Gospel Mission Aviation es un ministerio que se enfoca en llegar a las comunidades más remotas con escaso o ningún acceso por carretera en el oeste de Bolivia. [Fotografía: Gospel Mission Aviation]

Contra viento y marea, Gospel Mission Aviation sigue transformando vidas en zonas remotas.

25 de junio de 2025 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Marcos Paseggi, Adventist Review

Terribles pruebas misioneras. Historias de respuestas increíbles a las oraciones. Desafíos continuos sin solución aparente. Todo esto y más fue parte del reciente taller de David (DJ) Knott durante la Convención Sudamericana de Outpost Centers International (OCI) en Cochabamba, Bolivia, del 15 al 18 de mayo de 2025. OCI es una organización que conecta a cientos de ministerios dirigidos por laicos que apoyan el mensaje y la misión de la Iglesia Adventista en casi 90 países. Uno de ellos es Gospel Mission Aviation (GMA), que lidera Knott.

GMA es un ministerio que se enfoca en llegar a las comunidades más remotas con escaso o ningún acceso por carretera en el oeste de Bolivia. “Con la ayuda de profesionales médicos voluntarios locales y extranjeros, GMA está ingresando a estas comunidades remotas a pie, por aire, en bote o con vehículos todoterreno, llevando servicios médicos gratuitos y las buenas nuevas de Jesús”, afirma Knott.

Gospel Mission Aviation incluye viajes terrestres en algunas de las carreteras más difíciles y peligrosas del mundo. [Fotografía: Gospel Mission Aviation]

Como instructor de vuelo certificado e inspector de aeronaves, Knott utilizó el avión misionero del ministerio para evacuaciones médicas aéreas, además de transportar equipos médicos, pastores e instructores bíblicos a esas áreas de difícil acceso. La estrecha coordinación con el liderazgo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día también permite que el ministerio apoye el trabajo de la iglesia por medio de clínicas médicas móviles, transporte, construcción de iglesias y grupos de viajes misioneros.

En su taller del 17 de mayo durante la Convención de OCI en Sudamérica, Knott compartió algunos de los principales desafíos y obstáculos que el ministerio ha enfrentado desde que él y su familia (su esposa Jodi y sus tres hijos), se mudaron a Bolivia para brindar sus servicios. También compartió cómo, a pesar de las frustraciones y los contratiempos, Dios lo está ayudando a él y a su equipo a seguir adelante con fe.

Peligros de la vida en el campo misionero

“¿Cuál será tu mayor desafío y obstáculo cuando sirvas como pionero misionero?” preguntó Knott a los asistentes a su taller. Knott compartió cómo hace 10 años, él y un colega estaban sentados dentro de una choza de barro en el frío de las tierras altas, mirando a través de una puerta abierta. “No pude salir porque después de una caminata de 12 horas, los residentes nos habían detenido”, contó. “Nos acusaron de ser mineros, y dijeron que después decidirían qué hacer con nosotros. Fue una experiencia angustiosa, ya que habíamos oído hablar de casos de personas hacían justicia por mano propia. Nos preguntábamos si saldríamos vivos de ese lugar”.

Knott y los demás fueron finalmente liberados y se les dijo que se fueran antes de que pudieran atender a la gente de ese lugar en particular. “Pero esa experiencia nos llevó a conocer a alguien que nos invitó a su comunidad, lo que finalmente nos abrió el acceso a toda la zona”, contó Knott. “De manera que, aparentemente, tuvimos que pasar por esa terrible experiencia para llegar a esas comunidades con un mensaje de esperanza”.

Un estudiante escucha la presentación de David Knott en el campus de la Universidad Adventista de Bolivia el 17 de mayo. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Una pérdida demoledora

Otras experiencias en el campo misionero en el oeste de Bolivia han sido aún más consecuentes, informó Knott. Contó cómo hace tres años lo llamaron para evacuar a alguien por razones médicas de un lugar remoto en las montañas. Durante el aterrizaje en una colina muy húmeda y resbaladiza, el Piper PA-18 Super Cub experimental del ministerio que pilotaba Knott se deslizó desde la estrecha cima de la colina en los Andes y resultó gravemente dañado. Fue una pérdida aplastante para la misión: una que, según Knott, fue claramente su culpa. Compartió que había ignorado sus propios límites y había asumido un riesgo excesivo al intentar el difícil aterrizaje en malas condiciones.

“Esa aeronave había sido fundamental desde 2019, ya que había reducido nuestro viaje a las comunidades de las tierras altas de un agotador viaje de 12 a 14 horas en vehículos todoterreno y a pie a un vuelo de 40 minutos”, dijo Knott. Ahora todo parecía haber sido en vano. Me sentía muy desanimado”.

David Knott enfatizó a aquellos que quieren ser misioneros que el mayor desafío que enfrentarán es el miedo, pero que Dios siempre es fiel. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Acusado de tráfico de drogas

Knott, sin embargo, no sabía en ese momento que lo peor estaba por llegar. Dos semanas después, las cosas se complicaron aún más. “Cuando intentábamos recuperar la aeronave siniestrada, nos detuvieron, acusados de volar la aeronave para traficar drogas”. El grupo se enteró de que después de que la historia de la aeronave destruida sin piloto se volviera viral gracias a fotografías que alguien había publicado en las redes sociales, el gobierno envió a sus fuerzas especiales antinarcóticos para tratar de encontrar a los “narcotraficantes”.

