4 de noviembre de 2025 | Loma Linda, California, Estados Unidos | Por Elena Aguirre – 31 de octubre de 2025

Esta época del año podría estar llena de golosinas y postres; pero la cardióloga Megan Pelter, del Instituto Internacional del Corazón, de la Universidad Loma Linda, advierte que una demasiada cantidad de azúcar puede tener un efecto verdaderamente aterrador en tu corazón.
La cardióloga Pelter explica que el organismo no está diseñado para manejar grandes cantidades de azúcar añadida, especialmente bebidas azucaradas y bocadillos procesados.

“El cuerpo trata de absorber glucosa y fructuosa tan rápido como es posible; pero eso puede sobrecargar las vías metabólicas normales”, dijo. “El exceso se almacena en forma de grasa, particularmente grasa visceral en torno al abdomen. Eleva también el nivel de triglicéridos y disminuye el nivel del buen colesterol, lo cual aumenta el riesgo de enfermedades del corazón”.

Esa subida precipitada del azúcar no termina ahí. Puede también elevar la presión sanguínea y dar lugar al síndrome metabólico, una peligrosa mezcla de alta presión sanguínea, obesidad y diabetes, que acelera la formación de placa en las arterias.

“Cuando el azúcar en sangre se mantiene alto, apresura la arteriosclerosis —el endurecimiento y estrechez de las arterias, lo cual puede llevar a ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares”, afirmó la cardióloga. “Una dieta alta en azúcar no solamente aumenta tu riesgo de diabetes; puede literalmente dañar los vasos sanguíneos que alimentan tu corazón”.

¿Qué cantidad de azúcar es demasiada azúcar?

De octubre a enero, es muy fácil que el azúcar se escabulla dentro de casi cualquier celebración. La American Heart Association (Asociación americana del corazón) recomienda limitar el azúcar añadida a no más de 5 a 9 cucharaditas por día, en la persona adulta; pero la mayoría de la gente excede esa cantidad sin siquiera darse cuenta.

“En vez de contar cucharaditas, les digo a mis pacientes que no añadan azúcar a su dieta”, dijo la cardióloga Pelter. “Evita en lo posible bebidas azucaradas y alimentos procesados. Si te apetece en demasía algo dulce, toma algo pequeño al día o un postre a la semana”.

El azúcar no se encuentra solamente en dulces y postres; los cereales de desayuno, el yogur de sabores, panes y condimentos, contienen frecuentemente cantidades sorprendentes.

“Las salsas envasadas Ketchup y barbacoa pueden contener gran cantidad de azúcar”, afirma la cardióloga. Aun alimentos tales como pan blanco y bocadillos procesados la esconden dentro”.

Una mejor manera de darse un gusto

La cardióloga Pelter recomienda seguir la dieta mediterránea, la cual enfatiza el consumo de proteínas tales como pescado o legumbres, frutas y vegetales frescos, granos integrales y cocinar con aceite de oliva en vez de mantequilla.

Aconseja también encontrar sencillos intercambios que satisfacen sin causar una gran elevación súbita del azúcar. “El chocolate oscuro, en moderación, es mejor que el chocolate de leche”, dijo. Bocadillos a base de frutas o pequeñas porciones de nueces, pueden ayudar a frenar los antojos a la vez que proveen proteínas. Aun hasta tu elección de bebidas es importante; pasa por alto los jugos y las sodas y en vez de ello, intenta beber agua, té sin endulzar o agua con infusión de frutas”.

Sugerencias para un corazón saludable

  • Muévete más: Trata de hacer de a 30 a 45 minutos de ejercicio durante tres o cinco días a la semana.
  • Aliméntate en forma inteligente: Minimiza el consumo de alimentos procesados y azúcares añadidos.
  • Reduce el estrés: El ejercicio, la meditación y el tiempo de inactividad pueden disminuir la presión sanguínea.
  • Duerme bien: Es importante el sueño de calidad.

Ya sea que te estés “robando” un dulce de tu hijo o estés repartiendo golosinas, la moderación, la conciencia plena y el poner buen ejemplo, pueden llegar muy lejos.

“Ayuda mucho el que toda la familia esté involucrada”, dijo. “Los hijos imitan a sus padres. Si te observan eligiendo fruta en vez de golosinas, es más probable que hagan lo mismo. Disfruta de tus antojos; pero recuerda que tu corazón no debería tener que pagar el precio”.

Traducción – Gloria A. Castrejón