February 6, 2007 Silver Spring, Maryland, Estados Unidos …. [Taashi Rowe/ANN]En un circuito de solo tres manzanas queda claro de qué se trata el adventismo. Y no son sólo edificios los que conforman la Villa Histórica Adventista de Battle Creek, Michigan, Estados Unidos. Al caminar por el pueblo, los visitantes reciben una lección viviente de historia, una que da una impresión muy clara de la increíble pasión y amor por el mensaje de Dios en los comienzos de la que ahora es la Iglesia Adventista del Séptimo Día, una iglesia con 15 millones de miembros. En mayo pasado se cumplieron 25 años de la organización que sustenta a la villa, el Adventist Heritage Ministry (AHM). El AHM fue organizado por miembros laicos que querían preservar la historia adventista, «no sólo para preservar edificios antiguos, sino porque los edificios se convertirían en vehículos para contar los orígenes de la iglesia», dice James Nix, miembro fundador y colaborador en la preservación de la memoria de Elena G. de White y su esposo Jaime, pioneros claves del movimiento adventista. Nix relata que el AHM se inspiró en las acciones de un hombre: Garth H. Stoltz. Cuando Stoltz, oriundo de Battle Creek, vio que iban a demoler la casa del padre de Jaime White, vio la oportunidad de salvar una parte de la historia adventista. No tenía los 1.000 dólares para adquirir la propiedad, de manera que llamó a Nix y consiguieron los fondos necesarios. En mayo de 1980 nació el AHM, y en 2000, las tres manzanas al oeste del centro de Battle Creek llegaron a ser un recordatorio de la fe poderosa que dio origen a la Iglesia Adventista. Cada edificio detalla una creencia fundamental adventista. En el paseo se incluye el hogar de Jaime y Elena White donde ésta escribió la primera edición de «El Gran Conflicto» luego de una visión que recibió en 1858. Asimismo hay una exhibición de William J. Hardy, el primer adventista afroamericano, la escuela de un solo salón de clases, la Sala de Reuniones que enfatiza la organización de la iglesia, y la Iglesia de Parkville. En estos edificios, los visitantes pueden aprender acerca de la organización de la iglesia, de su sólida creencia en la educación cristiana, su creencia en las profecías y el sábado, entre otras cosas. En los seis años desde que se inauguró, unas 10.000 personas visitaron la villa cada año, un tercio de los cuales no pertenece a la Iglesia Adventista. «No es sólo para adventistas», dice Alice Voorheis, ex presidenta del AHM. «Es una experiencia de evangelización en tres manzanas. Cada edificio enseña una verdad bíblica diferente». «Entusiasma ver cómo se iluminan los ojos de las personas cuando ven que tenemos raíces y pueden ser testigos de la forma en que Dios construyó esta iglesia». Tom Neslund, quien preside actualmente el AHM, dice que la visita es especialmente significativa para los que vienen de otros países. Hay gente que llora al visitar el hogar de los White. Les pregunto por qué lloran, y dicen que gracias a un libro de la Sra. White hoy están en la Iglesia. Es asombrosa la gratitud que siente la gente cuando ve el lugar. A pesar de los diversos grupos que vienen al lugar, Neslund se lamenta de que como el proyecto se sostiene básicamente con donaciones a veces se hace difícil mantenerlo viable. En 2004 los líderes de la iglesia en Norteamérica llevaron a cabo su encuentro de fin de año en Battle Creek. Allí, varias uniones y asociaciones hicieron y cumplieron compromisos financieros para mantener el lugar. El AHM piensa añadir un centro para visitantes en el futuro, en caso de que se consigan los fondos necesarios. «Es un lugar que debe ser experimentado», dice Neslund. «No es un parque de diversiones sino la posibilidad única de participar en la vida de los pioneros. Los movía una pasión que hoy es difícil de hallar en la iglesia. No tenían grandes presupuestos, pero sabían que el Señor abriría las puertas y avanzaban sin dudar». Algunos podrían preguntarse por qué la iglesia querría gastar tanto tiempo en su historia. Pero para Neslund, su importancia está clara: «Los que pierden sus raíces divagan sin saber en realidad adónde se dirigen. Creo que todos necesitamos saber de dónde vinimos». Gerald Karst, uno de los vicepresidentes de la Iglesia Adventista mundial, explica: «A medida que la iglesia crece se hace difícil que los miembros entiendan que provenimos de un movimiento profético. Un lugar como la Villa Histórica Adventista le da a uno el sentido real de nuestra historia como iglesia». Neslund concuerda, y explica que la mayoría de los feligreses ve a la Iglesia Adventista como simplemente otra iglesia de la comunidad. «Es problemático cuando comenzamos a mirarnos a nosotros mismos de esa forma y olvidamos el papel profético». Voorheis dice: «Creo que la Villa es un ministerio que puede colaborar con el crecimiento de la iglesia». Y añade: «Los voluntarios que coordinan las visitas están compartiendo su fe y contándoles a los visitantes acerca de nuestra iglesia». La Villa está abierta de abril a octubre todos los días. Si desea más información o colaborar como voluntario visite el sitio http://www.adventistheritage.org/index.php.Todos los derechos reservados (c) 2007 Adventist News Network.