Silver Spring, Maryland, Estados Unidos [Ansel Oliver/ANN]

La noticia de que los científicos en Italia están trabajando para crear una pastilla que daría los mismos beneficios de una copa de vino tinto, pero sin alcohol, es la confirmación de que el consumo en sí del alcohol no es necesario para obtener el beneficio de los ingredientes saludables del vino, dice el Dr. Perter N. Landless, miembro de la Asociación Amerciana de Cardiología y director asociado del Ministerio de Salud de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

La Iglesia Adventista en sus 150 años de historia ha tratado en gran manera de hacer entender que el alcohol no se debería usar por motivos espirituales y de salud.  Desde la década de los 70 se ha debatido entre los beneficios del alcohol y los nutrientes presentes por naturaleza en el jugo de uva.  La revista inglesa «New Scientist» (El Científico Moderno) informa que la investigación de la pastilla continúa, pese a que no se ha dado a conocer aún la fecha de lanzamiento de dicho producto.

«Debemos ser honestos», dice Landless.  «No podemos negar que hay algunos escasos beneficios del alcohol».  Enfatizó, sin embargo, que mientras que el alcohol podría tener algunos efectos positivos en las arterias, tiene más «efectos detrimentes» en otros sistemas corporales, incluyendo daños en el hígado y el cerebro.  Similares efectos positivos en las arterias pueden lograrse por los «flavinoids», nutrientes presentes en muchos alimentos, incluyendo el jugo de uva, donde se encuetra el «proanthocyanidin».

«El uso del alcohol trae consigo la consecuencia catastrófica de la adicción, sin mencionar los accidentes y la violencia asociados con éste», agrega Landless.

«No le recomendamos al público que ingiera para prevenir enfermedades del corazón», dice el Dr. Claude Lenfant, director Nacional del Instituto Norteamericano del Corazón, el Riñón y la Sangre.  «Hay formas comprobadas que no se asocian con los riesgos del consumo de alcohol», agregó.  Éstas incluyen bajar el colesterol y la presión sanguínea, mantener controlado el peso, realizar actividades físicas y dejar de fumar.

Se han descubierto cultivos de células aisladas del revestimiento de las arterias que responden positivamente al alcohol, sin importar la fuente.  El alcohol eleva el colesterol bueno en la sangre (HDL) y baja los niveles de fibrinógeno en el plasma.  Landless hace énfasis en los beneficios positivos en individuos expuestos a polifenoles que se encuentran por naturaleza en el jugo de uva sin fermentar.  Los polifenoles bajan el colesterol malo (LDL), totalizan las plaquetas (la coagulación) y abren las arterias.  También son poderosos antioxidantes.

«Pero eso es sólo para las arterias», dice Landless.  «El estudio fue hecho en un plato Petri–vivimos en el mundo real.  El alcohol afecta negativamente a otros sistemas tanto fuera como dentro de nuestros organismos.»

El alcohol, una toxina en potencia, reduce el juicio «con cada trago», dice Landless.  «También hay evidencia de que una copa de vino al día, en grupos de mujeres de ciertas edades, aumenta el riesgo de cáncer de mama.»

La Iglesia Adventista patrocina la Comisión Internacional para la Prevención del Alcoholismo y Dependencia de las Drogas en la cual Landless se desempeña como director ejecutivo.  La comisión lleva a cabo seminarios y emite publicaciones enfocadas a combatir la diseminación de adicciones.

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