San Luis, Missouri, Estados Unidos, 30 de Junio de 2005… [Mark A. Kellner/Ray Dabrowski/ANN]
Un auditorio de delegados comenzó el congreso número 58 de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en la tarde del 30 de Junio, orando por la conducción de Dios, recordando a los colegas caídos, así como reconociendo y trayendo a la memoria el establecimiento o la reorganización de la gran cantidad de unidades organizacionales de la iglesia a nivel internacional, incluyendo tres regiones en una comunidad de fe que ha demostrado un rápido crecimiento en África.
Junto con los comentarios de apertura por parte del pastor Lowel Cooper, uno de los vicepresidentes generales de la iglesia mundial, y el pastor Matthew Bediako, secretario ejecutivo de la iglesia, los asuntos iniciales incluyeron el reconocimiento formal y la votación en relación con muchos asuntos que tienen que ver con la organización de la iglesia adventista mundial. Cooper comentó acerca de la naturaleza global de los delegados representados ahí, y Bediako dijo que todos los requerimientos formales para desarrollar la reunión habían sido cumplidos.
En comentarios devocionales al principio de la reunión, el Dr. Jo Ann Davidson, profesor asistente de teología sistemática en la Universidad Andrews, enfatizó la centralidad de la cruz en la doctrina adventista. “¿Qué mejor momento que esta convocación mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, para volver nuestra mirada hacia el Cordero de Dios, quien quita nuestro pecado?”, dijo Davidson. “La cruz era el más feo, el más horrible instrumento de tortura que hasta el momento se había inventado. Pero esto no fue lo que lo mató. Nuestros pecados lo mataron. Y Cristo estuvo dispuesto a cargar con nuestro castigo, para ganar la Gran Batalla con Satanás, por usted y por mí. Y por causa de eso, la cruz ha sido transformada en el glorioso memorial del amor de Dios. Y ahora, nosotros ‘nos gloriamos’ en aquella vieja y rústica cruz”.
Un momento de reflexión bastante profunda fue cuando a los delegados se les pidió que recordasen a aquellos que fueron asesinados mientras estaban al servicio de la iglesia en los últimos cinco años. Se ofrecieron oraciones por las familias de los asesinados. Entre los mencionados estuvo el pastor Ruimar Duarte DePaiva, su esposa, Margareth Ottoni DePaiva y su hijo Larisson Ottoni DePaiva, quienes fueron asesinados el 23 de diciembre de 2003 en la isla de Palau, en el Pacífico.
Temprano ese año, el 20 de mayo de 2003, el pastor y misionero adventista Lance Gersbach fue asesinado en un ataque realizado en Malaita, en las Islas Salomón. Kaare Lund, director nacional de ADRA Noruega, y dos colegas (Emmanuel Sharpulo, director nacional de ADRA Liberia, y Musa Kita, conductor jefe de ADRA Liberia) fueron atacados y asesinados cerca de Toe Town, Liberia, en Febrero de 2003.
Reconociendo que el trabajo misionero puede ser peligroso, miembros laicos y pastores adventistas continúan yendo, como la Biblia dice, “a todo el mundo”, buscando compartir el amor de Dios y el mensaje de esperanza.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día es una comunidad de 14.3 millones de miembros en más de 200 países alrededor del mundo.
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