“¿Cuántos de ustedes están en Facebook, Twitter o Instagram?” preguntó el asesor legal general de la Asociación General Karnik Doukmetzian al comienzo de su presentación el pasado 26 de julio de 2023 en la Conferencia del Segmento de Desarrollo del Liderazgo (SeLD) de la División Interamericana en Miami, Florida, Estados Unidos. “Veo muchas manos”, añadió. “Cuando se registraron por primera vez en esas plataformas, había un casillero que tenían que marcar: ‘Términos y condiciones’. ¿Cuántos de ustedes leyeron todos los términos y condiciones antes de marcar el casillero? ¡Ninguno! Pero entonces, ¿cómo saben lo que [aceptaron]?”
Al dirigirse a cientos de líderes de la División Interamericana tanto en forma presencial como en línea, Doukmetzian llegó al punto que quería destacar con una diapositiva que mostraba la Declaración de Conflicto de Interés de la Iglesia Adventista. Es un documento que todo obrero de la iglesia tiene que firmar y presentar cada año. “Es una declaración que todos nos nosotros firmamos”, dijo. “No obstante, ¿qué hacemos? ¡Marcamos el casillero sin leerla ni comprender lo que estamos firmando!”
En los siguientes minutos, Doukmetzian se dedicó a explicar qué es un conflicto de interés y por qué es importante que los obreros de la iglesia lo comprendan y respeten sus provisiones.
Deberes fiduciarios
Un fiduciario es “una persona en posición de autoridad que está obligada para actuar en nombre de otra persona con buena fe”, recordó Doukmetzian a los líderes adventistas. “Su deber es actuar con lealtad, honestidad y con el mejor interés del beneficiario. Es algo que incluye evitar los conflictos de interés”.
Para asegurarse de que todos entendían de qué estaba hablando, Doukmetzian leyó de los Reglamentos eclesiástico-administrativos de la División Interamericana, donde expresa: “Un conflicto de interés implicará toda circunstancia bajo la cual un empleado o voluntario, por virtud de un interés personal financiero o de otro tipo, presente o potencial, de manera directa o indirecta, puede verse influido o parecer verse influido por cualquier motivo o deseo de ventaja personal, sea tangible o intangible, más allá del éxito o el bienestar de la denominación”.Los potenciales de conflicto no necesariamente son un problema
En la práctica, hay muchas instancias que podrían en potencia presentar un conflicto de interés, dijo Doukmetzian, pero no todas ellas son necesariamente un problema. Por ejemplo, algunos líderes adventistas son parte de la junta de una institución y, al mismo tiempo, presiden la junta del territorio eclesiástico que patrocina a esa institución.
El reglamento de la División Interamericana citado más arriba también expresa que “la membresía simultánea en más de una comisión o junta denominacional no constituye de por sí un conflicto de interés. Sin embargo, se espera que un directivo, fideicomisario o director que preste servicios en la junta de una determinada organización actúe con el mejor interés de esa organización”, enfatizó.
¿Qué decir de los conflictos de compromiso?
Doukmetzian también se refirió a los conflictos de compromiso, o a “cualquier situación que interfiera con la capacidad de un empleado de cumplir con sus deberes de manera efectiva”. Explicó que los empleados de tiempo completo son compensados con un empleo de tiempo completo. “Por ello, el empleo externo o dual o cualquier otra actividad, sea compensada o no, que de alguna manera interfiera con el desempeño de los deberes y responsabilidades de un empleado constituye un conflicto de compromiso”, leyó.
Fundamentos y pautas éticasLa Iglesia Adventista también posee una Declaración de Fundamentos Éticos, que fue votada en el Concilio Anual de la iglesia en 1999. Incluye valores denominacionales tales como una conducta moral y ética, honestidad, integridad y confianza. Esos valores influyen, en este caso, las pautas éticas de la División Interamericana que tienen que seguir los empleados, recordó Doukmetzian a los líderes de la iglesia. Incluyen, por ejemplo, la equidad, la imparcialidad y la no discriminación y el cumplimiento con las leyes de cada país.
