15 de octubre de 2004 Silver Spring, Maryland, Estados Unidos …. [Jonathan Gallagher/ANN]
El destacado escritor y orador Tony Campolo criticó y desafió a su audiencia el pasado 14 de octubre con motivo de la apertura de la Primera Conferencia Internacional de los Adventistas en la Comunidad. Con un comentario basado en pasajes de la Biblia, Campolo habló con convicción respecto de la necesidad crucial de que los cristianos tengan una gran participación en la sociedad. De manera a veces controversial y otras veces pastoral, Campolo exhortó a desarrollar acciones prácticas en la comunidad.
A partir del tema bíblico del jubileo, un tiempo de restauración, Campolo habló con elocuencia de la desesperada necesidad de cancelar la deuda del tercer mundo. “Es tiempo de que seamos un pueblo del jubileo y cancelemos esta deuda”, dijo.
“Los adventistas del séptimo día deben llegar a ser parte de esta campaña. ¿Cómo podemos predicar las buenas nuevas a los pobres si continuamos oprimiéndolos con estas deudas? Campolo señaló que en Ecuador, de cada dólar de impuestos recaudados 67 centavos son destinados a pagar los intereses de su deuda externa, mientras que en el continente africano esta cifra alcanza los 40 centavos por dólar recaudado. No se puede amar a Dios sin amar a los pobres”, continuó, y añadió que “si uno rechaza a los pobres, rechaza a Jesús”.
Al ilustrar la necesidad de ayudar a los encarcelados con un relato práctico de un abogado graduado de Harvard que trabaja con los condenados a la pena capital, Campolo preguntó: “¿Cómo es posible que un cristiano crea en la pena de muerte? Jesús dijo: ‘Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia’. Si uno dice ‘ojo por ojo’, Jesús dice que esa es la ley antigua, y da un nuevo mandamiento: ama a tus enemigos, haz bien a los que te aborrecen, vence con el bien el mal”. Campolo se preguntó que pasaría “si perdemos nuestra capacidad de ser misericordiosos”, en especial en lo referido a la pena capital donde “hay una forma de justicia para una clase de gente, y otra para otra clase de gente”, en alusión a la inequidad que se da entre los ejecutados.
Campolo se refirió a otra área sensible al condenar el apoyo a la industria del tabaco. “La Iglesia Adventista ha hecho un buen trabajo al ayudar a la gente a dejar de fumar”, comentó. “Más de 400.000 estadounidenses mueren cada año por el cigarrillo, y en el mundo, mueren cada año dos millones de personas por los cigarrillos producidos en los Estados Unidos”. Campolo criticó a los políticos que aceptaron dinero de la industria tabacalera para financiar sus campañas.
Al referirse al aborto y la homosexualidad, Campolo destacó que si bien son importantes, Jesús no tuvo estos temas entre sus prioridades. En lugar de eso, Jesús condenó a los que condenaban a otros”, como en el caso de la mujer sorprendida en adulterio. Es en la manera en como tratamos a los demás, declaró Campolo, que, en las palabras de Jesús, “por cuanto lo hacéis a uno de mis hermanos más pequeño, a mí lo hacéis”.
“Me preocupan los adventistas del séptimo día; se están volviendo ricos”, observó Campolo, añadiendo que no era suficiente decir que uno pagaba el diezmo. “Uno no canta ‘Salvador, a ti rindo un décimo…’, y agregó que “la iglesia está escandalizada por la forma en que se gasta el dinero”.
Campolo concluyó preguntando qué preferían los presentes: epitafios en sus tumbas o testimonios vivientes. Porque el desafío real de la iglesia, como destacó Campolo en las palabras de G. K. Chesterton, no es que el ideal cristiano no haya sido probado y hallado en falta; sino que “ha sido hallado difícil y por lo tanto no ha sido probado”.
Campolo es profesor emérito de sociología en la Eastern University, Pennsylvania. Es también fundador de la Asociación Evangélica para la Promoción de la Educación y autor de 32 libros.
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