Exploraron las montañas durante tres días hasta que encontraron a Knott y sus colegas y los arrestaron a punta de pistola.

“Con el tiempo quedó claro que no teníamos nada que ver con el narcotráfico, pero nuestro calvario no terminó allí”, contó Knott. El reto era que el coronel del ejército a cargo de toda la operación dejara constancia de que habían cometido un error al detener a los misioneros. “Era una situación muy vergonzosa para él, así que consideré la posibilidad de que alguien colocara algunas drogas dentro del avión y nos acusara de ser traficantes solo para salvar las apariencias y probablemente obtener un ascenso. El estrés que yo sentía era extremo. Estaba seguro de que mi servicio misionero había llegado a su fin, y de que tal vez ya no volvería a ver a mi familia”, recordó.

El Piper PA-18 Super Cub experimental que fue destruido después de bajar una colina al aterrizar en una cima húmeda y resbaladiza en los Andes. [Fotografía: Gospel Mission Aviation]

Del terror a un himno en el corazón

Fue un momento de profunda desesperación para Knott y sus colegas, compartió. “Sentí que el terror se apoderaba de mí mientras consideraba las diversas opciones, todas ellas potencialmente mortales”, recordó Knott. Pero entonces le vinieron a la mente las palabras de un himno muy conocido: “Quédate tranquila, alma mía: tu Dios te guiará en el futuro como lo ha hecho con el pasado”,* recitó.

“Comencé a recordar cómo Dios nos había guiado en el pasado”, dijo Knott. “Dios nunca nos había fallado; siempre había abierto un camino. Ese pensamiento me dio paz, y pronto comencé a tener esperanza”, recordó.

“Si somos infieles, él permanece fiel,” leyó David Knott de 2 Timoteo 2:13. “Esa es la clave del servicio misionero”. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

El mayor desafío

“Si Dios te está guiando para que te conviertas en pionero misionero”, dijo Knott a los asistentes a su taller del 17 de mayo en Bolivia, “puedo garantizarte que el mayor obstáculo que enfrentarás será el miedo”. Explicó: “Tendrás miedo del futuro; tendrás miedo de que la gente no te apoye, de que las finanzas fallen, de que no encuentres suficientes voluntarios, de que el gobierno interfiera”.

Esos temores no son nada nuevo, dijo Knott, ya que el apóstol Pablo mismo los experimentó. “Cuando vinimos a Macedonia, ciertamente ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados: de fuera, conflictos, y de dentro, temores” leyó Knott en 2 Corintios 7:5. Pero a pesar de la seguridad que nos da la Biblia, enfatizó Knott, la pregunta sigue siendo: “¿Qué hacer en una situación en la que todo parece perdido?”

Los asistentes al taller toman notas durante la presentación de David Knott sobre su experiencia como misionero pionero en el oeste de Bolivia. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Cómo enfrentar y superar nuestros temores

Knott les recordó a los futuros misioneros que pueden estar seguros de que sucederán cosas que los impulsarán a pensar en simplemente darse por vencidos. Después de hablar con otros misioneros pioneros como él, se enteró de que cada uno de ellos había experimentado situaciones similares, en las que pensaban que todos los esfuerzos eran en vano. “Sentirás que todo parece estar perdido, y en tus dudas te preguntarás si Dios puede trabajar con una persona tan débil y defectuosa como crees que eres”, dijo Knott. “Y si eres un líder, es un sentimiento aún más fuerte porque sientes que estás afectando negativamente la vida de otras personas”, agregó. “Ciertamente pasarás por noches de silencio, oscuridad y angustia, tal como lo experimentó Jacob en la Biblia”.

A pesar de todo eso, Knott llamó a los jóvenes que están pensando en convertirse en pioneros misioneros a recordar la fidelidad de Dios en el pasado y a concentrarse en sus promesas para el futuro. “Si somos infieles, él permanece fiel”, leyó Knott de 2 Timoteo 2:13. Esa es la clave del servicio misionero”.

El nuevo avión, que ahora está sirviendo a comunidades aisladas en las selvas bajas del oeste de Bolivia con evacuaciones de emergencia y transporte de carga. [Fotografía: Gospel Mission Aviation]

Un milagro moderno

Knott luego contó cómo en esa experiencia en particular en el oeste de Bolivia sintió que era un milagro que el coronel en cuestión terminara reconociendo que había cometido un error. “El coronel estuvo de acuerdo en que se había equivocado y nos liberó sin cargos”, contó Knott.

Según Knott, la intervención de Dios no ha resuelto todos los desafíos del ministerio. “No sé por qué Dios no impidió mi error que terminó con la pérdida del avión misionero”, dijo. “También sabía que Dios era poderoso y que podía darnos otro avión, pero no siempre entiendo por qué no actuó tan rápido como me gustaría, ya que nos llevó años recuperarnos de la pérdida. Pero he adquirido tres años más de experiencia en la fidelidad de Dios, y hemos vuelto a empezar de cero, siempre confiando en Dios en el proceso. Y a medida que lo hacemos, descubrimos una y otra vez que él siempre se manifiesta. Estoy seguro de que nunca nos fallará”.

La nueva aeronave de Gospel Mission Aviation es más grande y más competente. [Fotografía: Gospel Mission Aviation]

*“Be Still, My Soul,” The Seventh-day Adventist Hymnal, no. 461.

Outpost Centers International es un ministerio de apoyo que no está afiliado a la corporación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Traducción de Marcos Paseggi

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