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El 26 de julio, líderes de la iglesia local, el personal de Maranatha Volunteers International, voluntarios, donantes y miembros de la familia de Darrell Hardy asistieron a una breve ceremonia durante la cual develaron una placa especial en honor al obrero ya fallecido de Maranatha. [Fotografía: Maranatha Volunteers International]

El Campus Darrell Hardy incluye una espaciosa iglesia y una escuela en Santo Domingo.

30 de julio de 2025 | Santo Domingo, República Dominicana | Marcos Paseggi, Adventist Review

“Está bien, pero podemos hacerlo mejor”.

“Esa es la frase que Darrell Hardy ciertamente diría”, compartió el supervisor de construcción Caleb de la Cruz, “si hubiera podido dar los toques finales al Complejo Ciudad del Cielo en Santo Domingo, República Dominicana”.

Una vista de dron del Campus Darrell Hardy, unos días antes de su inauguración el pasado 26 de julio. [Fotografía: Maranatha Volunteers International]

“Le encantaría este campus”, agregó de la Cruz, “pero seguramente encontraría detalles menores aquí y allá para mejorarlo”.
De la Cruz y otros trabajaron durante tres años para hacer que el proyecto Ciudad del Cielo pasara de ser un sueño a una realidad. El complejo ahora incluye una iglesia con capacidad para 400 personas y una escuela con un jardín de infantes por separado. Durante los tres años de labores, los trabajadores se esforzaron por seguir los pasos de su jefe y mentor, quien murió repentinamente en noviembre de 2022. “Tratamos de imaginar y preguntarnos: ‘¿Qué habría hecho Darrell en esta o aquella situación?’”, comentó uno de los trabajadores. “¡Y entonces así lo hicimos!”

Un grupo de trabajadores posa para una fotografía, unos días antes de la inauguración del pasado 26 de julio del Campus Darrell Hardy en Santo Domingo, República Dominicana. [Fotografía: Maranatha Volunteers International]

Un lugar donde recordarlo

Hardy sirvió durante décadas apoyando la misión de Maranatha Volunteers International, un ministerio de apoyo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día basado en donantes que ayuda a construir iglesias y escuelas y perforar pozos de agua en todo el mundo. En esos años, Hardy, quien eventualmente se convirtió en vicepresidente de construcción de Maranatha, coordinó y dirigió iniciativas de construcción, muchas de ellas en la División Interamericana. Uno de sus últimos proyectos involucró el campus Ciudad del Cielo en la zona norte de Santo Domingo.

Darrell Hardy, poco antes de su prematura muerte a los 69 años. [Fotografía: Maranatha Volunteers International]

“Cuando Darrell murió, pensamos que la mejor manera de honrar su memoria era construir un complejo lo más hermoso posible, un lugar que sirva como testimonio de su servicio y compromiso”, explicó Don Noble, presidente de Maranatha, al margen de la inauguración oficial del campus el pasado 26 de julio. “Y los resultados muestran que este es un campus digno de Darrell”.
Gabriela Hardy, quien estuvo casada con Darrell durante 35 años, está de acuerdo. “Sé que Darrell estaría muy satisfecho si pudiera ver este campus hoy”, expresó. “Y no se trata solo de los edificios. Se trata del hecho de que dejó un equipo en su lugar que puede continuar aplicando lo que aprendieron trabajando bajo su liderazgo”.

Un grupo de trabajadores es reconocido por los tres años que pasaron ayudando a hacer realidad Ciudad del Cielo. El tercero desde la izquierda es el supervisor de construcción Caleb de la Cruz. [Fotografía: Maranatha Volunteers International]

En sus pasos

Cuando Hardy murió inesperadamente, a Maranatha le resultó difícil encontrar personas que hicieran el trabajo que él había estado llevando a cabo durante tantos años. “Aunque no provenía de la construcción, adquirió tanta experiencia que era la persona a quien acudir cuando trabajábamos en un proyecto importante”, explicaron los líderes de Maranatha. Perder sus habilidades fue un gran golpe para el ministerio, reconocieron los líderes.

Sin embargo, poco a poco, Maranatha tomó medidas para seguir sirviendo a los demás lo mejor que podía. Kyle Fiess, vicepresidente de proyectos de Maranatha, dio un paso al frente. Miembros de la junta de Maranatha que tienen experiencia en arquitectura e ingeniería estructural también se convirtieron en consultores habituales. El trabajo no se detuvo, enfatizaron los líderes de Maranatha. “De hecho, comenzamos a pensar cómo honrar mejor la memoria de Darrell y decidimos que un campus como Ciudad del Cielo le haría justicia”, explicaron.

Gabriela Hardy comparte algunos pensamientos sobre su difunto esposo, mientras su hijo Christopher interpreta sus palabras al inglés. [Fotografía: Maranatha Volunteers International]

Una placa para resaltar su ejemplo

El 26 de julio, entre la inauguración del nuevo edificio de la iglesia y la escuela adventista en la misma propiedad, los líderes regionales de la iglesia, el personal de Maranatha, los voluntarios, los donantes y la familia Hardy asistieron a una breve ceremonia durante la cual develaron una placa especial en honor a Darrell Hardy. La placa relata de qué manera para Hardy, un breve período como voluntario de Maranatha fue el punto de partida de una larga carrera como “líder dedicado al servicio”.

El texto celebra el hecho de que Dios usó a Hardy para ser una bendición para otras personas. “Es imposible contar a las personas que fueron bendecidas por su dedicación cariñosa y centrada en Cristo durante 35 años de ministerio con Maranatha”, expresa. “Ciudad del Cielo, el último campus planeado con la ayuda de Darrell, se erige como un testimonio vivo de la fidelidad de Dios. Que este campus sirva de inspiración para responder al llamado de Jesús con el mismo valor, alegría y compromiso”.

Gabriela Hardy (derecha) y dos de sus hijos adultos miran la placa develada en honor al exvicepresidente de construcción de Maranatha Volunteers International Darrell Hardy. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Gabriela Hardy concordó con esa apreciación. “Darrell está descansando ahora, esperando que Jesús lo despierte de su sueño”, dijo. “Pero como dice la Biblia, aunque esté descansando de sus labores, sus obras lo siguen. Y Ciudad del Cielo es una prueba viviente de ello”.

Traducción de Marcos Paseggi

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