¡oh sorpresa!, una densa oscuridad, más profunda que la oscuridad de la noche, cae sobre la tierra. Entonces un arco iris, brillando con la gloria del trono de Dios, atraviesa los cielos y parece rodear a cada grupo de oración. Las multitudes enojadas son detenidas repentinamente. Sus burlas mueren… Con temibles presentimientos, contemplan el símbolo del pacto de Dios y anhelan ser protegidos de su brillo abrumador».

Pero el pueblo de Dios no tiene miedo. Mientras miran hacia arriba, ven el arco iris de la promesa, y luego ven al mismo Jesús y gritan de alegría. Leemos: «Es a medianoche cuando Dios manifiesta Su poder para la liberación de Su pueblo. El sol aparece, brillando con su fuerza. Se suceden rápidamente señales y maravillas. Los malvados miran con terror y asombro la escena, mientras que los justos contemplan con alegría solemne los signos de su liberación».

Todo parece estar desmoronándose mientras un poderoso terremoto sacude toda la tierra. El viento ruge en una tempestad y los mares son azotados en furia. Enormes piedras de granizo caen del cielo. La pluma de la inspiración describe aún más la sorprendente escena: «Las ciudades más orgullosas de la tierra son derribadas. Los palacios señoriales, en los que los grandes hombres del mundo han derrochado su riqueza para glorificarse a sí mismos, se están desmoronando ante sus ojos. Los muros de las prisiones se rompen, y el pueblo de Dios, que ha sido mantenido en cautiverio por su fe, es liberado».

¡Es una escena increíble! Las tumbas se abren. Se nos dice que «todos los que han muerto en la fe del mensaje del tercer ángel salen del sepulcro glorificados, para escuchar el pacto de paz de Dios con aquellos que han guardado Su ley».

Pero no son los únicos que resucitarán para ver a Cristo venir en las nubes de gloria. Apocalipsis 1:7 nos dice: «He aquí, viene con las nubes, y todo ojo le verá, aún los que le traspasaron» (RV60). Este grupo incluye a Herodes y a Pilato, y a todos aquellos que se burlaron de Jesús en sus agonías al morir, así como a aquellos que, a lo largo de las edades, fueron los opositores más violentos de la verdad de Dios y de su pueblo.

Ya no están estos orgullosos presumiendo y ridiculizando a los seguidores de Dios. Están llenos de terror al darse cuenta de que han estado luchando contra Dios, el Creador del universo, y ahora están perdidos para siempre.

Amigos, el tema de la Segunda Venida de Cristo es enorme, y continuaremos estudiándolo en nuestro próximo video. Pero no podemos terminar este mensaje hoy sin darnos cuenta de que Jesús viene pronto, estamos verdaderamente al borde de la eternidad. Si aún no tienes la certeza de que Cristo es tu Salvador, te invito a entregar tu corazón a Él en este momento mientras oramos juntos.

Padre celestial, gracias por la promesa del pronto regreso de Jesús. Gracias por la promesa de que protegerás y cuidarás a tu pueblo en las situaciones más oscuras y difíciles. Confiamos completamente en ti, porque por nosotros mismos no podemos hacer nada. Pero al apoyarnos en Cristo, podemos tener la seguridad, la fe y la esperanza que nos llevarán incluso a través de los períodos más difíciles. Ahora, Señor, si hay alguien que necesita aceptar a Jesús en este mismo momento, muévete en su corazón para que se vuelva completamente hacia ti. Y Señor, ayúdanos a cada uno de nosotros a renovar nuestro compromiso contigo a medida que llegamos al final de los tiempos. Nos damos cuenta de que estamos al borde de la eternidad.

Gracias por la promesa del pronto regreso de Cristo. En el nombre de Jesús lo pedimos. Amén.

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