Capellanes proveen consejo a dirigentes en transición, en la Sesión de la AG.

8 de julio de 2025 | St. Louis, Missouri, Estados Unidos | Becky St. Clair para Adventist Review

Para muchos dirigentes, su identidad y el papel que desempeñan profesionalmente son una y la misma cosa. Mientras que esto significa que usualmente se entregan totalmente a ese rol, significa también que, cuando ya no desempeñan esa función, luchan también con su sentido de identidad. Esto sucede aun con dirigentes dentro de la iglesia adventista. Y durante la Sesión de la Asociación General (AG), cuando las posiciones se llevan a consideración en la Comisión de Nombramientos, esta lucha puede llegar a ser muy real.

“Cuando prestas tus servicios a esta Iglesia, la sirves con todo lo que tienes”, dijo Iván Omaña, director del Ministerio Adventista de Capellanía. “Soy un hijo de pastor que sirvió completamente a la iglesia; y, el no ser reelegido, fue algo muy doloroso y difícil para él”.

[Imagen: James D. Bokovoy]

Esta experiencia le proporcionó al director Omaña la motivación para tratar de aliviar ese dolor en otros. Este año, por primera vez en una sesión, un equipo de 20 capellanes procedentes de cada división mundial se han coordinado para hacer disponibles servicios de asesoría a cualquier empleado de la iglesia, dentro del centro de convenciones; y cada día de la sesión hay un capellán a cargo durante todo el día, en la sala correspondiente.

“Aunque un capellán no puede ayudar a resolver todas las preguntas que vienen a la mente”, admite el director Omaña, “el contar con alguien que te extiende la mano y te dice: ‘Esta es una dura experiencia, pero aquí estoy contigo’, es el primer paso hacia la sanidad”.

Los capellanes que proveen consejo en la Sesión de la AG son hombres y mujeres entrenados en proveer ministerio de presencia y atención profesional, sujetos al código de ética de capellanía. Cada conversación es estrictamente confidencial.

Lo repentino del hecho de ya no desempeñar un papel puede traer consigo sentimientos de dolor, duda, pérdida y soledad. Muchos dirigentes se hacen a sí mismos preguntas tales como ‘¿qué es lo que hice mal?’. Es posible que se sientan perdidos, e inseguros de lo que les depara el futuro. Algunos podrían decidirse por la jubilación; otros optarán tal vez por rediseñar su ministerio.

“Esta es la oportunidad para nuestro equipo de recordarles que Dios es el que llama; y que el llamamiento de Dios no termina nunca”, señaló el director Omaña. “Cuando la persona pasa por un cambio así, necesita orientación. El capellán no puede ayudar a encontrarle su identidad en una sola reunión; pero puede encenderle una luz hacia el camino que tiene por delante”.

Cualquier persona en busca de un consejero puede consultar el directorio de capellanía de su división a fin de encontrar a alguien con quién hablar (el director de capellanía de la AG es también un recurso); y ese capellán estará contento de hablar —aun cuando ya no sea el director Omaña. “Estoy totalmente consciente de que yo podría ser uno de esos dirigentes en necesidad de servicios de asesoría antes de que esto termine”, señaló. “Pero aun cuando no sea reelegido, el siguiente director tendrá la misma actitud”. Esa es la razón por la que estamos aquí”.

Cuando el director Omaña estaba estudiando para ser un consejero, un profesor de traumatología definió el término trauma como el hecho de sentirse “aterrorizado y solo”. La pérdida súbita de la identidad de una persona puede ciertamente sumirla en el aislamiento; y en esos momentos es grande la necesidad de atención espiritual. “Te encuentras en medio de un mar de adventistas que acaban de votar por alguien más”, señaló el director Omaña. Necesitas a alguien que te diga: ‘No sé cómo te sientes, pero voy a asir tu mano y a orar por ti; y buscaremos una solución’”.

Becky St. Clair es un escritora independiente, procedente de California.

Traducción – Gloria A. Castrejón

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