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15 de junio de 2007, Georgetown, Grand Cayman, Islas Caymán…[Ansel Oliver/ANN]

Jeffrey K. Thompson trabajaba como periodista camarógrafo en las Bahamas en 1975, cuando decidió unirse a la Iglesia Adventista del Séptimo Día y, una ceremonia de premiación para un oficial del gobierno en Nassau que él cubría fue, de hecho, la primera noche de una campaña de evangelización adventista.

Ahora, en su último mes de un período de 17 años como presidente de la iglesia en las Islas Caymán, Thompson dijo que todavía piensa de sí mismo como un periodista; y ahora, como historiador habiendo escrito hace poco el libro «Legacy of the pioneers — the history of the Seventh-Day Adventist Church in the Cayman islands» (legado de los pioneros — la historia de la iglesia adventista del séptimo día en las Islas Caymán) el cual saldrá al público el 21 de este mes -junio- en Georgetown.

El libro de 220 páginas documenta el inicio y crecimiento del movimiento religioso adventista en el pequeño país del Caribe. El máximo oficial del país, el gobernador Stuart Jack, escribió uno de los dos prólogos del libro.

«Nosotros los adventistas somos una de las denominaciones más grandes de las Islas Caymán y tenemos una buena relación de trabajo con el gobierno», dijo Thompson. De una población del país de 45,000 hay cerca de 3,300 personas miembros de la iglesia Adventista.

«Si la gente puede reconocer de dónde vienen, ciertamente, podrán tener una mejor apreciación de dónde están y las posibilidades de hacia donde se dirigen», expresó Thompson refiriéndose a la historia de la iglesia iniciada en 1894. El capitán marítimo caymaniense, Gilbert McLaughlin, se unió por primera vez a la iglesia en Honduras y trajo enseñanzas a su regreso a Gran Caymán, una de las tres islas del país. Más tarde McLaughlin regaló terrenos a la iglesia.

Al llegar a ser presidente de la iglesia en 1990, Thompson dijo que el blanco de la iglesia era autosuficiencia. En 2004 la iglesia aquí obtuvo la categoría de «asociación», convirtiéndola financieramente autosuficiente y, por lo tanto, dejó de ser considerada como «misión».

Desde entonces Thompson atribuye el significativo crecimiento en feligresía al trabajo de los laicos evangelistas. En tres años se han establecido seis iglesias adventistas para un total de 15.

«Cuando, como adventistas, involucramos a los laicos en evangelismo, el crecimiento es fenomenal», dijo Thompson. «Tenemos que hacer todo cuanto podamos para investirlos de autoridad».

Los adventistas han sostenido por largo tiempo, aquí, un vigoroso desarrollo y una presencia de alivio: la mención del governador Jack de la ayuda de la iglesia durante la temporada de huracanes que castiga las islas casi siempre.

«Fue una tremenda oportunidad para nosotros evidenciar el amor con acción», dijo Thompson de los seminarios que la iglesia ofreció sobre manejo del estrés y los conciertos cristianos que se proveyeron a residentes que dejaron sus hogares para refugiarse en refugios temporarios.

La nación es conocida como un centro bancario, un lugar de destino para buceadores, turistas y por una pequeña ciudad llamada «Hell» (Infierno) – donde, mayormente, lo que hay es una oficina de correos y tiendas con vista a una formación de piedra caliza negra.

«Tenemos alrededor de 2 millones de visitantes aquí cada año; diría que todos estos visitantes, si no van a ningún otro lugar, van directamente al «Infierno», dijo Thompson (con humor, refiriéndose al pueblo «Hell»).

Thompson dijo que la tesorería de la iglesia recibió un donativo, hace poco, para el fondo de construcción allá.

«Tenemos la esperanza de algún día, literalmente, construir una iglesia en Hell».

Derechos reservados (R) 2007 por Red Adventista de Noticias (ANN)

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