Los adventistas a veces se encuentran en alianzas extrañas cuando se trata de cuestiones de libertad religiosa.
27 de agosto de 2025 | Silver Spring, Maryland, Estados Unidos | Shawn Boonstra, Adventist Review
En los últimos meses ha habido un impulso considerable en algunos estados de los Estados Unidos para exigir una exhibición de los Diez Mandamientos en los salones de clase de las escuelas públicas. Sin embargo, la semana pasada, un juez en Texas detuvo temporalmente la implementación en varios distritos escolares, dictaminando que viola el principio de neutralidad religiosa.
Los críticos de la ley han insistido en que la ley es una violación de la Cláusula de Establecimiento en la Carta de Derechos de los Estados Unidos, que establece que “el Congreso no promulgará ninguna ley con respecto al establecimiento de una religión o que prohíba el libre ejercicio de esta”. [1]
Es, por supuesto, un tema de interés para los adventistas del séptimo día, que a veces se encuentran en extrañas alianzas cuando se trata de cuestiones de libertad religiosa. Por un lado, los adventistas son firmes creyentes en la naturaleza vinculante de los Diez Mandamientos; pero, por otro lado, no pueden estar de acuerdo con muchos otros cristianos que aparentemente desean ver el cristianismo entretejido en la urdimbre misma del gobierno. Desde la perspectiva de Apocalipsis 13 y otros pasajes de las Escrituras, los adventistas recuerdan que la mezcla de Iglesia y Estado que dominó la Europa medieval condujo a graves violaciones de la libertad religiosa y crímenes impensables contra los llamados herejes, y su comprensión de la profecía bíblica subraya la importancia de la república estadounidense, al menos en sus inicios, como un lugar diseñado para proteger la libertad de conciencia.
Una vez fue un cordero; pero ya podemos escuchar los susurros del dragón, que fue la fuerza impulsora entre la abominable alianza Iglesia-Estado del pasado.[2] No dude de que el diablo tomará algo bueno (la ley moral de Dios) y lo reformulará como algo horrible (la religión impulsada por el Estado).
Es una situación que empuja a los adventistas a la incómoda posición de tener que resistirse públicamente a algo que aman en privado. Para el mira de afuera, a veces puede parecer que en realidad no valoramos los Diez Mandamientos, cuando en realidad los valoramos profundamente. Nos encontramos de acuerdo con algunos grupos de interés decididamente irreligiosos (algunos abiertamente hostiles a la fe) mientras impugnamos las ambiciones políticas de algunos compañeros cristianos que parecen decididos a repetir los errores del pasado. Podemos parecer que estamos en contra de algo que apreciamos, y eventualmente incluso seremos considerados antisociales por mantener nuestra posición.
Después de predicar la importancia de la ley moral de Dios durante generaciones, nos encontramos en la posición aparentemente incómoda de decirles a otros cristianos: “No, allí no”.
No es difícil entender por qué otros cristianos piensan que una exhibición de los Diez Mandamientos en el aula es positiva para la sociedad. La segunda tabla, después de todo, ofrece un correctivo para la crisis moral libertina en Occidente: condena el robo, la codicia, el asesinato y el adulterio, al tiempo que refuerza la importancia de la familia. La primera tabla, sin embargo, resulta ser mucho más polémica para los no cristianos, e incluso para las personas que niegan la santidad del séptimo día, el sábado.
Incluso si fuera cierto que el acto de publicar reglas en un muro puede cambiar los corazones, ¿qué versión de esas reglas debería elegir un maestro de escuela pública? ¿Debería ser la interpretación que se encuentra en las versiones protestantes de la Biblia? ¿Es eso aceptable para los cristianos ortodoxos y los católicos? ¿Lo aprobarían los judíos o los musulmanes?[3] ¿Y qué pasa con la numeración? Los cristianos tampoco están de acuerdo en eso: hay una división decidida entre protestantes y católicos en ese frente. ¿Qué tipo de cristianismo tenemos que elegir?
El tema se vuelve aún más complicado cuando nos movemos más allá de las fronteras del cristianismo global hacia otros grupos religiosos importantes. ¿Qué tan cómodos se sentirían los padres cristianos con pasajes de textos sagrados no cristianos que se promuevan en el aula? Y si abrimos la puerta a las exhibiciones religiosas respaldadas por el gobierno, ¿estaríamos dispuestos a incluir una estatua de Baphomet, un símbolo oculto distintivo (¡y oscuro!), como fue propuesto por el Templo Satánico como contramedida a una exhibición de los Diez Mandamientos en Oklahoma?[4]
Por supuesto, con el tiempo habrá quienes insistirán que los Diez Mandamientos promueven la observancia del domingo, y una oleada de clamor contra el desorden moral generará un deseo por ello. Y aquí en Estados Unidos, el punto de partida profético para el tema, puede que ya haya una bomba silenciosa en la propia Constitución. El artículo I, sección 7, explica que “si el presidente no devuelve un proyecto de ley dentro de los diez días (excepto los domingos) después de que se le haya presentado, el mismo será una ley”.
El domingo, en otras palabras, ya se considera un día excepcional no hábil por la ley suprema del país. En la práctica actual, muchos estadounidenses ignoran en gran medida el domingo, pero proféticamente, sabemos que volverá. Y hay evidencia constitucional que sugiere que los Fundadores lo apoyaban.
“Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”, dijo el filósofo estadounidense George Santayana. Es importante recordar que las medidas coercitivas nunca han llevado a un éxito genuino de evangelización en el cristianismo. Es posible que hayan obligado a algunos a adoptar la fe externamente para salvar sus trabajos, sus hogares o incluso sus vidas, pero las Escrituras no prescriben tales medidas.
Por el contrario, la Biblia revela un lugar mucho mejor para exhibir los Diez Mandamientos:
“Éste es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré” (Heb. 10:16).[5]
Las Escrituras parecen pensar que mejor vivirla que legislarla.
Frase destacada: Es una situación que empuja a los adventistas a la incómoda posición de tener que resistirse públicamente a algo que aman en privado.
[1] The United States Bill of Rights, Amendment I.
[2] Véase Apocalipsis 13:2.
[3] Aunque el Corán no enumera los Diez Mandamientos, hace referencia a ellos. (7:142-145).
[4] https://www.npr.org/2018/08/17/639726472/satanic-temple-protests-ten-commandments-monument-with-goat-headed-statue
[5] La cita bíblica pertenece a la versión Reina-Valera 95® © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usada con autorización.
Traducción de Marcos Paseggi