La Universidad de Montemorelos ha sido clave en la recuperación de Aarón Salinas del coma y la inmovilidad.
24 de junio de 2025 | Montemorelos, Nuevo León, México | Laura Marrero y Noticias de la División Interamericana
“Los médicos me dijeron que terminaría en estado vegetativo… pero hoy puedo moverme, bañarme, calentar mi comida y vivir de manera independiente”, contó hace poco Aarón Salinas. Su historia no es solo un testimonio de resiliencia, sino también un reflejo del apoyo de la Universidad de Montemorelos a lo largo de su travesía, dijeron los directivos de la institución.
Una nueva realidad de grandes desafíos
En 2014, un violento ataque dejó a Salinas en coma durante varias semanas. Después de recuperar la conciencia, se enfrentó a graves efectos secundarios físicos y neurológicos. Desde entonces, su vida ha cambiado radicalmente, reconoció.
Aarón Salinas realiza ejercicios terapéuticos en su casa con el apoyo de un estudiante de la Universidad de Montemorelos, México. [Fotografía: Lisandra Vicente/UM]
Visitas transformadoras
Cada semana, equipos de estudiantes visitan la casa de Salinas en el barrio Martínez Domínguez. Al principio, lo ayudaron a levantarse de la cama, bañarse, cambiarse de ropa y realizar ejercicios físicos básicos. Su cuerpo, inmóvil durante años, comenzó a responder gradualmente. Movimientos que antes parecían imposibles, como doblar una pierna, ahora forman parte de su rutina diaria. Hoy, Aarón camina con apoyo, se mueve con seguridad por su casa y, lo que es más importante, ha recuperado su autonomía y dignidad.
Este semestre, el apoyo de otros estudiantes aumentó. “Los estudiantes del área de la salud que toman el curso de servicio comunitario continuaron ayudándolo con terapias físicas, pero también le dieron seguimiento a otros temas, como la recuperación de su tarjeta de discapacidad, que había sido cancelada por falta de documentación”, informaron los directivos de la institución. “Después de recopilar los documentos requeridos, gestionar las citas y ayudarlo a completar el proceso de solicitud, lograron la reactivación de la tarjeta”, contaron.
Aarón Salinas se agacha mientras los estudiantes de la Universidad de Montemorelos lo ayudan, durante una reciente sesión de fisioterapia. [Fotografía: Lisandra Vicente/UM]
El equipo que apoya a Salinas también abordó problemas que habían obstaculizado su movilidad y seguridad. Por ejemplo, instalaron una tapa de concreto sobre un desagüe expuesto para evitar tropiezos, agregaron barras de soporte y mancuernas para que pudiera hacer ejercicio en casa, y organizaron colectas semanales de alimentos para garantizar sus necesidades nutricionales. Además, los estudiantes de psicología brindaron apoyo emocional tras el fallecimiento de los padres de Salinas, ayudándolo a procesar su dolor y recuperar la motivación.
Detrás de cada paso adelante, la hermana de Salinas, María del Carmen, ha jugado un papel indispensable. Ella ha permanecido a su lado desde el incidente, contó Salinas. “Con recursos limitados y un corazón dispuesto, ella ha sido su cuidadora, su compañera constante y su voz en medio de tantos desafíos”, dijeron los directivos de la institución. “El apoyo de la universidad no solo transformó su vida sino que también le dio a su hermana el alivio que tanto necesitaba”.
María del Carmen describió el impacto de la participación de la escuela, diciendo: “Los estudiantes han sido un verdadero apoyo para nosotros como familia. Desde su primera visita, sentimos la voluntad de ayudar. Cada vez que venían, se quedaban a hablar, oraban con él y lo hacían reír. Hicieron que regresara esa chispa en los ojos de Aarón, algo que no habíamos visto en mucho tiempo. Ahora, se despierta más motivado y con más ganas de seguir adelante”.
Un grupo de estudiantes se toma una foto con Aarón Salinas, después de una sesión de fisioterapia. [Fotografía: Lisandra Vicente/UM]
Luis Martelo, uno de los estudiantes de medicina que trabajó con Aarón, admitió que al principio no estaban seguros de cómo interactuar con él. “Sentíamos timidez”, dijo, “pero poco a poco nos hicimos amigos. Aarón es alguien que nos enseñó más de lo nosotros pudimos darle”.
Esa conexión humana se ha convertido en una característica definitoria del proyecto, que tiene como objetivo formar profesionales que no solo traten los síntomas físicos, sino que también acompañen a las personas en medio de los desafíos de la vida, señalaron los directivos de la institución. Martelo concordó con ellos. “El servicio comunitario siempre tiene que ser parte de nuestro currículo porque nos enseña a ser profesionales con corazones compasivos. Al seguir el método de Jesús, ganándonos la confianza de las personas, satisfaciendo sus necesidades y luego dirigiéndolas hacia él, nos convertimos en misioneros de la vida real”, expresó.
Traducción de Marcos Paseggi