Al mismo tiempo, los empleados poseen responsabilidades éticas que se espera que sigan. En primer lugar, leyó Doukmetzian, “el empleo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día implica un compromiso con la misión de la organización”. Y el servicio razonable de los empleados incluye responsabilidades éticas tales como vivir una vida que sea consecuencia con el mensaje y la misión de la iglesia, y respetar los bienes que posee la iglesia. También el respeto a los colegas, la eficiencia y la atención en el trabajo, y la integridad en cuestiones financieras, entre otros.
Cuando se sospecha de un conflicto de interés
Doukmetzian dijo que cuando la persona involucrada o un tercero sospecha de una situación de conflicto de interés, los líderes deberían determinar si así es, y entonces documentar cómo hicieron frente a esa situación particular. Si se sabe de antemano que se producirá una situación de conflicto de interés, esta debería ser reportada inmediatamente. Por otro lado, si no se la conoce de antemano, debería ser reportada cuando el conflicto de interés se torne aparente.
“En resumen, cuando surgen los conflictos, deberían evitar involucrarse”, dijo Doukmetzian. “Si se puede superar el conflicto, es necesario comunicarlo por escrito y entonces, de ser aprobada la situación, se podrá seguir adelante”. En ese contexto, la persona involucrada debería retirarse para no ser parte del proceso de toma de decisiones respecto de su caso. “Significa no votar, no participar del análisis, no ser parte de la discusión, y no estar presente cuando se analiza”, enfatizó.
Algunas de las preguntas que pueden ayudar a que una persona reflexione para determinar si una situación particular incluye un conflicto de interés son, por ejemplo: “¿Están mis acciones alineadas con mis valores personales y los de la organización que represento? ¿Tienen apariencia de estar bien mis acciones? ¿Estoy siendo honesto respecto de todas las facetas de la situación?” dijo Doukmetzian. “Y si sospechan de un conflicto, repórtenlo”.Algunos ejemplos
En la última parte de su presentación, Doukmetzian recordó a los líderes de algunas de las situaciones que el reglamento eclesiástico-administrativo considera un conflicto de interés. Incluyen la participación en empleo o tareas externas; aceptar u ofrecer gratificaciones, favores, beneficios, o presentes; y usar el personal, la propiedad o los equipos de la organización para otros fines que no sean las actividades y programas aprobados. También mencionó pasar una cantidad irrazonable de tiempo durante las horas de trabajo en otras tareas y usar las conexiones personales para garantizar favores a familiares y amigos. “Eviten situaciones que podría desacreditar, avergonzar o estar en conflicto con los mejores intereses de la organización”, aconsejó.
Un área potencial de conflicto de interés es el uso de medios sociales, especialmente cuando un empleado usa la cuenta de su trabajo o de la organización, explicó Doukmetzian. Aconsejó: “Si hablan de cuestiones públicas, háganlo tan solo si han sido autorizados, y eviten hablar a título personal, porque las personas no distinguirán entre sus opiniones oficiales y privadas”. Y añadió: “No usen el nombre, la influencia y los fondos de la organización para actividades externas a menos que tengan autorización”.
Doukmetzian también aconsejó cómo tratar con las relaciones con familiares y de carácter personal. “No deberían contratar o supervisar a sus familiares”, dijo, “y tienen que revelar todas las relaciones familiares o personales que podría crear un conflicto de interés”.
En resumen, Doukmetzian enfatizó que todos pueden en potencial involucrarse en una situación que sea causa de un conflicto de interés. “Un conflicto de interés no es una acusación y no implica que su juicio ha sido comprometido”, expresó. “No hay nada inherentemente malo en tener intereses en conflicto. La cuestión es qué hacemos en esos casos”.
La confianza es clave
En el centro de las cuestiones relacionadas con los conflictos de interés está la confianza, o esa “percepción de honestidad, apertura y confiabilidad”, dijo Doukmetzian. “La confianza es el lubricante de la organización. Lleva tiempo cultivarla pero puede verse debilitada o quebrantada muy fácilmente”.
Culminó mediante la reformulación de una muy conocida declaración de Elena G. White, una de las fundadoras de la Iglesia Adventista: “La mayor necesidad del mundo es la de hombres y mujeres que no se compren o vendan, que no acepten o den un soborno […], hombres y mujeres que sean responsables […] [y] que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos”.
Traducción de Marcos Paseggi