Silver Spring, Maryland, Estados Unidos…. [Mark A. Kellner/ANN]
Michael Browning, un pastor adventista, y Anne, su esposa, han hecho algunos cambios en su vida recientemente. Se han mudado desde una isla que tiene aproximadamente 26.300 millas cuadradas (63.118 kilómetros cuadrados), hasta una que tiene dos millas cuadradas (5,1 kilómetros cuadrados). En lugar de ministrar tres congregaciones con 130 personas, su nueva comunidad tiene 45 residentes permanentes y 15 “expatriados” que se rotan entrando y saliendo en ciclos de tres meses.
Hay otra diferencia: en contraste con su antiguo hogar en Tasmania, una grande isla de la costa sur de Australia, su nueva comunidad «se desconecta» para el día de reposo. Todos, sean adventistas o no, deja a un lado sus herramientas para el único día de descanso que conoce esta pequeña e industriosa comunidad.
Esta es la Isla de Pitcairn, donde los residentes de esta colonia británica del Pacífico Sur, la cual fue una vez un asentamiento del adventismo –todavía tiene un “alto concepto” de la iglesia. La pareja ministerial recientemente se mudó a un lugar que tiene fama de hospedar sobrevivientes de lo que se conoce como “Mutiny on the Bounty”, para durar ahí, según lo que se espera, un período de uno a dos años.
Mientras una “gran proporción” de los residentes de Pitcairn no asisten a los servicios religiosos semanales, los expatriados, entre los cuales están policías, un médico y un trabajador social, entre otros, frecuentan los servicios en la iglesia.
“Nosotros somos pastores para la comunidad”, dijo Browning, quien estaba en los Estados Unidos en un viaje de estudios, durante una entrevista para ANN. “Esto es un ministerio totalmente diferente” al de un distrito de tres congregaciones en Tasmania, donde –según él mismo declaró—“Me la pasaba manejando auto todo el tiempo”.
Los residentes de Pitcairn “son personas maravillosas”, agregó Anne Browning. “Ellos son sobrevivientes. Ellos son personas grandiosas, y hemos aprendido a amarles”.
Aunque el mensaje adventista del séptimo día alcanzó la isla en la última parte de la década de 1800, en los años recientes se ha visto un abandono bien documentado de las prácticas religiosas por parte de algunas personas en la isla. Si bien la televisión no es una distracción, Internet conecta a la gente en lugares remotos, y el incremento del uso de correos electrónicos ha conducido a un descenso en la venta de estampillas postales a los amantes de la filatelia –lo cual fue una vez la principal fuente de ingresos de la isla. En la actualidad, los habitantes de Pitcairn venden pequeñas esculturas y obras de arte a los barcos turistas, y están desarrollando el negocio de la exportación de miel y banana seca.
El papel fundamental de la iglesia en la vida espiritual de la comunidad –La Iglesia Adventista del Séptimo Día es la única casa de adoración ahí—es de gran importancia para Browning, quien dijo que está “pidiéndole a la gente que ore por un reavivamiento de la espiritualidad en la isla”.
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