La Dra. Tanya López posa frente a una carpa de asistencia médica para mujeres y niños migrantes en Tapachula, Chiapas, México, en marzo de 2025. Durante los últimos tres años, ha estado viviendo su sueño de ayudar a miles de personas por medio de la obra de ADRA México. [Fotografía: Libna Stevens/DIA
11 de julio de 2025 | Tapachula, Chiapas, México | Libna Stevens, Noticias de la División Interamericana
Desde que tiene uso de razón, Tanya López soñó con ser médica. Después de graduarse de una de las escuelas de medicina más prestigiosas de Guadalajara, México, consiguió un trabajo en una clínica privada y comenzó a prepararse para una especialidad médica en pediatría.
“Acababa de solicitar ser parte de la especialización en pediatría”, dijo. “Estudié durante todo un año para rendir el examen de ingreso y viajé a otro estado para hacerlo. Aprobé. Esto era todo lo que había soñado”.
Cuando el éxito no es suficiente
Sin embargo, sentía que algo estaba mal.
Como católica devota, Tanya recuerda haber sentido un extraño vacío. “Había trabajado muy duro para conseguir lo que quería, para convertirme en quien soñaba ser, y por alguna razón, no era feliz”, dijo. “En mi camino de regreso a casa, oré a Dios para que me mostrara si eso era realmente lo que tenía que hacer”.
La doctora Tanya López sonríe mientras interactúa con una niña, durante una consulta médica en una clínica de ADRA en Tapachula, México, mostrando así su compromiso con el cuidado de las familias migrantes. [Fotografía: Comunicación de la DIA]
Esa oración marcó un punto de inflexión.
“Al día siguiente, le dije a un amigo médico que sentía paz, pero que también estaba triste, como si estuviera dejando atrás un sueño que había tenido desde la carrera de medicina”, recordó Tanya. “Me invitó a un pequeño encuentro de jóvenes que se reunía esa semana”.
Allí descubrió la Iglesia Adventista del Séptimo Día. “Me di cuenta de que iban a la iglesia los sábados y tenían la reputación de ser muy estrictos con la Biblia”, dijo. “Pero fueron muy amables y amables. Inmediatamente sentí una conexión con el grupo”.
Encontrar la misión en la comunidad
Esa conexión la llevó a participar en proyectos de voluntariado con la iglesia, sirviendo en comunidades empobrecidas, contando historias bíblicas, cantando con niños y uniéndose a brigadas médicas gratuitas coordinadas por la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) de la iglesia local. Aunque todavía asistía a la misa dominical con su familia, Tanya se encontró cada vez más energizada por los esfuerzos misioneros de la iglesia.
La doctora Tanya López comparte un momento de juego con una niña pequeña, durante una consulta médica en Tapachula, México. [Fotografía: Comunicación de la DIA]
”Vi que no se trataba solo de ofrecer servicios médicos gratuitos”, dijo. “Algunos del grupo trajeron ropa para ayudar a personas que vivían en zonas muy remotas. Me recordó a lo que una vez había esperado hacer con ‘Médicos Sin Fronteras’, cuando estaba en la universidad”.
Mientras trabajaba como voluntaria en el grupo de la iglesia, Tanya conoció a Sergio Valera, ahora su esposo desde hace tres años, quien le explicó el trabajo humanitario global de ADRA. Dos años después, todavía estaba en la clínica, pero ahora también coordinaba las brigadas médicas locales. Con cada proyecto, su vocación se hacía más clara.
“Seguía sintiéndome bien”, dijo. “Cada vez más, sentía que Dios me estaba guiando a hacer una pausa en mis estudios y concentrarme en el servicio”.
Servicio de vanguardia en Tapachula
En medio de su servicio a los demás, Tanya tomó una decisión que cambió su vida: entregó su corazón a Jesús.
Con el tiempo, le llegó la oportunidad de servir a tiempo completo en Tapachula, una ciudad cerca de la frontera sur de México por donde pasan miles de migrantes cada año, muchos de ellos en circunstancias extremas. Tanya se mudó con su esposo, quien comenzó a trabajar para UNICEF, para comenzar el trabajo.
La doctora Tanya López sonríe junto a su esposo, Sergio Valera, mientras caminan juntos en Tapachula, México, donde han vivido y servido a otros durante los últimos tres años. [Fotografía: Comunicación de la DIA]
“Hay familias, adolescentes que viajan solas, mujeres embarazadas y mujeres que han sufrido abusos, todo solo porque son migrantes”, dijo. “Ese es el tipo de casos que te llenan los ojos de lágrimas”.
Ella no ha podido olvidar uno de esos encuentros.
“Una madre trajo a sus dos hijos, y el más pequeño se quejaba de dolor de estómago”, recordó Tanya. “Le pregunté cuándo había comido por última vez, para saber qué medicina darle. De repente, el niño dijo: ‘Mamá, tengo hambre. Tengo mucha hambre’. La madre rompió a llorar, diciendo que no tenía nada para alimentarlos”.
Tanya hizo una pausa mientras se le quebraba la voz. “Después de la consulta, me hice a un lado y lloré. Ese momento —el llanto del niño, la desesperación de la madre, mi impotencia— jamás lo olvidaré”.
Para ayudar a consolar a los niños, ella guarda juguetes y libros para colorear en su escritorio. “El simple hecho de ofrecer una atención digna después de su largo y agotador viaje y demostrarles que son valorados me da paz y alegría”, expresó.
La doctora Tanya López escucha los pulmones de un niño durante una consulta médica. [Fotografía: Comunicación de la DIA]
Vivir la misión todos los días
“Lo que es interesante para mí”, agregó, “es que siempre quise trabajar con niños. Y ahora estoy trabajando en un proyecto que se centra en niños, adolescentes y mujeres embarazadas. Así que, aunque no estudié esa especialidad, terminé haciendo el trabajo que realmente me llena”.
Tanya atiende a más de veinte pacientes por día. Muchos no solo buscan tratamiento, sino que necesitan a alguien con quien hablar, llorar y compartir sus historias. “A menudo me dicen: ‘Este es el único lugar donde alguien me trató con mucha amabilidad. Gracia’”, dijo.
Para Tanya, eso es lo que significa estar Viviendo la Misión. “Al estar en el campo todos los días, incluso en pequeñas cosas, siento que estoy haciendo lo que Jesús haría”, dijo Tanya.
Actualmente se desempeña como coordinadora médica nacional de ADRA México y tiene su sede en Tapachula, Chiapas.
La historia de Tanya López fue presentada en el Informe Quinquenal de la División Interamericana durante el LXII Congreso de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en St. Louis, Missouri, Estados Unidos, el 10 de julio de 2025.
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Traducción de Marcos Paseggi