La última edición de Mundo Adventista
30 de junio de 2025 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Merle Poirier, Adventist Review
Si eres una persona que recibe nuestra edición impresa, entonces tienes en tus manos el último número de Mundo Adventista. Trata simplemente de asimilarlo. Aun cuando sabíamos que eventualmente iba a llegar este día, todavía se me hace difícil escribir y mucho menos leer. Entre todo el personal actual, yo soy la única en la oficina de Adventist Review que trabajó con Mundo Adventista desde su concepción y ha continuado haciéndolo hasta su último día. Esta publicación cumpliría 20 años este año; así que puede entenderse bien mi tristeza en este momento.
Asistí recientemente al servicio conmemorativo de una amiga. Su esposo tuvo a su cargo el discurso laudatorio, una sentida expresión de su vida juntos, enfatizando la pérdida de su amada. Uno siempre espera llorar la pérdida de una persona así. Hace menos de un año se incendió el edificio de mi iglesia y todavía me sorprendo de la tristeza que causa el perder un edificio. Y ahora yo, juntamente con mis colegas, enfrentamos la pérdida de una publicación. Nuevamente experimento esta extraña sensación de tristeza.
[Imagen: Adventist Review]
La idea de la publicación de Mundo Adventista la introdujo el ex presidente de la Asociación General (AG), Jan Paulsen. Ocurrió en un tiempo cuando se experimentaba una carencia de recursos adventistas en ciertas partes del mundo. Y donde hay un vacío, algo o alguien se va a adelantar a llenar el hueco; existía por lo tanto la preocupación de que la comprensión de la teología adventista llegara a verse comprometida. La solución fue una publicación que llegara a todo el mundo adventista, unificando a los miembros en la verdad, noticias, presentaciones e historias. Aunque esta no era una idea nueva en la historia de la Adventist Review, su alcance sí lo era. Jan Paulsen colocó esta tarea en los hombros de William (Bill) G. Johnsson, entonces editor de la Adventist Review.
Bill Johnsson estaba emocionado y entusiasmado con la idea, pero rápidamente se sintió sobrecargado. Ya estaba dirigiendo la Adventist Review y estaba por delante una Sesión de la AG ese año, lo cual involucraba horas de detalles y preparación. Cierto día en que se estaba sintiendo inusualmente pesimista, le ofrecí intervenir y ayudar. De esta manera, mi comienzo con Mundo Adventista incluyó, en el mismo comienzo, crear un modelo del primer número con mi colega Kim Maran, a fin de “venderles” esta idea a los presidentes de las divisiones. Actualmente, al mirar hacia casi veinte años atrás, creo que a cuatro diferentes personas puede dárseles el crédito de lo que es hoy Mundo Adventista.
Aquellos que marcaron una diferencia
Bill Knott, en aquel entonces editor asociado, intervino también para ayudar a W. Johnsson en reuniones, trabajar con casas publicadoras, ofertar y elaborar un plan de distribución —probablemente el desafío más grande de todos. Sabíamos cómo crear una revista, editarla, diseñarla e imprimirla; pero, ¿cómo puedes distribuirla en todo el mundo cuando no existe un sistema para recibirla? Por ejemplo, una región utilizaba bicicletas como transporte elegido. El llamado a la misión y el esparcir el evangelio en esa imagen es muy fuerte, hasta que uno se da cuenta de que el ciclista estaba pasando a buscar no unos cuantos ejemplares, sino centenares de ellas. Sin la paciencia, negociaciones y comprensión de Bill,Mundo Adventista pudo no haber tenido el comienzo positivo que tuvo entonces.
[Imagen: Adventist Review]
En 2007 entra Claude Richli bajo la dirección editorial de Bill Knott. Uno de los objetivos de Bill era contar con personal más internacional. Claude ciertamente contribuyó en esto, habiendo trabajado en varias otras divisiones y hablando por lo menos cinco idiomas. Pero lo más importante fue la energía que infundió en el equipo. Tenía un agudo sentido de los números, lo cual, introducido en un personal que era todo acerca de palabras, trajo una nueva perspectiva. Era persuasivo, lleno de ideas y vio en Mundo Adventista un potencial que aún no se había aprovechado. Sus habilidades, unidas a su esmero, estaban a punto de llevar a esta publicación a lugares aún por verse —literalmente hablando.
Yo solía gestionar la distribución, lo cual involucraba páginas de una hoja de cálculo que contenía países, direcciones, administradores y otros detalles. Claude dio la vuelta al mundo a toda velocidad y yo bromeaba con él diciendo que mientras la mayoría de las personas coleccionaba souvenirs, Claude coleccionaba países e idiomas. Durante el tiempo que Claude pasó en nuestra oficina, se acrecentó el número de idiomas, ¡de cuatro a 2l! Trajimos a un equipo de traductores, a los cuales también administré. Los primeros idiomas negociados fueron español, francés y portugués. Aunque esto parecía sencillo, no lo era. Claude afrontaba el desafío de seleccionar traductores que pudieran ser aceptados mundialmente. He trabajado con el mismo grupo de aproximadamente 20 traductores por casi 18 años, todos ellos fuertemente comprometidos a hacer accesible esta publicación a cada miembro en todo el mundo.
[Imagen: Adventist Review]
Por último, pero no menos importante, figura Gerald Klingbeil. No voy a entrar en detalle, porque ustedes pueden leer sus propias palabras en la página 21; pero cuando él llegó en 2009, se convirtió en el siguiente protector de Mundo Adventista. Nosotros, en la oficina, podíamos frecuentemente escucharlo referirse a esta revista como “mi bebé”. Y esa era exactamente la forma como la trataba. Padre de tres hijas, él se añadió una cuarta con esta publicación. Trajo con él nuevas percepciones, no solamente por causa de su herencia alemana, sino también por haber vivido por todo el mundo, trayendo consigo una amplia experiencia mundial. Educó al personal para pensar en términos internacionales, no solamente en inglés. Aportó su pasión por ayudar a escritores a encontrar su voz en la iglesia, expandiendo nuestra lista de autores a muchos diferentes países. Buscaba específicamente formas de traer percepciones bíblicas relevantes, incluyendo la profundización de la comprensión de las Creencias Fundamentales Adventistas. Durante el tiempo de Gerald, Mundo Adventist logró reconocimiento de marca. Llegó a ser lo que Jan Paulsen deseaba —un instrumento unificador reconocido por los miembros en todo el mundo.
Una entrañable despedida
Tal vez ahora puedas comprender por qué estaría triste al llegar a su fin. Pero cuando uno es una persona de fe y seguidora de Dios, aunque los tiempos puedan ser desalentadores, no permanecemos nunca en ese estado, porque sabemos quién está al control. La carrera de Mundo Adventista puede haber terminado; pero ha hecho lo que ninguna otra publicación ha logrado jamás en nuestra historia —establecer un sendero mundial. Ahora esa carrera va a ser continuada por su publicación hermana, Adventist Review. Aunque la Adventist Review ha estado mayormente restringida a Norteamérica, prestará ahora sus servicios a todo el mundo por el mismo sendero atravesado por Mundo Adventista . Las personas que iniciaron Mundo Adventista no trabajaron en vano. Solamente ayudaron a hacer los rayos de luz más profundos y claros.
Adiós, mi publicación amiga. Ha sido un privilegio haber ocupado un asiento de primera fila al verte unir a más de 23 millones de adventistas en todo el mundo.
Traducción – Gloria A. Castrejón