Ralph Watts y su legado de impacto global
19 de agosto de 2025 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Jennifer Stymiest, ADRA Internacional
En el Día Mundial de Asistencia Humanitaria celebramos la jornada de Ralph Watts, primer presidente de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) y defensor durante toda su vida del servicio humanitario. A sus 92 años, Ralph Watts continúa viajando, dirigiéndose al público e inspirando a otros en cuanto a la importancia de la compasión, la justicia y el amor en acción —demostrando que una vida dedicada a ayudar a otros no termina realmente nunca.
La jornada del presidente Watts en la labor humanitaria comenzó muy temprano en su vida, enraizada en sus experiencias en su niñez misionera en Corea. Habiendo nacido durante una época tumultuosa durante la ocupación japonesa, recuerda la profunda pobreza a su alrededor. “Me di cuenta de lo afortunado que era”, recuerda bien. “Yo vivía como un estadounidense, no como un coreano, aun cuando amaba a mis amigos coreanos. Ese fue mi primer reconocimiento de la disparidad existente en el mundo”.
En la imagen aparecen Ralph y Patricia Watts. (Imagen: Provista por ADRA Internacional)
En 1963, Ralph Watts y su esposa Patricia regresaron a Corea como misioneros, en donde su tarea consistía en dirigir los esfuerzos humanitarios de lo que era entonces la Sociedad de Beneficencia Adventista del Séptimo Día (SAWS), precursora de ADRA. El país, luchando todavía con las repercusiones de la Guerra de Corea, se encontraba en desesperada necesidad de ayuda humanitaria. “Estaba hundido en la pobreza, esforzándome por aliviar el sufrimiento de los afectados por la guerra y las dificultades”, recuerda. “Pero fue entonces también cuando nació realmente mi pasión por la labor humanitaria”, dijo.
La jornada de Ralph Watts continuó a través de varias posiciones de liderazgo, incluyendo aquella en la fungió como presidente de la Unión Sudasiática del Este. Esta responsabilidad cubría el territorio de nueve países, incluyendo Vietnam, Camboya y Laos; regiones con quienes se sintió profundamente conectado y en donde fue testigo del colapso de Camboya y Laos al comunismo en 1975. Fue una pérdida que se ha quedado con él aún ahora.
Sin embargo, fue a mediados de la década de 1980, cuando la jornada de Ralph Watts convergió con la visión de ADRA. A instancias de Neal Wilson, quien era el presidente de la Asociación General en ese entonces, Ralph Watts se vio involucrado con ADRA, una organización todavía en su infancia. “No tenía idea de aquello en lo que me estaba metiendo”, admite. “Pero mi esposa y yo oramos por orientación divina y sentimos que Dios me estaba llamando a dirigir este nuevo esfuerzo. Fue todo un salto de fe y los desafíos eran abrumadores. La organización se encontraba hundida en deudas, con estabilidad financiera incierta. Pero la fe del presidente Watts y su compromiso hacia la misión de ADRA eran inquebrantables.
“Sabía que era la obra de Dios”, señala. “Tenía que creer que ADRA había sido levantada con un propósito”. A través de una combinación de oración, determinación y liderazgo estratégico, el presidente Watts dirigió la agencia ADRA a través de sus tempranas luchas financieras, asegurando financiamientos cruciales y estableciendo una base sólida de donadores.
Uno de los momentos de los cuales el presidente Watts se siente más orgulloso es el establecimiento de un programa de maestría de ADRA en colaboración con la Universidad Andrews, que le proveyó al personal de ADRA la oportunidad de [A(1] obtener grados académicos avanzados mientras continuaba ejerciendo su trabajo vital en el campo. “Se trataba de invertir en las personas que hacen posible este ministerio”, comentó.
En el campo de acción, la inclinación del corazón del presidente Watts es evidente. Con frecuencia hace hincapié en la difícil situación de la mujer en los países en vías de desarrollo. “Las mujeres que deben acarrear agua por varios kilómetros cada día, que cuidan de su familia en formas que no podemos imaginar, son heroínas”, dijo. Su pasión por mejorar la vida de las mujeres ha continuado en su época de jubilación y ha llevado a esfuerzos de recaudación de fondos financieros para construir más de 80 centros de salud en el sureste de Asia y otras partes, ofreciendo centros de maternidad y cuidados de salud para mujeres en necesidad apremiante.
El liderazgo de Ralph Watts se ha extendido más allá de su papel como presidente. Una de sus iniciativas más apreciadas fue la creación del programa de Embajadores Sénior de ADRA. Este grupo de dirigentes jubilados de la Iglesia Adventista, incluyendo ex presidentes de unión y directivos de asociaciones, se ha convertido en poderoso defensor de ADRA. “Amo la labor de estos hombres. Constituyen una valiosa voz en favor de ADRA”, [A(2] señala el presidente Watts. “Esos embajadores —muchos de los cuales han pasado su vida sirviendo a la iglesia —salen a contar la historia de ADRA cada vez que pueden hacerlo, desde asambleas de ayuntamientos hasta en reuniones personales. Este apoyo ha sido fundamental en el desarrollo de ADRA”.
El programa de Embajadores Sénior se expandió bajo el liderazgo del presidente Watts, proveyendo a ADRA de maduros defensores que pueden conectarse con miembros de iglesia y donadores en todos los Estados Unidos. “Su pasión por ADRA, su fe en la labor que hacemos y su dedicación a difundir el mensaje de justicia, compasión y amor, ha sido una enorme bendición para esta organización”, señaló el presidente Watts.
Al mirar hacia atrás en su extensa carrera, su mensaje a aquellos que consideran vivir una vida de servicio, es muy claro: “Si tienen la oportunidad de trabajar con ADRA, no duden en hacerlo. Va a ser una de las experiencias más satisfactorias de su vida. Van a poder saber, al mirar atrás en su vida, que marcaron una gran diferencia”.
El legado de Ralph Watts no son solo las instituciones que creó o los proyectos que inició, sino que está presente en las vidas que tocó a través de su inquebrantable compromiso con la justicia, la compasión y el amor. Esos valores —que constituyen el centro mismo de la misión de ADRA —continúan guiando a esta organización hasta hoy.
Al meditar en su vida y su labor, Ralph Watts nos hace recordar las palabras de Jesús: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”. Para Ralph Watts, esto es lo que constituye una vida bien vivida —sirviendo a otros con amor, justicia y compasión, impulsados por la fe en la orientación divina.
Al continuar prestando sus servicios en sus años de jubilación, el presidente Watts continúa dedicado a apoyar la misión de ADRA, orando por su futuro y asegurándose de que la labor de la organización continúe teniendo efecto en la vida de muchas personas hasta el mismo fin del tiempo.
La versión original de esta noticia la publicó la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA)en su sitio web.
Traducción – Gloria A. Castrejón