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Selina Pena, empleada de salud comunitaria, atiende a pacientes sin hogar allí donde se encuentren.

31 de julio de 2025 | Loma Linda, California, Estados Unidos |Ansel Oliver, Loma Linda University Health News

Día a día, la trabajadora de salud comunitaria, Selina Pena, pasa al lado de paradas de autobús y jardines cerca del departamento de Emergencia del Centro Médico de la Universidad Loma Linda, en busca de sus pacientes. Muchos de ellos son “usuarios frecuentes” —pacientes sin techo que visitan el departamento de emergencia varias veces a la semana. Algunos de ellos se registran varias veces al día.

Selina Pena busca a estos pacientes en donde se encuentran para ofrecerles herramientas y apoyo. Con algunos, se trata de atender sus problemas de salud mental y recordarles que deben acudir a sus citas médicas externas. Con otros, se trata simplemente de dirigirles un amistoso “hola” y una sonrisa de apoyo para mostrarles que alguien se interesa en ellos.

La trabajadora de salud comunitaria, Selina Pena [Imagen: Loma Linda University Health News]


En realidad, su trabajo es tratar de ayudarlos a prevenir visitas al departamento de Emergencia, en donde algunas visitas que podrían evitarse se añaden a la ya de por sí larga lista de pacientes esperando ser atendidos y que cuestan al hospital y a los programas públicos de reembolso, cientos o miles de dólares cada vez. Todo esto comienza con un desarrollo de relaciones.

La trabajadora Pena, de 39 años, señala que ella sabe bien cómo se sienten muchos de ellos, porque ella misma fue también una persona sin techo. Después de huir de su casa a los 14 años, se alojaba en casa de amigos y no se estableció en un hogar hasta los 25. A ese punto, cansada ya de las circunstancias de su vida y su falta de oportunidades, regresó a cursar la escuela secundaria y pudo graduarse. Permaneció sobria y durante años trabajó como encargada de casos en varias instalaciones, ofreciendo asistencia y alojamiento a personas sin techo. Recientemente se graduó de la universidad con un título de asociado, siendo la primera en su familia que lo ha logrado.

Ella puede identificarse con sus pacientes que experimentan adicción, analfabetismo, abuso de sustancias y dependencia del alcohol. Señala que muchos de ellos son como ella —por mucho tiempo no se enteró de algunos recursos y no recibió la ayuda que necesitaba por parte de ciertas agencias.

Ahora ella y su equipo visitan a sus pacientes en las aceras de la calle y cuando están de pacientes en el departamento de Emergencia, ayudándolos con los servicios que pueden necesitar.

“Estoy absolutamente encantada con lo que hago”, dice la trabajadora de salud comunitaria Pena. “Sí, ciertamente hay desafíos al trabajar con esta población; pero mi pasión es conectar con las personas”.

Loma Linda University Health (LLUH) está empleando a dos otros trabajadores de salud comunitaria como ella, así como a un trabajador social clínico titulado y enfermero gestor de casos, utilizando el llamado beneficio California Enhanced Care Management Medi-Cal (Gestión mejorada de atención médica en California).

Una subvención de $US 1.2-million grant le permite al hospital atender a ciertos pacientes que llegan al departamento de Emergencia para hablar o recibir una cobija o alimento y conectarlos con programas y recursos que pueden abordar los factores sociales que influyen en su salud. Por ejemplo, encontrarle al paciente un centro médico, registrarlo en un seguro de salud, conseguir una identificación, reconectarlo con servicios para veteranos de guerra, obtener acceso a alojamiento y desarrollo de fuerza laboral. Pero todo comienza con el establecimiento de relaciones, con que estos sean vistos y se sientan seguros y amados.

La subvención provee fondos financieros por 18 meses y le permite al hospital proveer atención más allá de sus paredes al suplementar los servicios a ciertos pacientes que necesitan asistencia adicional, dijo Pamela Glaspell, vicepresidenta asistente de coordinación de atención en trabajo social y gestión de casos en LLUH.

“Estamos proporcionando algunas de esas pequeñas cosas que van a ayudar a salvar una brecha y con suerte, ayudar a ese paciente particular a emprender el camino correcto hacia el cuidado de sí mismo y continuar así”, dijo la vicepresidenta Glaspell.

Para trabajadores de salud comunitaria, como Selina Pena, esto significa reunirse con enfermeros del hospital y guardias de seguridad para saber si cualquiera de sus pacientes frecuentes están presentes ese día. Les pregunta a los pacientes cómo les está yendo y cómo les puede brindar ayuda.

“Como trabajadores de salud comunitaria somos capaces de atender el problema real que tiene una persona, no simplemente pensar en sus derechos o sus medicamentos”, dijo la trabajadora Pena. Muchos pacientes saben ahora que pueden preguntar por ella o venir a encontrarla antes de presentarse en el departamento de Emergencia.

Dice Selina Pena que muchos de sus pacientes fueron alguna vez como ella —no terminaron la escuela secundaria, crecieron en hogares disfuncionales y pobreza y carecieron de objetivos en la vida.

“Tenía simplemente esa mentalidad. Y no era buena. No sabía que podía tener cosas”, dijo.

“Soy un testimonio viviente de que el cambio puede ocurrir”, dijo. “Algunas veces no estamos listos a cambiar hasta que alguien nos muestra que se preocupa por nosotros”.

La versión original de esta noticia la publicó Loma Linda University Health en su sitio de noticias.

Traducción – Gloria A. Castrejón